Las primersa sociedades neolíticas del extremo nordeste de la Península Ibérica
Angel Bosch Lloret
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ARCHIVO D.E PR.EHISTORIA LEVANTINA
Vol. XXI (Valeocia, 19941
Ángel BOSCH LWRBT*
LAS PRIMERAS SOCIEDADES NEOLÍTICAS
DEL EXTREMO NORDESTE DE LA PENÍNSULA ffiÉRICA**
El territorio analizado corresponde administrativamente a la Regió de Girona, según la división politica del Principat de Catalunya del afio l936~ o Regió 11 según el actual proyecto de división territorial de la Generalitat de Catalunya, formada por las comarcas del Girones, Alt y Baix
Emparda, Pla de l'Estany, La Garrotxa y La Selva. Es una zona de unos 4.000 kilómetros cuadrados, comprendidos entre los 42° 27' 30" de latitud norte; y 2° 45' y 3° 05' 40" de longitud este.
Todo el territorio se estructura en torno al llano tectónico del 'Emparda, en el que afloran mat~
riales de época Mesozoica, pero que mayoritariamente está cubierto por materiales neógenos y cuaternarios aportados por los cursos fluviales de La Muga, Fluvia, Ter y Daró.
Al norte, el Uano está limitado por el extremo más oriental de los Pit"ineos, que corresponde
a una serie de alineamientos formados por esquistos y macizos gneísticos que derivan de rocas plutónicas de composición general!:nente granodiorítica.
Por el oeste, el territorio está cerrado de norte a sur poJ el Pre-pirineo oriental y el Sistema Transversal. El primero está constituido por el macizo de la Alta Garrotxa, formación alpina de natura1ez,a
calcárea, muy afectada por procesos de j{arstificación. El Sistema 'fransversaJ es una serie de alineamientos orográficos tabulares, que configuran UAa serie de horsts y fosas tectónicas, con materiales
litológicos de· naturaleza calcárea. La zona norte ha estado afectada por vulcanismo durante el cuaternario, que modifica el relieve y aporta materiales no carbonatados en un área calcinaJ.
En el sur, nos encontramos con los macizos de Les Gavarres (Sierra Litoral) y les Guilleries
(Sierra Pre-litoral), con una depresión tectónica que los une, y que sirve de eje de comunicaciones
(depresión Pre-litoral). Están formados por materiales paleozoicos, predominando los granitos, dioritas y esquistos.
Se trata de un territorio que conoce una considerable actividad arqueológica desde finales del
siglo pasado, sin que se hubieran conseguido importantes aportacione!l al conocimiento de las primeras sociedades neolíticas, a diferencia de lo que sucede con otras zonas del Mediterráneo occidentaL Este vacio en el registro, gue eJ) algunas ocasiones ha sido interpretado como una neolitización
• Cl. Santa Eugenia, 27, 4°, 2•. Girona 17()()-5.
•• Articulo realizado como sintesi$ parcial-de la tesis doctoral «Neolllic antic al N.E. de Catalunya». Universidad
Autónoma de Barcelona, l992.
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A. 'BOSCH LLORET
.•
Fig. J•• Situación de 1011 yacimientos del Neolitk:o antiguo del extrem011 nordeste de la Península Ibérica: 1:
1'ur6 de les Corta (L'Escala, Alt Emporda); 2: La Bassa (,Fonteta, Babt Emponü); 3: Cova de la
Sardineta (Calonge, Babt Emponü); 4: Cova de Ja Barraca de N'Oner (Calonge. Babt Emponta); 5:
Cova de I'Avdlana (Calonge, Baix Emponll); 6: Coves de Can Roca de Malvet (Sta. Cristina d'Aro,
Balx Empord~); 7: La Draga (Banyoles, Pla de I'Estany); 8: Cova de l'Arbreda (Serinyl, Pla de
I'Estany); 9: Cova de Mollet ID (Serinyl, Pla de I'Estany); 10: Cova d'En Pau (Seriny~, Pla de
l'Estany); 11: Cova del Redau-Viver (Seriuyl, Pla de I'Estany); 12: Cova deis Encaotats (SeriQyl, Pta
de I'Estany); 13: Cova de Mariver (&pooeDi, Pla de I'Estany); 14: Cova de les Encaotades (SeriQyl,
Pla de I'Estany); 15: Balma del Serrat del Pont (Tortelll, La Garrotxa); 16: Plansallosa (Tortd.ll, La
Garrotu); 17: Cova 120 (Sales de LUetta, La Garrotxa); lO: Cova deis Ermltons (Sales de Uierca, La
Garrotxa); 21: Cova del Sengla.r (Aibauyl, Alt Emporcü); 22: La Codella (La Pinya, La Garrotxa);
23: Cova de I'Avdlaner (Les Planes d'Hostoles, La Garrotxa); 24: Bora Tuna (St. MarU de Uémana,
Glronu); 25: Cova del Pasteral (La Cellera de Ter, La Seln); 26: Puig Mascar6 (Torroella de
Montgri, Baix Emporda); 27: La Fonollera (Torroella de Montgri, Balx Emporda); 28: Mas Pinell
(Torroella de Mont¡rf, 8a.l.x Empord&).
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PRIMERAS SOClEDADES NEOLÍTICAS DEL NORDESTE PENINSULAR
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más tardía, puede estar condicionado pO,r la falta de grandes cavidades naturales, sobre las que
se han centrado las investigaciones prehistóricas.
En las primeras excavaciones prehistóricas realizadas sobre cuevas, generalmente de pequeñas proporciones, se obtuvieron abundantes restos cerámicos, raramente decorados con cardium,
que se clasificaron en fases cronológicas amplias, tales como el Eneolitico o la Edad del Bronce.
A partir de la excavación de la Baume de Montboló (1), se inició un proceso de revisión de
las cerámicas de los yacimientos catalanes para so clasificación según el modelo cronológico utilizado en el sur de Francia. Siguiendo esta iniciativa, la primera sistematización de la zona analizada
fue obra de J. 'Thrrús (2), que reconocería restos del Neolitico antiguo sobre un total de 14 yacimientos: Puig Mascaró (Thrroella de Montgri), Thró de .les Corts (L'EsC41a), las cuevas de Els Imcantats,
L'Arbreda, Mollet III, En Pau U y El Reclau-Viver (Serinya), Mariver y Les Encantades de Martís
(Esponella), Bora 'lUna (Llora), El Pasteral (la Cellera de Ter) (2bis), S'Espasa (Oix), El Bísbe y
Els Ermitons (Sales de Llierca).
A partir de este momento se inicló una intynsa actividad arqueológica en estaciones neollticas,
con Jas excavaciones de Puig Mascaró (3), Cova d'En Pau (4), La Bassa de Fonteta (5), Cova de
l'Avellaner (les Planes d'Hostoles) (6) y Cova 120 (Sales de Llierca) (7).
'Thmbién han sido reconocidas ocupaciones del Neolítico antiguo en los abrigos graníticos de
L'Avellana, La Sardineta, La "Barraca de N'Oller (Calooge) (8) y Can Roca de Malvet (Sta. Cristina
d'Aro) (9), asf como en una estación al aire libre en La CodeHa (La Pínya) (10), y un sepulcro en
la Cova del Senglar (Albanya) (11).
{1) J. GUlLAINE et aL: La balma de Montboló et le N/ollthique de I"Occldent mhliterranéen. l.P.E.A., TóuJouse, 1974.
(2) J. TARR"ús: La cova de Mariver. Estudi tipQ/Ogic deis seus materials: Epicardlal. Montboló 1 Bronze. Mono~es
del C.E.C., núm. 2, Banyolcs, 1979. l o.: El Neolitic antic a les comarques gironincs. El Neqlftlc a Catalunya, Monlscrrat,
1980, pp. 33·57. lo.: El neolltico antiguo en eJ Nordeste de Catalunya. Colloque In~rnatlonal de Préh/stolte, Montpellier,
1981, .PP· 143·156.
(2bis) A. BoscH: La cova del Pasternl. Un jaciment neolític ·a la val! mitjana del Ter. ()uaderns del Centre d'Estudis
Comarca/s de Banyoles. Homenatge al Dr. J. M.; Curominas, vol. TI, llanyoles, 1985, pp. 29·56.
(3) B. POI'IS y J. TARRús: Prospeccions arqueologiques al jaciment del Puig Mascaró: un nou habitat del Ncolitic Antic. i del Bronze FinaJ aJ baix Emporda. Cynsela, flf, Gi{ona, 1980.
(4) J. TARROS }1 A. Bosc:H: Els nivells"postglacials qe la cova (l'en Pa1.1 (Serinya, Pla dé I'Estan,y). Cypsela, VIII, Giro·
na, 1991 , J?P· 21-47.
(5) J. TARRús, B. PoNs y J. CliiNCHILLA: La tomba neolitica de la Bassa (Fonteta, La Bisbal). Una nova evid~ncia
d'elemenl, Chassey a Catalunya. lnformació Arqueoldcica, núm. 34, Barcelona, 1982, pp. 39-66.
(6) A. "Boscll y J. TARROs: La cova sepulcral del Neolftic antic de I"Avel/aner. Cogol/s-Les Planes d'Hostóles (La GarrotXJJ). Monografics del Centre d'lnvestigacions ,Arq~eologiques de Girona, núm. 11, 1
99J.
(7) B. AGUST1, G. Al..cALDe, F. BuRJACHS et al.: .Dinamica de la utilltl.QCió de la cova 120 per l'home en els dorters
6.000 anys. ~ríe Monogrifica del C.J.A., n(Jm. 7,, Girona, 1987.
(8) A. TOLEDO y B. AGusTI: Les co'YCS de Calonge. Estudls sobre el Baix Empordd, núm. 6, St. Feliu de Guixols, 1987,
pp. 11-41.
(9) A. TOLEDO, B. AousTI y U. EstEvA; les coves de Can .Roca de Malvet (Sta. Cristina d'Aro). Estudis' sobre el Ba:ix
EmpordJl, núm. 10, Sant Feliu de Guixols, 1991, pp. 53·75.
(lO) M. Bucu, J. MATI!U, A. P ALOMO y M. S~A.: L'babitat neolitic a I'Alt.a Conca del FluviA. Vitrina, núm. 5, Olot.
1990, pp. 60-65.
(U) A. Boscll y J. TARkúS: Les cenimiques d'estil Montobol6 dios l'evoluci6 del neolitic a Catalunya. Estar de la ínvestlgació sobre el neolltic a Catalunya, Puigcerda-Andorra (1991), 1992, pp. 139·143.
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trabajos sobre,el Neolltico antiguo contim.íao sobre tres interesantísimos yaoi·
como son La Dra$a (Bartyoles) (12), PlansaUosa (Ibrtella) (13) y Balma del Semn del Pont
A~rualme.fite,¡ los
mientas~
(TortellA) (14).
Los resUltadO& de la actividad arqueológica en el último decenio hªn. enriquecido de forma co.nsi·
derable un registro argueológico que, aún manteniendo .lagunas importantes, aporta valiosos docu·
mentas al conocimiento de las primeras sQC;i(
l. CRONOWGíA
La mayor parte de estudios sobre eJ Neolítico antiguo muestran una escasa variación temporal
en lá ocqpación del espacio, los hábitos alimentarios y la cultura materiaL El elemento que mejor
permite una determinación cronológica es la cerámica, que se encuentra en la \jase de todos los
estudios cronométricos.
Bo el estado actual de los conocimientos parece más apropiado considera.r una ~volqción unili·
neal, sin que ello signifique que necesariamente todas las zonas se aruurten a los ,nuevo-s estilos
simtiltáneamente.
De lós conjuntos cerámicos de la zona estudiada y de las principales series estratigráficas.de las
zon~-s contiguas (15), se puede deducir una evolución de los estilos cerámicos en los siguientes términos;
l) los nrveles cerá;IIlicos má~ antiguos s_ caracte.rizan par la decoración cardial (5000-4200
e
BC; 57.50-5200 dat. cal.} de bueha parte de sus vasjj4s. .Esta fase, que ea alguna zona ha podido
ser objeto de stibdívisione.s considerando el porcentaje o motivos de estas decoraciones, eñ el registro actual del extremo nordeste de la Peofusula solamente está representada en su fase. finaL
Las formas cerámicas predomin.ant~s son laS cilíndri~. hemiesféricas y las. subesféricas con
y sin 'Cuello. No se conocen los fondos planos.
Las asas suelen ser muy grüesas, en fo.rma de cinta o anular, frecuentemente horizontales.
Los yacimientos en los gue se representa este periodo son: la Draga; los ábrigos travertinicos
de 1~ zona del Reelau.Yiver (cuevas de En Pau, L"Arbreda, Mollet Ill y El Recla'u-ViveJ); y probablemente algunos yacimientQS de Ja Alta Garrotxa {Plansallosa, Balma del Serra:t del Pont, Cova del
SengJar). Exceptuando la Draga, son. cortjunt!;)S que a¡>Qrtan un ntÍPlero reducido de fragmentos
decoradO$ CQn car
una fase terminal de este perlodot caso est.e último de Plansallosa.
2) La desaparición de las decoraciones cardiales deja paso a un predominio de diferentes motivos impresos (punzón, espátula,, uila...) e incisos. Estos motivos ya apa¡eceq en la fase anterior,
(12) J. TARROS et al: I.a D.raga (Banyol~). Un .Qa:t>itatJacu.stredel n(lO!I.tic antic. Estar dé la inveUig1Jció'sobre el néclí·
tic a CataJunya, Puigccrcta-Ando(ra (1991), 1992, P.P· S9-92.
'(!3) O. :.'\LCALD~, A. ~eH y ll.BuxO: L'asscnta:menf heolític a l'ai,re lliure de PJtv¡s,aUQ§a (La Ganv.t1CJ1), Cypsela.
IX, Girona,, 19.91, pp. 49-63.
·
'
·
{14) O. ALCAIJJE, M. MOLIST y A. TOLEDO: La Bauma deJ Serrat del Pont (1brtella, Gerona). .Revista deArqueologra,
'1\Úm. 1{)8, a,bril, !990, p. 51.
(15) J. GUJ}..(JNI!: l.e Néolithique Anclen c.n Languedoc et ~ ·Cátalogne: gléments et ~exions pour un essai de pério·
dlsation. 'En J . .P. DHMOULE y J. G11ILA!NB (eds'.): Le Neolirhit¡ue de la Rrance. pp, 71-82. Ed, Picard;, 19'86. J. 'B:e¡tNABEU:
La trodicíO'o cultural de las cerámicas impresas en la zona oriental de /p Pt!nft!Su4l /b'érlca·. Sexvi<áó d.e Invc:Stlgación PrehiStórica de lll Djputa!:i{m de Valencia, Ttabaj,os varios, n.• 86 1989, 158 p. A. MARtiN CóLUOA: Di.n~!)'lica del N'eqlítico
.,
Antiguo y Medio en Cataluila. Aro_gónlli{orol ,Meditendneo. Intercambios Culrur.ales duronte la Prehistoria, Záragoza,
1992, p_p. 619-333.
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P~AS sOciEDADPS NEOLtrJCAS DEL NORDESTE PENJNSULAR
.
.
S
pero es ahora cuando llegan a su ~áximo desauollo. Denominamos a ~te período como Eptcardial
(420()-3800 BC.; 5200-4600 dat. cal.}.
.
Las formas cerámicas son básicamente las mismas que en el periodo anterior. 1$ asas consiguen· un mayor desarrollo, siendo generalmente·de cinta. y frecuentemente con una depresión central, 'estando sus bordes decorados con ünpresiones de uña. En Bora Tuna aparece una primera
asa tubular, aún poco desarrollada.
·.
Mientras que en algunas zónas COmO el':País Val~nciano ó la Provenza, la decoraeión cardial
aún se mantjene,, en caq¡.lu~a 'y el ienguadot desaparece casi completamente.
los yac.imientOS ~pi~rdiales del extrei!lO nordéste de la Penlnsula se han localizado en el valle
del Llierca (Piansallosa, y:Jas cuevas S'Bspasa, Els ~rmitons y 120), La Draga, ab{jgos travertínicos
del Reclau-Viver (L'Arb~da, En Pau, El Reclau-Viver), Cava Mariver, Puig Ma8caró, Turó de les
Corts, ab.!igos granitícos' de les G~~arres (Ca-q.'Roca.de Ma!vet, La Sardineta, Li\.vellana y La Ba,uaca de N'Oller),. Cova del Pasteral, Bora ·T~_na y Cova de 1'Avellaner.
'
Se trata, sin lugar a dudas, del período mejor representado dentro de la zona analizada, y del
que podemos extraer la ~yor parte de conclusiones.
... .
.
.
3) La lenta desaparición de los motivos decorativos anteriores da lÚgar a ·yo conjunto de subgrup~ regiomiles, caracterlzados por un predominio de las cei'ámicas lisas. ' •
En el l.enguadoc este periodo aparece ocupado por facies como el Fagiense o el ProtoChaseerise. Más al sur, en el Pirineo orien'tal, tanto en la vertiente norte como la sur, ifa e8tado
identificado con el Montboló.·
En Cataluña se dan-dos fenómenos ,diferentes: al sur del rio Llobregat las cerámicas mantienen
una decoración a bast·de cordones lisos y un J)einado poco profundo de la superficie; mientras
que al norte, las ceráñlfcas son raramente peina~, y si bien mantienen algunos cordonés lisos,
se caracterizan por eJ predominio dé las -~rámicas li$as. En ambos casos, la decoración cerámica
más característica es un cordón aplicado en.Jorma de ,big: las asas. ·
··~
·
Estas facies no son equjparables al Epj~dial rr descrito por J. Guilaine en la Grot_te Gazel
(16), sino que resultan más evolucionadas. J. Mestres (17) ha utili~o la denominación de; Neolítico
.
antiguo evolucionado, o PQs~ardial• para esta fase en la zona del Penedés; deoo~n~i6n que aún
no siendo muy bien acepujda, ha sido utiliZada por A. Martln (18) ·}:!_ara eJ conjunto de Cataluña,
en la que subdi\lide los grupos regionales de~.Montboló, Molinot y·, Amposta.
.r
En el Pais Valenciano,da reciente periodización de J. Bernabeu. (l9) introduce los mismos co'noeptos que eJ Postcardial del suc de Cátaluña. en un Neolítico lC.
:~, ..
La pres~ncia de elementos de estilo Montboló en Catalufta ha sido interpretada de¡·d~ferentes
formas:
"
Como Montboló «strictu senso», J. Guilaine (20) describla un conjunto de cerámicas li~as o
muy poco decoradas, con superficies pulime~tildas1 que presentaban como elementos más destacables ~nas asas tubulares muy alargadas, y unás caiacterísticas barritas apliCádas horizontalmente,
de ~ción trapezoidal. •
!
06) Guu..AJ.NE: Op. ~fl.~nota 15.
(17) J. MEsrRl:S: Avan~ment a l'estudi del jaciment de les Gujxeres de Vilobl.
1981-82, pp. 35-54.
(18) MARI'tN COwo.o.: Op. cit. nota 15.
(19) BERNABBU: Op. cjt. nota 15.
(20) Guu.AINE: Op. cit. nota l.
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Pyrenae, n.• tN8, Barcélo.na,
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Flg. 2.- Evolud.6n de las formas cerámicas del Neolftico antiguo del estremo nordeste de la Pmí!ISilla Ibérica.
A: Cardlal; B: Epicardial; C: Epicardial final; D: Montbol6. 1 y 2: La Draga; 3: Plamallosa; 4!
S'Espasa; 5: LaBora Tuna; 6: El PuigMascar6; 7: El Pasteral; 8: EJ Redau-Vlver; 9, lO y 13:
L'Avellaner; Jl y ll: Mariver; 1.4 y 15: Les Encantades; 16: El Bisbe; 17: Ets Encantats; 18 y 19: La
Bassa.
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PRIMERAS SOCIEDADES NEOLÍTICAS DEL NORDFSTE PENINSULAR
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las asas tubulares están presentes, en realidad, desde la fase Cardia1, si bien con un desarrQ.Uo
menos acusado. Durante la fase Epicardial, su representación es ya más importante, tal como aparece en Jas fases más recientes de Plansallosa; y durante la fase propiamente Montboló, es uno de
los elementos caracterlstjcos.
Al norte de Catalufta, las cerámicas propias del estilo de Montboló aparecen frecuentemente
asociadas con otros elementos decorativos, sobre todo los cordones lisos, lo que ha sido interpretado
como alteraciones de los niveles arqueológicos con otros epicardiales, como podria ser el caso de
Puig Mascaró. Pero no se podria eJplicar ~njuntos cerrados, cÓmo el sepulcro de la Cova de
l'Avellaner (21).
Sigue habiendo, de todas formas, un conjunto importante de cuevas del norte de Cataluí\a
(El BJsbe, Les Encantades, El Senglar, Bél~ta. Montou...) que permiten aislar perfectamente esta
facies cerámica, que puede tomar significación, culturo.!, tal como propone F. Claustre (22).
A partir de los datos ofrecidos por lQS Y,acirnientos del extremo nordeste de la Penfnsul~. p.roponemos una evolución de las cerámicas de estilo Montboló en la siguiente secuencia cronológica:
a) Un Epicardiat final (4000-3800 BC; 4900-4600 dat. cal), o evolucionado, representado por
el nivel superior de Plansallosa (3920 BCJ, los niveles sepulcrales de las cuevas de L'Avellaner (3970
y 3880 BC), Mariver, y el nivel IU de la Cova 120. Se caracteriza por la perduración de las cerámicas
impresas, pero siendo los cordones lisos y, SQbre todo, las cerámicas no decoradas, las mejor repre~
sentadas. Estas últimas pueden tener la superficie pulimentada, pero sin llegar a la perfecéión del
período posterior.
Se mantienen las formas caracterlsticas de los periodos Cardial y Epicardial, como los grandes
vasos cilíndricos y los hemiesféricos, pero van haciéndose más frecuentes los vasos subesféricos
con cuello diferenciado, y aparecen las primeras formas carenadas.
Entre los elementos cerámicos característicos, son notorias las asas tubulares, aunque poco
desaroUadas, y se mantienen las asas de cinta, que frecuentemente son muy anchas, y con una
depresión cenlral.
b) Un per iodo Montboló (3800-3300 BC; 4600-4000 dat. cal.), o Postcardial de estilo Mo_n_tboló
para couelacionarlo con otros grupos regionales, que se caracteriza por la presencia de cerámicas
lisas o muy poco decoradas, con la superficie perfectamente pulimentada, tal como aparece en las
cuevas de En Pau (3670 BC), El Pasteral (3320 BC), El Bisbe, Les Encantades, Els Encantats o
El Senglar.
~s únicas deco~aciones que aparecen son algunos escasos cordones lisos y algunas incisiones,
que frecuentemente adoptan la forma de bigote ó CQtnarnente a partir de un asa. En contrap<>siojón
a esta falta de decoración, las cerámicas muestran ona superficie lustrosa, perfectamente pulimentada y una pasta muy compacta, con paredes de escaso grosor.
Las asas más caractedsticas son las tubulares, Q,ue llegan a su máximo desarrollo. Se mantienen
las asas de cinta, que pueden llegar a ser muy anchas, con o sio depresión central.
El final de este período está documentado en el registro por la aparición de cerámicas esgrafiadas, como en la Bassa de Fonteta. Fuera de la zona analizada, pero en el mismo valle del. Thr, también son conocidas en Ja Cova de les Griuteres, en Vilanova de San (3350 y 3330 BC) (23).
en
(21) BOSCH y TARROS: Op. c1t. nota 6.
(22) F. CLAúSTRE, J. ZAMMTI', Y. Bl.AIZB et al.: lA Caune de BéléstJJ. Une tombe collective ü y a 6000 ans. Centre
d'Anthropologie de.s Sociélés Rurales, Tolllo~ 1993, 286 p.
(23) l CASTANY: Montboló i Cbassey a Griuteres (Vilanova de Sau, Osona). Estratigraf¡a, palcoecologia, paleoeconomia i datació. &1111 de la investigació sobre el neolftic a CtitJJ/unya, Puigcerdi-Andorra (1991), 1992, pp. 150-152.
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. ' A. PQSCR LLORET
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El período Montboló corresponde a p:na cultuf!l dinámica, en la· que se producen multitud
de.cambios socio-económicos, y que,en muchos aspectos puede considerarse.como;un primer N6olitico evolucionado. Aparecen las primeras manifestaciones megaUticas, como las .cistas de inhumación de Thvertet, con varias dataciones en la primer mitad del IV milenio (24) .
. e) .U~ Neolítico eYoJuclonado. propiamente dicho, con perduración de ceiámitas oordadas Y
pre9ominio de cerámicas li~. entre las que a_patecen aún a.sas tubulares poco des{lrroUad_as; Este
período estaría dócumentado por el asentamiento de Ca N'lsa~n. en Pall\u·saverde"' (3250.Bf! .3110
BP y 2710 BP) (25) y por los sepulcros megalíticos de·l.es.Alberes (26),
Podriamos, pues, resumir la linea evolutiva del Neolftico antiguo del extremo -nordeste deJa
Penlnsula en la sucesióo de lQs siguieJltes periodos cerámicos. .
l. Periodo caracterizado por las cerán:liea~ 1déeonidas con· cardiufij. (Cardi~). pr9bablemente
sólo representado en su última fase. Equiparable al Neolitico lA propue~to por J. Bernabetr (27)
para el País Valenciano.
.
. 2.. Periodo de las cerámicas imp~as 11.0 cardiales (J!piQardial). subdivisjble en un. Epicardial
clásico (1) y. un Epicardial final (ll), qu.e hace de transidón.a las fases con,cerámi~as li~. Equiparables a las mismas denominaciones para ell.enguadoc (28); o al Neolítico lB,. fases .1 y 2 del Pais
Val~~ciano.
3. Período con predominio
y primeras fases cbaseenses del·lengt,tadoc, o al Neolítico lC del Pajs Valenciana. ·
4. NeoUtico evolucionado {medio o
ple~¡o).
2. PATRONES DE ASENTAM.IJ:N10
Thdos los yacimientos arqueológicos so_n .el. fruto del desarrollo de· una o varias actividades
humanas. En realidad, cada yacimiento presenta una visión parcial y limitada del total de las a.ct1~
dades, ya que éstas se desarro~ dentro de un territorio que supera ampliamente su marco estricto,
y sus manifestaciones pueden reconocerse en ocupaciones. -complementarias de düerentes espacios
geográficos.
En el extremo nordeste de la Península Ibérica empie-za a configurarse un modelo de ocupación
del territorio basado en pequeños asentamientos al aire libre,,que se complementarían con la utilización, de forma .secundaria· de las éue~as para actividades eoncretas. ·
,
1) Los asentamrentos al aire libre;han .estado muy bien documentados en el .centro de Europa
para las primer.as comunidades. neoUticas-, sin embargo .e n ·el Mediterráneo occidental siempre h.ao
sido las grandes cuevas las que hao p.roporcionªdo las .mejo~;es. secuencias estratigráficas, así ·OOmo
lo~ mejores suelos de ocupación. No deja,.pol'.otra pa.rte; de ser contradjctorio con la denominación
.·
.. . ·...
. : ...
:··
..
~·
(24) W. CRm;u:s, J. CASTBW.S y ~ J.iOL!Sf: Una, necró¡tOlis .de <«?ambres amb t.úntul COIIJ{l1CX>~ ~1 JV griHe,Dili .a ;la
Catalunya Intedor. Estllt de 14 investígaclo sobre el neolltíc a Catlllunya, Pui¡cerdl-ADdona (1991), 1992~ pp.2..4.4-Z48.
(25) J. TARROs et al.: Un assent:ament a 1'aite lliure del neoUtic mitja: Ca N'I$B.ch (Palau-saverde.n.). Bstllt de la investí·
gació sobre el neolltic a Catalunya, Puigcetda·Aftdon:a (1991 L992, pp. 172·175.
),
:: ·
(26) J. TARRús: Les dolmens anciens d~ Ja Catalogne. En, J. GU\l..AINE y X. GIJTlJERZ (eds.): Premih'es Communautis
Puysannes, MontpeUier, 1990, pp. 271-290.
(27} }l.ERNABEU: Op. cit. nota LS.
(28) J. VAQUER: Le Néollthique en .Languedoc OccidenJal. Ed. C.N.R.S., Paris, 1
989, 398 p.
. , •
-16-
[page-n-17]
PRIMERAS SOCIEDADES NEOLÍtiCAS DEL NORDESTE PENINSULAR
9
de «Cultura de las cúevas» con la que P. Bbsch i Gimpera definirla los primeros grupos neolíticos
de la Peninsula.
Los poblados al aire libre durante el Neolitico antiguo empiezan a estar bastante bien documentados en todo el Mediterráneo occidental, pudiéndose poner ejemplos como Los de Baratin
(Courthézon) (29), l.eucate-Correge (30), Les Guixeres de Vilobí (St. Martí Sarroca) (31), Barranc
d'En Fabra (Amposta) (32), Riols I (Mequinenza) (33), o la Casa de Lara (Villena) (34).
En el territorio analizado, el número de ejemplos no ha dejado de aumentar en los últimos
aftos (35), y actualmente disponemos de un yacimiento parcialmente excavado (Puig Mascaró), dos
en curso de excavación en extensión (Plansal1osa y la Draga) y de hallazgos ocasionales sobre El
Turó de les Corts, La CodeUa, La Foñollera y Mas PineU.
En estos asentamientos observamos la uoicación del poblamiento neolítico sobre tres tipos de
medioambientes:
~Puig Mascaró, El Thró de les Corts, La Fonollera y Mas Pinell se encuentran en la línea
costera, sobre ligeras elevaciones en zonás de costa baja. EStas elevaciones, sobre roca calcárea,
muestran un pequeño acantilado en su cara este, resultado de la antigua linea de costa, situándose
la población en la vertiente oeste, con una pendiente mucho más suave.
Estos promontorios se encuentran próximos a los cursos fluviales de agua dulce, en las inmediaciones de las desembocaduras de los dos ríos más caudalosos de la zona: el Ter y el Pluvia.
Este becho provocaba que el medio ambiente estuviese caracterizado por una amplia zona pantanosa, si bien no faltaban las tierras emergidas. En el caso del Puig Mascaró, en sus proximidades
se encontraban otras pequeñas elevaciones como la Fonollera y Mas PineU, sobre las que también
se han ballado cerámicas de este período. Mientras qoe en las proximidades de EJ Turó de les Corts
se encuentra la elevación calcárea sobre la que se ha construido el actual pueblo de L'Escala.
- la Draga y La Codella se encontraban en la orilla de un lago de agua dulce. En el caso
de La Codella se trataba de una laguna de origen -volcánico, actualmente desecada.
El caso mejor documentado es el de La Draga, situado en la misma orilla del lago de Banyoles,
en una zona con un gradiente de relieve muy escaso, lo que es causa de fre.cuentes inundaciones.
Actualmente el suelo del asentamiento se encuentra unos 40 cm por debajo del nivel de las aguas
del lago, pero ha de tenerse en consideración el di<.¡ue construido por 1a comunidad benedictina,
que elevó el nivel del agua en casi un metro, por lo que no parece probable que nos encontremos
con un ejemplo de palafito. En este yacimiento se conservan los troncos de los postes de las caba(29) 1. COuJmN: Les habitats de plein air du .Néolithique aocien cardial en Provence. Rivísta di Studl Llguri,
xxxvnr. 3-4, Bordighera, 1972-74, pp. 227·243.
(30) J. OulLAINE el al.: Leucate-Correge, habitat noy~ du Neolithique Cordial. Centre d'Anthropologie des Soci~tés
Rurales, Thulouse, 1984.
{3 1) MmR~:s: Op. cit. nota 17.
(32) J. Boscu, A. FoR
CADI!LL y M.• M. Yn.L.AOII: Les estructures d'hAbitat a l'assentament del Barraoc de Fabra
(Montsia). Estac de la investigaci6 sobre el nefJ/ftic a Catalunya, PaigcerdA·Andorra (1991), 1992, pp. 12J.122.
(33) J. l. ROYO OUJLJ.éN y F. OOMEZ Ll:."CUMBEJuu: Riols l: un asentamiento neolllico al aire libre en la confluencia
de los rlos Segre y Ebro. Arag6n/Litoral Mediterráneo. Inten:ambios culturales durante la Prehistoria, Zatagoza, 1992,
pp. 297·308.
(34) J. M. SOLER: La casa de Lara de Yillena (AiiCanté). Poblado de llanura con cerámica cardial. Soitabi, 11, Valencia,
1961, pp. 193 y SS.
(35) O. Al.CAI.OI!, S. AUAOA, A. Bosai, R BUXO, J. CHINCHILLA y 0. MERCADAL: Hibifats al aire libre en el Neolítico
antiguo y medio del N.E. de Catalui'!a. A.ragón/Litoral Mediterráneo. Intercambios culturales durame la Prehistoria, Zarago- ·
za, 1992, pp. 335·343.
-
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1
0
A BOSCH LLORCT
alt .
450
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Fig. 3.- Plansallosa (TorteUa). PerüJ topográfico OlE. Cova deis Ermitons (Sales de Llierca). Perfil topográfico
O.NO./E.SE. Cova S'Espasa (Oix). Perfil topográfico OlE.
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PRIMERAS SOCIEDADES NEOL!TICAS DEL NOROESTE PENINSULAR
11
flas, sólo a partir de 60 cm debajo del suelo de ocupación, el nivel más bajo a que llega la capa
freática en épocas de .sequia.
-Finalmente,,Plansallosa se encuentra sobre una pequefla terraza fluvial, unos 30 metros por
encima del actual curso del rlo. Su medioambiente está dominado por el contacto entre una zona
montaflosa y el vasto llano fluvial que se forma con la unión de los rios Llierca y Fluvia.
En conjunto, observamos en todos los yacimientos al aire libre una selección de lugares llanos
o ligeramente elevados en zonas pantanosas, situados en las proximidades de los cursos superficiales
de agua dúlce.
Si co_nsideramos las posibilidades económicas de las zonas escogidas, el hecho má.s relevante
es posible que sea el contacto entre zonas potencialmente agrJcolas con otras que posibilitan la
predación.
los suelos .mejor indicados para los cultivos de cereales son los de estructura flsica mediana,
e,specialmente los calcáreos, poco arcillosos, capaces de almacenar bien el agua y de mantener una
buena transpiración, y con un PH Úgeram._ente alcalioo. Suelos con estas características aparecen
en nuestro territorio (generalmente en forma de suelos oscuros calcáreos) en los relieves del Prepirineo y Sistema 1tansversal, mientras que en la costa sólo aparecen en las pequeiias elevaciones
terciarias del Emporda. Podemos observar como todos los asentamientos al aire libre del Neolítico
antiguo se encuentran sobre este tipo de suelo: Plansallosa, La Codella y La Draga en las extensas
áreas calcáreas del interior; y Puig Mascaró, Mas Pinel, La FonoUera y Turó de les Corts, en las
pequeiias elevaciones calcáreas de la costa. Por contra, no conocemos ni un solo hábitat en las
extensas zonas graníticas de Les Guilleries, Les Alberes o les Gavarres.
En cuanto a la ganaderia~ nos es dificil determinar el radio de acción de los rebaiios en relació.n
a los poblados. Sin embargo, las potencialidades de pastos naturales de las tierras próximas a los
poblados posibilitan la alime.ntación de estos rebai\os sin tener que recurrir a movimientos estacionales. En los asentamientos del interior, la proximidad de los pastos de montaña seria un buen
recurso para afrontar la sequia estival, mientras que en la costa, tas tierras emergentes entre las
lagunas, conocidas como «closes», se caracterizan por la aparición de un prado natural, muy utili·
zado aún actualmente para el pastoreo.
Por último! las potencialidades p.r:edadoras de Jos diferentes medios no son menos importantes:
proximidad de zonas fon)Stales y cursos de agua dulce en todos los asentamientos; lagos de agua
dulce, en La Draga y La CodeJJa; zonas pantanosas y el medio marino, en Puig Mascaró, Mas
Pinell, La Fonollera y lbró de les Corts.
2) La ocupaeión
favorables que hemos destacado en Jos asentamientos al aire libre. No es el objetivo de este trabajo
eliminar la posibilidad de un hábitat en el Neolítico antiguo dentro de una cavidad natural, pero
en el territorio analizado las cuevas conocidas ofrecen muy pocas posibilidades de hábitat, como
puede deducirse si consideramos las siguientes características:
- Mochas de las cavidades presentan -una orientación de la obertura en dirección norte u oeste,
como es el caso de todas las cuevas del Paratge del Reclau·Viver (L~breda, Mollet Ill, En Pau,
El ReclauNiver), o del valle del Llierca (Els Etmitons, El msbe, Balma del Serrat del Pont). Esta
particularidad, probablemente no sea fruto de una elección, sino de que no habla otras cavidades
a elegir.
- La mayor parte de ellas presenta un elevado grado de humedad en su interior.
- las cuevas del Paratge de Reclau-Viver, en realidad abrigos travertinicos, durante el periodo
neolítico ya habian perdido la mayor parte de su cubierta, y el nivel de sedimentos era Jo suficiente·
mente elevado como para no dejar má.s que un pequefio espacio útil. Así, no es sorprendente que
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A. BOSCH LLORBT
L2
en la Cova d'E.n Pau, la ocupación del período Montboló tuviera que hacer un rebajado de sedimentos, barriendo niveles anteriores a la entrada de la cavidad, para instalarse directamente sobre el
nivel solutrense (36).
- Algunas cuevas se encuentran en zonas muy abruptas, alejadas de las posibles tierras de
cultivo. Este hecho es remarcable sobre todo en las cuevas de Bis Ermitons y El Bisbé, razón por
la cual consideramos más probable una fupción como de estabulación ganadera. Esta hipótesis se
podría confirmar en el nivel m de la Cova dels Ermitons por la presencia mayoritarja de restos
de ovicápridos, en especial de dentición (37).
- Las cuevas S'Espasa y 120 presentan algunas características que las hacen completamente
diferentes de las anteriores:
Se trata de cavidades de origen .ká.rstico, de proporciones medianas, con un nivel de humedad
interior muy bajo. La obertura presenta 'una orientación Este. Su acceso es muy difícil, ya que se
·abren directamente en medio de una cornisa calcárea.
Durante la excavación del nivel mde la Cova 120¡ el suelo estaba ocupado por un oonjunto
de 11 fosas, algunas de las cuales contenian grandes vasos de almacenaje (38). Entre los sedimentos
de las fosas se pudo comprobar la existencia de granos de cereales carbonizados, por lo que puede
deducirse una función destinada al almacenaje de estos alimentos. En e) caso de S'Espasa, una
excavación sin rigor científico no ha permitido el mismo grado de certitud, pero las mismas características de la cueva y de Jos restos cerámicos hacen previsible una misma función.
3. WS SEPULCROS
Ninguno de los enterramientos conocidos del Neolítico antiguo se encuentra en el suelo de
un nivel de hábitat de los asentamientos anteriormente citados, e incluso la distancia a estos últimos imposibilita la relación sepulcro-hábitat.
De todas formas, este es un hecho explicativo de por sí: las sociedades neoliticas utilizaban
un determ.inado lugar con una exclusiva finalidad sepulcral, a modo de una necrópolis o cementerio.
Desconocemos completamente la fórmula sepulcral del periodo Cardial, ya que los sepulcros
conocidos corresponden a los periodos Epicardial y Montboló. En éstos, el lugar elegido es una
cavidad rocosa, generalmente una cueva profunda, con una entrada angosta, como se da en los
casos de las cuevas de Mariver, El Pasteral, Bora Thna, Les En~ntades o Els Encantats. Son.cavidades que nunca han sido utilizadas como hábitat, a excepción de 'la Cova del Senglar, en 1~ gue
se superponen niveles de la Edad del Bronce. En algunos casos, como Mariver, Les Enca:ntades
y Els Encantats, fueron reutilizados como sepulcros durante el calcolltico y la Edad del Bronéé.
En el caso dé la Cova de 1Avellaner, se trata de una grieta abierta sobre una cornisa travertini'
ca, de modestas proporciones, en una zona carente de g¡andcs cavidades; y finalmente, La Bassa
de Fonteta, es un enterramiento en el interior de una pequeña grieta en Ja roca calcárea, recubierta
posteriormente con sedimentos.
'
(36)
TARROs y ~
(37) J.
Op. c:it. nota 4.
~lloro: LA cova deis Ermitons. Sales de Llierca (Girona). Estudl d'un hdbitat prehistórica /'interior del massis
de la Garrotxa. Thsina de Licenciatura, O.A.B., 1986.
(38) AOUSTI et al.: Op. cit. .nota 7.
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P.PJMBRAS SOCIEDADES NEOLtrJCAS DEL NORDESTE PENINSULAR
13
El contexto paisajístico que rodea a estos sepulcros no difiere de los hábitats: presencia de
un territorio potencialmente agrlcola y proxil;nidad de cursos de agua dulce. La única excepción
a este modelo ·se da en Ja Oova del Sengiar, ya de periodo Montboló, situada en una zona muy
abrupta.
Probablemente, estos sepulcros se encuentren próximos a asen1amientos de hábitat, siendo utilizados por sus poblaciones de forma ininterrumpida durante períodos de tiempos más o menos
largos. El resultado Cfe este uso es la reutilización sucesiva de un mismo espacio sepulcral, lo que
le confie.re el carácter de colectivo.
Sobre el ritual de depósito del cuerpo, parece que pudo variar según las condiciones naturales
del sepulcro:
-En las cuevas profundas. a pesar de los movimientos naturales de Jos sedimentos y de las
alteraciones de I~JS nuevas reutilizaciones, los esqueletos pare<:en dispuestos directamente sobre el
suelo, sin que se hubiera excavado ninguna fo~, o se hubieran recubierto de tierras.
-En el caso de la .Bassa de Fo.nteta, el cuerpo depositado en una grieta sí seria cubierto de
sedimentos.
- Más compleja resulta la Cova de 1'Avellaner (39), ya que presenta una estructuración en
tres células sepulcrales, separadas entre si por un gran bloque rocoso, y por una pequefla pared
seca. En esta$ células, sólo era posible depositar un cuerpo en posición encogida, pero posteriormente serian reutilizadas., resguardando únicamente algunos huesos de la i:ghumación anterior. Resulta paradigmático, en este yacimiento, comprobar cómo algunos huesos han sido objeto de cremación, que en ningún caso puede compararse con las cremaciones o incinera~ciones de la Edad del
Bronce.
El número de inhumaciones por sepulcro sólo ha podido verificarse en aquellos' sepulcros que
no presentan reutilizaciones de perio
ner han sido completamente excavados, mientraS que los restos de la Cova del Pasteral son fruto
de diferentes incursiones de aficionados, y la excavación no ha sido completada.
-En la zona m de la Cova del Pasteral, de cronologia Epicardial, el número mínimo de individuos se eleva a 9, de los que 2 son infantiles y 7 adultos; determinándose 1femenino y 3 masculinos
(40).
-En la Cova de 1'Avellaner, de cronología Epicardial final, el número mínimo de inhumados
es de 20, con 6 infantiles y 14 adultos; pudiéndose determinar 2 femeninos y 5 masculinos (41).
-En la zon~J D de la Cova del Pasteral, de cronología Montbo16, el número minimo de individuos es de l4, de los que 1 es infantil y 13 adultos; y se han podido íletet:tninar 2 femeninos y
5 masculinos (42).
-En el sepulcro de La Bassa se conservaron solamente las extremidades inferiores de un único
individuo.
Aparte de 1os objetos que formaban parte de la vestimenta o adornos del difunto, que en el
territorio que analizamos nu.nca son muy importantes, como ofrendas funerarias se debieron depositar diferentes tipos de alimentos, de los que en muchos casos no nos queda más que los recipientes
(39) Bosoi y TARRús: Op. cit. nota 6.
(40) D. ~AMf>Jtto y B. Vrvi!S: E.~tudi de lés re$tés humanes de la cova d'«EI 'Pasteral» (Girona). Quaderns del Centre
d'Estudis UJmllfClils de Bonyoles, vol. U, 1985, pp. 57-69.
(41) O. MaCAJJAL, en BoscH y TA~tRús: Op, cit. nota 6.
(42) CAMJ>ru.o y VIVES: Op. cit. nota 40.
-21-
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14
Á.. BOSCH LLORET
que los contenian. En el caso de La Bassa, se ha podido constatar que uno de los vasos contenía
restos de higo (Ficus carica).
El número de estos recipientes pudo ser muy variable. Podemos obtener un promedio de poco
más de 2 vasos por individuo en la Cova de l'AveUaner; mientras que en La .Bassa eran 4 vasos
y un soporte para un solo inhumado. En otros sepUlcros el promedio era más bajo, como en la
zona n de la Cova del Pasteral, que no alcanza a un vaso por indi-viduo. Nos puede servir de comparación la sala sepulcral de la Cauna de Bélesta (43), donde se encontraron 28 vasos para un total
de 30 individuos.
·
Aparte deJ contenido de los vasos cerámicos, en algún caso se hicieron aportaciones de restos
de fauna , como ofrenda. En la zona m de Ia Cova del Pasteral, se trata únicamente de algunos
objetos probablemente simbólicos: una cqncha de tortuga, un cuerno de bóvido. Pero en la Co\'a
de l'Avellaner, el número ·ae restos de fauna supera claramente a los restos humanos. En ellos hemos
podido advertir tres tipos de depósito:
- La forma más utilizada sería la de las extremidades de ovicápridos y cerdos, es decir, las
partes del animal con mayor aportación de carne.
- En algunos casos se P,Uede tratar de un animal entero, como seda el caso de un ejemplar
joven de cordero en la cavidad la, o bien de un lechón de pocos dias en la cavidad 3a.
- Finalmente, también se puede encontrar una parte. simbólica del animal, como puede ser
un cráneo de cerdo en la cavidad 2a; o una mandíbula de lince, en la misma cavidadJ
En todos estos restos, no se h~ podido descubrir ninguna sef\al de descarnamiento, ni tamPQCO
de consumición por parte de algún carnívoro, por lo que puede deducirse que no fueron consumidas
antes de su sepultura.
4. BASES ECONÓMICAS
Observaremos brevemente aquellas actividades económicas que pueden ser analizadas directamente en el registro arqueológico.
1) La mayor parte de los restos de fauna corresponde a animales que han podido ser objeto
de domesticación. En este sentido, las &ficultades de d.iferenciación en algunas especies, de animaL domésticos o silvestres, resultan muy problemáticas.
es
En todos los yacimientos analizados, el conjunto mejor representado es el de los ovicápridos
(Ouis-Capra), sobre todo en ócUpaciones en cuevas como Els Ermitons (44). Cuando se ha p()dido
profundizar un poco sobre el registro, se comprueba que dentro de este grupo la especie más abundante es Ovis aries, seguida por Capra hircus, estando ·muy por debajo la Capra pyrenaica. En
La Draga (45), entre los restos detew:Un.ablcs, 122 corresponden a Ovis, 68 a cabra doméstica, y
solamente 5 a Capra pyrenaica. Resultados muy similares se obtienen entre la fauna de .la cueva
sepulcral de L'Avellaner (46), donde sólo se determina con seguridad el género Capra, en dos individuos de la cavidad sepulcral la, correspondiendo el resto mayoritariamente al género Ovis.
(43) CLAUSTRE et al.: Op. cit. nota 22.
(44) MARoro: Op. cit. nota 37.
(45) M. SARA: Relacions entre grups hu1111lns i animols o/ neolític antic: dlntlmlca del procés de domescicoció a Catalunyo. L 'exemp/e de LA Drago. Thsina de Licenciatura, U.A.B., 1993.
{46) MOUNA, en BoscH y TARROS: Op. cit. nota 6.
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PRIMERAS SOCIEDADES NEOLlTICAS DEL NORDESTE PENINSULAR
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La Draga P1aosa11osa Ermitons
N.R.
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N.R.
CJ;
N.R.
ovicapridos
1174 35,7 124
44,7140
Bos 3p.
1130 34,4 100
36,1
Sus sp_
913
27,8
33
Cervus el .
22
0,7
18
Capreolus c.
25
0 ,8
CJ;
Avellaner
N.R.
~
91,5 1529 92,8
S
3,2
S
3,2
51
3, 1
6,8
0,6
18
1' 1
0,4
0,6
15
0,6
Rupicapra r .
Canis sp.
5
O, t
Vulpes y_
19
0,6
33
2,0
Fig. 4.- Representación faunísti.ca de La Draga, Plansallosa, Cova deis Ermitons y Cova de
J'Avellaner.
los bóvidos presentan porcentajes muy elevados en los asentamientos al aire libre. En l.a Draga, yacimiento que aporta el registro más completo, y Plansallosa, llegan casi a igualarse en el
número de restos a los ovicápridos, siendo la aportación cárnica muy superior a éstos. Por contra,
resultan poco abundantes en una cueva como Els Ermitons, y completamente ausentes en el sepulcro de L~vellaner. Según el reciente análisis de M. Saña (47), la mayor parte de estos bóvidos serían
domésticos (Bos taurus), pero aparece también una especie silvestre de mayor tamafio (Bos primige·
nius), tanto en la Draga como en Plansallosa.
l.os súidos, la tercera especie en importancia del..registro, tienen también su mejor representación
en los asentamientos al aire Ubre de La Draga y Plansallosa. En el primero su representación es muy
alta, equiparándose a los dos grupos dominantes, siendo, por su talla, mayoritariamente doméstiCQs·
.
los cánidos aparecen en la mayor parte d.e yacimientos, casi siemp~ en porcentajes muy bajos.
En La Draga y L'Avellaner, muy probablemente sean domésticos. El lobo sólo aparece en Els Ermitons.
Los cérvidos (Cervus elaphus o Capreolus capreolus) constituyen la primera especie claramente
silvestre del registro, siendo posiblemente los animales predilectos de la actividad cazadora, quizás
junto a los jabaHes. Las variaciones de registro entre una u otra especie pueden deberse a diferencias
en el medio.
los restos de animales de talla menor, como Jagomorfos, a-ves, reptiles o batracios aparecen
generalmente en casi todos los yacimientos, pero en proporciones muy bajas, haciéndose diflcil pre·
cjsar su aportación humana o animaL
El aprovechamiento de .recursos acuáticos, por contra, no debió ser menospreciable. En Bis
Ermitons se documenta una vtrtebra dé l.euciscus-Ruti/us (rutilo); en Cova 1 de Sa/mo-trutta
20,
(trucha); en La Draga, son frecuentes los mejillones (y sorprendentemente, muchos de origen lnarino), los fragmentos de capazón de tortuga (Emys), y en cambio no ha podido determinarse nin(47) ~AiiiA:
Op. cit. nota 45.
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16
A. BOSCH LWRET
guna vértebra de pescado; y fmalmente, en Puig Mascaró son abundantes diferentes tipos de moluscos marinos.
2) En el registro paleocarpológico puede observarse también un neto predominio de las plantaS
cultivadas en relación a las silvestres. Si bien en este caso, la conservación de semillas y frutos
precisa de una cremación, que sólo se produce por un determinado trato de los productos vegetales.
Los yacimientos que han aportado se_
mill.as y frutos al registro son básicamente los asentamientos al aire libre de La Draga (análisis previo de R. Buxó, inédito), donde se pueden contabilizar
en varios miles, y Plansallosa (48); además de los silos de almacenamiento de la Cova 120 (4.9).
De forrna complementaria cabe citar los. cotiledones de Quercus sp. de la Cova d'En Pau, y los
granos de higo del sepulcro de ~ Bassa.
Entre los trigos, el más abundante es TNticum aestivumA:Iurum, nomenclatura propuesta por
Van ~ist (50) dada la imposibilidao de reconocer con cetteza las semillas carboruzadas de 'JI'iticum
durum de las que se recogian con el ~tmino 1Nticum aestivum-compactum. Desde una perspectiva
ecológica, el mismo autor propone el TriticJJm durom como el mejor candidato para la..s condiciones,
naturales de la zona meditetránea, mientras que Jos trigos tiernos (lriticum aestivum) lo serían
para las zonas templadas. El Triticum dicoccum aparece también en nuestro registro, pero ocupando una posición claramente secundaria. J>o.r contra, no se ha documentado ningún ejemp]Q de Triticum monococcum, que sí aparece en yacimientos contemporáneos del Pais Valenciano.
La cebada aparece indistintamente en sus dos variedades (Hordeum vulgare y Hordeum vulgare var. nudum). La primera es bien conocida en el Neolítico antiguo. En cuanto a la segunda, proba·
blemente sea el territorio analizado la zona más septentrional donde se cultivaba, ya que no aparece
en el sur de Francia y, en cambio> sí está bien documentada en la ~ninsula Ibérica.
Las leguminosas, parece que son las ú.nicas plantas alternativas al cultivo de cereales, representadas siempre en bajas proporciones, lo que puede ser debido a un diferente tratamiento de las semillas. Las especies registradas son Pisum sativum, Vicia faba minor; Vicia sp. y lAthyrus sp. La mayo..r
parte de ellas proceden de La Draga, donde se dan unas excelentes condiciones de conservación.
Entre los frutos procedentes de la recolección, cabe mencionar a las bellotas, los higos, y otros
no identificados de La Draga. En conjunto, su aportación es muy pobre en relación a las plan~
precedentes.
El registro actual establece que la aparición de vegetales cultivados sucede simultaneamente
a la cerámica, en el curso del sexto milenio B.C. (según dataciones calibradas). Las plantas mejor
representadas so,n los cereales, mientras que las legumillosas han sido consideradas como de aparición más tardia (Sl). Pero Jos hallazgos rooientes en La Draga; o en el PaJs Valenciano, Ja Cova
de Jes Cendres (52), permiten pensar en su cultivo' desde los primeros momentos.
Entre los cereales, en el sur de Francia 'se ha seftalado, en numerosos yacimientos, la
coexistencia de 1riticum aestivum-compactum y Hordeum vu/gare var. nudum. En la secuencia
(48) R. Buxo, en Al.CALDI!, Basca y Buxo: Op. dt. nota 13.
(49) R. Buxo, en Aousrr ct aL: Op. cit. nota 7.
(SO) R. Buxo: Nous e1ements de reflexió sobre l'adopció de l'agricultura a la Mediterr&nia occidental peninsular. En
Aqtcultura: Orfgens, Adopci6 1 Desen)lo/uptltnent1 Cota Zero, nóm. 7, Eumo Ed.. Vic, 1991, pp. 58-67.
(51) M. HOPP: Les débuts de l'agriculture et Ja diffusion de$ plantes culti~ daos la Póninsule ]~rique. Premieres
communautb ]JQ)I$Qnnes en Médltemmée Occidenta/e, MontpeUier, 1987, pp. 267·274.
(52) R. Bu)CO: Nuevos datos de investigación de ~os paleocarpol~: algunos aspectos sobre la presencia de leguminosas en el mediterráneo penimular. En A. Vll.A (cooJd.): Nuevas tendencias. Arqueologúl. Ed.. C.SJ .C., Madrid, 19.91,
pp. 101·115.
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PRIMERAS SOOliiDADES NEOLÍTICAS DEL NORDESTE PENINSULAR
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estratigráfica de Font-aux-Pigeons (53} se documenta un dominio de Hordeum en los primeros niveles cardiales (70%) que evoluciona basta tU'l equilibrio con el trigo a finales del período Cardial.
Parece que la coexistencia de estas dos especies se puede hacer extensible a la Península !bética. En el Pa1s Valenciano ba sido interpretada (54) como la consecuencia de un sistema que combinaba el cultivo de los dos cereales sobre los mismos campos, como método para aumentar la seguridad contra el riesgo de malas cosecb;lS.
3) Aparte de las labores destinadas directamente a la obtención de alimentos (cultivo de la
tierra, ganadeda, caza y recolección), la confección del utillaje debió de ser otra actividad básica
en la economía neolitica.
-En los análisis de pastas cerámicas realizados sobre distintos -yacimientos del territorio analizado (55), se constata que en su comp<>$.ición aparecen los materiales que se encuentrai) en las
arenas fluviales cercanas a ~da asentamiento. Pero no necesariamente las que le> son más. De esta
forma, e. basalto de las cerámicas del valle dél LJjerca Obliga a un desplazamiento basta el limite
l
del área teórica de captación (5 kin), gúe.debe estar motivado por 'las cualidades intrínsecas de este
material.
En conjunto, parece que la mayor parte de vasijas cerámicas, si no todas, han sido elaboradas
dentro del área de actividad de cada grupo concreto. El intercambio de cerámicas, con un valor
superior aJ funcional, no puede verificarse en ninguno de los vasos analizados.
- La industria sobre piedra tallada debJa estar condicionada a la existencia de materias primas
adecuadas, y la obtención de sUex de buena calidad en algún caso debió de suponer un problema.
Un ejemplo didáctico lo proporciona el valle del Llien:a, zona en la que se puede encontrar
un silex de muy baja calidad, en forma de pequefios nódulos. En Plansallosa su uso es mayoritario,
lo que confirma el aprovechamiento de los recursos del área de captación. Sin embargo, para la
elaboración de útiles laminares se recurre a la utilización de otros silexs, de mucha mejor calidad,
gue pueden hallarse en algunos aflorámientos del Sistema Thlnsversal.
- En la elaboración de útiles sobre roca pulimentada, el caso más interesante proviene también
del valle del Llien:a. En el nivel .Epicardial final de Plansallosa ba aparecido un pequefio taller,
compuesto por cuatro esbozos y un percutOr-pulidor, depositados en torno a dos losas de arenisca
(56). Tanto los esbozos como eJ percutor están realizados en corneana, roca que representa aproximadamente la mitad de las manufacturas sobre roca pulimentada del norte de Catalufia {57), y
de la que se han documentado tallet:es de fabricación, probablemente de cronologia más tardía,
en les Guilleries, Ar~ de Segre o Pemmola.
Las otras rocas utilizadas presentan diferentes coloraciones; siendo frecuentemente translúcidas. Ninguna d.e ellas la conocemos en estado de esbozo, ni con otra manufactura. A falta de completar los análisis petrológicos, podemos pensar qu_e su aportación es debida al intercambio con
grupos vecinos, y que su valor intrínseco serta soperiot al funcional.
{53) J. CoumN, ). GUU.AINB y J. P. MoHEl'C Les débuJs de l'agriculture en France. J'ñh/stolre PranCQise, vol. 2, ParíS.
1976, pp. 172-179.
(54) HOPF: Op. cit. nota Sl.
(SS) S. AwaA, M. GARCIA·V Aui!s, "t PRADELL y M. VENDRELL·SAZ: AnAlisis mineralogigues de ceramiqpes del NeoUtic a.otíc del N.B. de Catalunya. Estat de {(J investigadó sobre el n~lltic a Oztalunya, PuigcerdA·Andorra (1991), 1992,
pp.144-l47.
(56) AL.cALDe, Boscn y Buxo: OJl cit. nota 13.
(57) A. Bosat: Les destrals poUdes del Non! de Catalunya: tipol91ia i petrologja. Fona~nJs, núm. 4, Barcelona.
1984, pp. 221-245.
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18
~ BOSCH tLORET
-En una cansideración similar a estas últimas ~e deben encontrar los objetos destinados al
adorno. .La mayor parte de las materias primas sun de procedenc-ia marina (Glycimeris, Cardium,
D~n.talium, Columbe/a, etc.). Su utilización no supone novedad en el Neolítico. ya que .muchas
de ellas venían utilizándose d~de el Paleolítico, por lQ que el intercambio de esros productos podria
mantener una constante que sobrepasaría el cambio en el sistema de producción alimentaria.
Otra materia que empezarla a difundirse en !_as últimas fases del Neolítico antiguo es la esteatita, con una coloración oscura (!natrón-negro). de la que no conocemos su lugar de origen, qúe
se aplicará en la confección de perlas discoidales, sustituyendo progresivamente a las realizadas
sobre concha de molusco.
Podemos concluir observando que en los cuatro elementos seleccionado& pretl9min,__an las manufacturas loe.ales. La mayor parte de los utensilios s~rían fabricados sobre materias primas recolectadas en el área de captación de cailll asentamiento. Esta constante no excluye que algunos objetos
pudiesen traspasar este área. &tos pueden ser objetos ine~istentes en el entorno (sílex. conchas
marinas) o que posean un valor superior al funcional (hachas pulimentadas, adornos).
Todos los objetos qu(} han sido aportados desd~ el exterim: tienen una marcada funcionaJ.i.dad,
ya sea en la: ·producción. de alimentos o en el sistema ideológico, peto no eran propiamente objetos
con Un valor de u.tgencia en la subsistencia grupal. Su aprivisionamiento puede marcar la salud
del sistema socio-económico, que produéiría e~edentes aptos para. el intercambio, manteniendo
las relaciones inter-grupales de épocas pre(éritas.
5. CAMBIO CULTURAL Y EVOWCIÓN
1) Difusión y acultnradóit: las primeras sQ<:iedades neolfticas
La difusión del Neolitico por el Mediterráneo parece obedecer a diferentes impulsos que alean·
zarian en cada uno de ellos nuevos territorios en dirección este-oeste (58). El primer neolítico del
Mediterráneo occidental presenta una gran uniformidad en utillaje, ·especies dQmésticas, y, en formas de asentamiento sobre el. terrítorio. Resulta,, por tanto, posible que fuese un mismo impulso
difusor el qúe daria lugar a Ja neo.litización desde la Prove.nz-a al Htotal de la PenínSUla Ibérica.
El modelo del filtro de J. Lewthwaite ($9) propone 'las islas de Cetdefia y Córcega, neofitizadas
desde el sur de.Italia, como procesadoras del modelo que se. difundiría ,por todo el litoral occidental.
'Este modelo también explicaría la unidad en cuanto a plantas cultivadas en todo este territorio,
y que diferiría de las del sur (le Italia y costas de Dalmacia (60).
(58) .BERNAB!ltl: óp. cit. nótll15. J. Bt!RNABI!U y B. MAKit: El Pa~ Vale.nciano de la ap_rici6l1 del l'(eo_
a
líti,co al hOJjzon"
te Campanifoune. Aragón/Litorr¡l Meditérráneo. Intércambio.s culturales durante la Prehistoria,. Zaragoza, 1992,
pp. 201·2.30.
(59) J. LEWIHWAiTE: From Menton to ~0.g(leg9 in UJ~e stepS: Appijcatjon of ihe A'Vailability .model tQ the transition
to f9ol1 productio:n. in Oecitanlá, Médlteuane.án Spain and Só.ñthern Por~ugal. Arqueologia, n.• 13. Oporto, 1-986,
pp. 95·119.
(60) Ph.. MARINV6J.,: Cuei/lette, Agriculty_re et alimentlltion végetllle de l'épi¡HJ!éo/ithiqu.e jusqu'au 2eme Age du Fer
en Fftlnce mérldiona/e: Apports palethhographigues de la carpologie. Tesis Doctol}ll, Parí$, 1988.
(61) J. M.• MrRO y J. BQSCH: El p~
I'AcúlttJració. En J. ANPRU.NS y E. L.LOBET (edS.): El canvl cultural a la Prehistória. .Ed. Columná, Bareclona, 19.90,
pp. 295-330.
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PRIMERAS SOCIEDADES NEOLÍTICAS DEL NORDESTE PENINSULAR
J9
El problema no es tan sólo el origen de la difusión, sino considerar la forma en que fue adoptada por las sociedades mesoUticas (61). las perspectivas sociales hacen pensar en la adopción de
ideas y bienes alóctonos, como perpetuado_ras de un sistema dinámico que ya conocía las diferencias
sociales y en el que la competencia intra-grupal y el almacenaje de alimentos (62) eran jalopes
ya superados. En este sentido, según J. M. Vicent (63), la neolitización supondría un reforzamiento
de estas tendencias, y más que un proceso revolucionario, podia ser socialmente conservador. los
domésticos contribuirían a evitar los riesgos propios de la predación, y la cerámica a mejorar las
técnicas de almacenaje, en las que los cereales se convertirian en las plantas idóneas.
El registro fósil muestra en la actualidad muy pocas referencias a las poblaciones que habita·
ban el territorio que analizamos anteriormente a la introducción de las prácticas agrlcolas, y ninguno de los yacimientos conocidos en el conjunto de Catalufia (64) se encuentra en esta zona. Resulta
paradójico por ser ésta una zona donde son bien conocidos yacimientos con amplias secuencias
estratigráficas deJ .Paleolítico superior.
La población pudo ser escasa, pero seguramente .hay un problema de defecto de muestra, que
puede apreciarse al observar cómo los pocos yacimientos conocidos, en todo el norte de Catalúña,
aparecen en forma de ocupación al aire libre, o en pequelios abrigos rocosos, pero nunca en él
interior de profundas cavidades naturales. Esta podría ser la causa de haber pasado desapercibidos
al registro, cuando la mayor parte de yacimienws excavados se encuentran en el interior de cuevas.
Este vacio de información puede mantenerse en la primera fase del período Cardial, ya que
los asentamientos conocidos parece que hacen referencia a una fase avanzada del mismo. Sin embargo, en ellos podemos observar algunas características que los relacionan con épocas pretéritas
(65).
Desde un primer momento, los asentamientos se realizan al aire libre, en la orilla de un curso
fluvial (Plansallosa) o de un lago interio-r (la Draga). Las cavidades naturales también son utilizadas
(cuevas de Pau, Mollet m, L'Arbreda, Reclau-Viver, Balma .del Serrat del Pont), pero en ningún
caso se trata de cuevas profundas, sino más bien de abrigos rocosos. Ninguna de estas ocupaciones
muestra una continuidad con niveles de otra anterior, pero son los mismos tipos de asentamientos
documentados en el mesolitico del norte de Catalufia, hábitats al aire libre en la orilla de un curso
fluvial, como Sota Palou (66) o Font del Ros (67); y pequeños abrigos rocosos, como Roe del Migdia
(68).
La movilidad estacional de los grupos mesoliticos podía permitir escoger, dentro de sus áreas
de actividad, aquel territorio más adecuado p~ desatro1Jar una economia sobre domésticos: tierras
A. TESl~Rl": les ChasseUI'$·Cuel/leurs ou /'origine des inéga/iJés. Socitt6 d'Ethnoaraphie, Parts, 1981.
(63) J. M. VLCJ.!NT: El Ncolític~ transfoonaoions soeials i ~nomiques. En J. ANPRUNS y B. LtoBET (eds.): El e4nvi
cultural a la Prehistoria. Ed. Columna, BarcelOna, J9j(), pp. 241·295.
(64) P. GARCIA·AROú&.LES et al.: Sintesis de los primeros resultados del programa sobre epipaleolítico en la Cataluña
Central y Meridional. .Arag6n/Litora/ Mediterráneo. lntercambios.cultura/es durante la p~historla, Zaragoza, 1992,
pp. 269·284.
(65) A. Boscu y J. TARROS: Canvi cultural i blibitat en el p~ de neolititzaci6 de Catalunya. 'Iravaux de Préhistoire
CalllÚllle, vol. 7, Perpignan, 1991, pp. 61-70.
(66) B. CARBON"El.l. et al.: SotJZ Pa/ou (Campdewlnol). Un anrre d'intervenci6 prehiswrfca postglaciiJr a /'al~ 1/iure.
Monografies del C.I.A. de Girona, 1985.
(67) R. MoRA et al.: Les ocupacions mesolíti~ i neolítica de la Font del Ros (Berga, Bergadi). 1Hbuna d'Arqueo/Qgia,
1989-90, ,Barcelona, pp. 19·29.
(68) M. A. PAZ. J. WATSON, A, RODRIOUEZ y E. Yu.: La dinimica esttatigrifica del Roe del Migdia: Funcionament
i cronología. Estot de la investigac/Q sobre el noofftic a Caralunya, Puigcerdi·Andorra (1991), 1992, pp. 4042.
(62)
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A. BOSCH LLORET
con suelos calcáreos~ poro profundos, situados en zonas que. permitiesen una complementariedad
de recursos.
Otro signo de éQntinuidad es el de la autosuficiencia que muestran 1~ primeras CQmqnidades
neoliticas. que se abastecen ma)'Qritariam~Ate de produetos de.ntro de su área teórica de captación.
Laa materias primas sobre las que han sido manJ.ltactllt~dO$lós utillªjes UtiCQS y éel'álilicos ~parecen
prirnotdialrn~nte dentro (le este área, y s_olamenie algunas rocas pulimentadas y objetos - adorno
de
pueden proceder de -intercambios intergrupales.
Por cont~, ~lta sorprendente para la comprens~ón global dél Qañlb\o cultural, observar que
en los asentamientos citados, la agricultura .y 1a ganadería se~ encuentran plenamente implantadas,
mientras que los recursos propios QC' la. pttdaci6n son bastante escasos.
Entré el eonjunto del utillaje, difícilmente podemos encontrar elementos gué resulten de una
continuidad de perio
nuevos.
Es evideqte, en todo oa_s.o, que eJ pxoceso de neolitización del territorio analizado no puede
ser resuelto con el registro actual. En camb~o, sí que pQS®mQS ihforma.ción sobre la evoíución de
estas primeras sociedades.
2)
ContinJJidad y evolución: el periodo Epicardial
En realidad, el propio te-rmino Epicardial deja entréver una con.tinuación de las primeras comunidad.es oardiales. Esencialmente, las innovaciones no suporten una iñt]~xión_ en la tendencia apunta-4 des.de el .inicio, wro aportan algunos elementos nuevos que indican la dirección de 'la dinámica
del cambio.
En primer lugar, el número de.asentaro'ientos es Gada vez triás ifnportan~ siguiendo 1~ Iilistnas
caractectstícas de ubicación del periodo anterior. Algunos asentamientos mantendrán una continuidad de hábitat, comQ son los del valle del LlieJca, los del Piri'atge del Reclau.:Yiver,, y La Draga.
Otros serán ocupaciones nuevas: Puig Mascaró, Turó de les Cbrts.,, cuevas.de El Pasteral, L'AwUaner, BoJa Thn_ 'Bl Senglár, y los abrígos graniticos de .I.es Gavarres.
a,
La multiplicación del número dé asentamientos podtia ser un indicio de crecimiento demográfico. Pero las dimensiones de éstos no ·~uperañ las de períodos an'teriores, lo que Jlódria indicar el
mantenimiento de formas sociales y la colonización de nuevos territorios como forma de dar salida
a la crecien1e. p~ión dem_pgtá.fica. La disponibilidad de ·nuevas tienas parece sugerir el hecho de
que todos los asentamientos continúan r:tutQt~nién,d~e dentro de las á.t:eas cal~ sin que parezca a(m precisa la colo11ización de suelos ácidos.
Las áreas de abastecimiento. de las poblaéiones se mantienen dentro de radios reducidos, .impo·
niéndose un auto-abastecimiento de productos. Mª11.ufacturas cet:ámieá$.Yllticas se realiZan predomin;:Jntemente dentm de la comunidad, incluyendo algunos produ<;tos sobte roca pulimenta®,
como demostrarí~ el pequel'lo taller domés~ico de Plansallosa.
H~y algunos elementos. no obstante. que indican que la estratificación social pOdía empe.za.r
a set más importante.
En el valle del Llierc~. ~n las pro..ximidades d~1 asentamiento de Plansallosa, aparecen dos cavidades destinadas exclusivamente a a)mac-enar alimentos: Cova s·Espasa y Cova 120. El almacenaje
se ~atizaba dentro de sjlos, alguoos de Jos c.uale.s contenían vasos de grandes dimensiQnes. En Plansallosa también aparecen estos Díisifids vasos. Podemos interpretar un almacenaje familiar. al lado
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PRIMERAS SOCIEDADES NEOLlTICAS DEL NORDESTE PENINSULAR
21
de las estructuras del hábitat; y un Jetinto resguatd;1do, probablemente comunitario, que e_staria
destinado a Ja conservación de excedentes y/o salvar una parte de la cosecha ante la previsión de
catástrofes.
Pero Ja novedad más importante que nos aporta el período Epicardial es la tendencia a realizar
las sepult1Jra~ de fo~a colectiva, dentro de cavidades naturales, algunas bastante profundas. Un
nuevo patrón sepulcral, que no ha podido ser documentado en periodos inmediatamente anteriores.
las cuevas de E1 Pastenu (zona 111), L~vellaner y Mariver nos muestran una verdadera instiw~io
nalización del hecho sepulcral, que responde a sociedades que permanecen largo tiempo en un mismo territorio, y que disponen de un sistema de parentesco bien establecido (69.).
3) Evolnció.n e inOexion: el pedod.o M()Jitb()Jó
Las cerámicas·lisas del estilo Montboló evoluciona_ a pa:rtir del Epicardial, haciendo de puente.
n
entre éste y las facies clásic tión que se ban glaqteadQ muchos investigadores es la de si nos enconti:amos ya en up primer Neoiitico evolucionado, caracterizado _ or cerámicas lisas; o bien en una últiwa evolución de las cerámip
cas globulares propias del Noolítico aptiguo. El problema es bastante más complejo y no _Quede
limitarse a una simple continuidad del elemento cerámico.
Actualmente se está poniendo en entredicho la clásica división tripartita del Neolitico, y está
tomando más consist~ncia una peri~ación en dos grandes fases culturales_, tanto desde una pe;:spe:ctiv~ ~óri~ (70), com() desde la observación del registro (71).
Para· J. M. Vicent (72) el punto de .inflexión se encontraría en e1 V milenio (en dataciones cali~
bradas), momento en él que se p_roduce la formación de tradiciones funerarias, cambios importantes
en las formas de asentamiento, una presencia de intercambios a larga dista..ncia cada vez más notable, etc. .. dando lugar finalmente a una au~ntica <
C.bilde.
Sobre la ubicación del período- Montboló en relación al cambio cultural~ pOdemos observar
en el registro todos aquellos aspectos susceptibles de estar sometidos a transformaciones:
Uno de ellos es probabl!;:Iilente él patrón de asentamiento. 'Y decimos «probablemente» porque
no conocemos ni un solo asentamiento de este períod~ al aire libre, y las cavidades ocupadas lo
son para una finalidad sepulcral y raramente CQOl,o hábitats ocasionares. Pero esta ausencia de ,registro {>Odrla ser por si misma indicativa de cambio. De esta iorma, el poblamiento en Mbitats al
aire Jibre que perduran hasta el I;picardial final, como Plansallosa, no tienen continuidad en el
Montbo16. Sólo en cavidad.es naturales como la Cova d'En Pause puede observar una continuació.l)
del lugar de ltábitat perp .no deja de existir un vacío de representación de vari~ ceQtenares de
año~ entre un Epicardial, probablemente antiguo, y· un Montboló de mediados del V milenio.
Es muy posible que las tierras que erah utilizadas para de-sarrollar una economla-del Ne<>litiCQ
antiguo ya n,o fuesen suficientes para este período; y que .la economia forestal., gue servía como
complemento en la obtención de recurso.s, pudo haber quedado relegada a un papel cada vez más
(69) c. MEU.l.~OQX: MuJe.res. grafliero~ y copita/e;;. Ed. Siglo xxr, Méjicó, 1987.
(70) VrcENT: Op. el¡. nQ.ta 63.
(71) BE.RNABEU: .Op. cit. D9tll 1S.
(72) VrcEtrr: Op: t.it. nota 63.
- '29.-
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Á. BOSC.H LLORE'I
secundario. Como consecuencia, se: buscarían tierras más profundas, en los anchos valles fluvJales,
o en las grandes llanuras, como el EmpordA. En estos c~s. se explicaría la no loGal.izacióo. de
nuevos asentamientos, ya: que la sedimentación en estos lugares es muy importante.
Otro aspecto que se prrede considerar clave es el de las prácticas fúnérarias.louepulcras colectivos en cueva que aparecen durante el periodo Epícardial conocen sus últimas manifestaciones
durante el Montboló (les Encantades~ Els Encantats, El Pastera1, El Senglar). Entre ellas, sorprende
la localización de la Cova del Senglar en una zona JDUY abrupta y alejada de las posibles tierras
de Cultivo. Con la misma cronología, aparecen otras tradiciones funerarias, CO'J.1lo lo demuestra el
sepulcro individual del Fonteta Y, sobre todo, .la necrópolis eon cistas megallticas cubiertas con túmillo de Thvertet (73), situada en los confines del territorio analizado, sobre una plataforma tabular
del Si$tema 'UallSversal.
La construcción de mega1ito$ implica cuantiQsas inversiones de trabajo colectivo, que se ha
relacionado con un cierto grado de competencia por el ac·ceso a la tierra, definiendo, según F. Criado (74), un p,aisaje agrariQ estable.
Los sepulcros de Tavertet no~ pueden mostrar una preocupación creciente por delimitar el territorio. En este casoJ la idea de colectividad no la significa el S"epukro -pües son iJldividuaJessil'l,o el conjl,lUto.
La complejidad del fenómeno sepulcral se puede constatar también en otras zonas de Catalufia,
tomo en eJ Penedés, con la introducción de sepulctos en fos.a, como en l'Hort d'En Grilila1J.·(75);
en las proximidades de la desembocadura del Ebro., con la 1\parición de auténticas ne.cróp<)lis con
tipologías sepulcrales variadas: fo:;as cabierta& con piedras, cistas parciales y completas, a veces
con túmUlo, y fosas hipog,eos (76); o en Andorra, las ·crsta> de enterraJilien.to de La Feua deJ .Moro
s
(77).
I.a cultura material nos a_porta algunos datos indicativos de este ·cambio. En la industria lítica,
la utilización de materias primas generalmente locales, propia del Noolitico antiguo, deja paso lentamente a la predilee«ión por una variedad de color «melad(»>, que algunos autores han identificado
como procedente de La Vaucluse, e~remo que puede ponerse en duda en .la Península ibérica. En
el Languedoc se o.bserva que esta v~iedad aparece durante el Epicardial, l>ará convertirse en casi
exclusiva dllrante el Cbaseense (18). En nuestro registro, esta variedad es rara durante el Epicardial,
pero si aparece en los ~epulcros Montbo.ló de la Cova del Pasteral y las cistas de Tavertet, y sólo
parcialmente en la Cova d'En Pau. 'El utillaje Iitico del pe__odo Montboló es poeo conóéido, pero
d
las larga$ láminas de boz de la Cova deL Pasteral. o las puntas de flecha con p~dJ,ín(!ulo de Tavertet,
re$ulta,.ban :comgletamente désconocidas en periodos anteriores.
Es posible que el crecitniento de Ja población no pueda ser compensada por 1a colonización
de nuevas tierrás, y empezará a producirse una competencia inter-grupal para su dominio. En esta
situación~ el aQmento de· la producción: se hace inevitable, buscándose tierras más productivas para
, 73) CRunus, CASTELLS y MousT: Op. eit. not,a 24.
(
(74) F. CR.IAÍlO: Megalitos, Espaeio, Pe~mi~nto. Tfabqjo~ tle ~historia, n.• 46~ Madrid, 1
989, }:lp. 75-98.
(?S) J . .Mt:.sraEs: les SC.Pultures neo.lítiqucs de I'Hort d'En Grirnll~ (Cas~llvi de .la MatJ:a., Alt Fenedes). Olerdulae,
ll,\Í.lll§.l-2-H. 1988-8.9, pp, 97·129.
(76) J. MAUJQU.ER D'E Mo:n.s: Breus notes sobre els sepulcres neolítics del :Saix Eb.re. Boletin Arqf!eOIQgico di! 11lrmgona, fase. 113-12(}, 'Thrljlgon_a, l 97l-72, pp. 31·3.9.
(77) ,X. LW\I.l}RA: [.a F.e'ixa. 4e1 Moro (Juberri) j t:l.Neolític Mig·Recent a: Andorra. 'Iribuna d'Arqueokigia, 1985·86,
'Barcelona, Pí1· 15·24.
{78) 'V AQOER: 0(1. cit. nota 28.
-30-
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PRIMERAS SOCIEDADES NOOLITICAS D.EL NORDESTE PENINSULAR
23
ba~r frente a ello; posiblemente se darían los primeros casos de especialización ganadera, como
demostrarían los sepulcros en zonas montafiosas, y fmalmente se podia pasar a una mayor jerarquización, como elemento centralizador de las relaciones ínter-grupales, que en nuestro registro se
puede ver reflejada por cambios en las costumbres funerarias, y por la mayor aportación de productos lejanos.
A pesar de la parquedad del registro, el período Montboló nos muestra por una parte una
continuidad de las tradiciones del Neolítico antiguo (formas cerámicas, sepulcros colectivos en cue·
va), y por otra, la aparición de innovaciones que nos relacionan directamente con el Neoütico evolucionado (cerámicas lisas, cambios en el patrón de asentamiento, cistas megalfticas). En este sentido,
lo podríamos considerar como nn periodo bisagra entre las dos grandes fases neoliticas. Pero esta
situación no deja de ser un poro artificio, ya que desde las primeras comunidades con cerámica
cardial, se produce una evolución hacia sociedades ca.da vez .más complejas.
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ARCHIVO D.E PR.EHISTORIA LEVANTINA
Vol. XXI (Valeocia, 19941
Ángel BOSCH LWRBT*
LAS PRIMERAS SOCIEDADES NEOLÍTICAS
DEL EXTREMO NORDESTE DE LA PENÍNSULA ffiÉRICA**
El territorio analizado corresponde administrativamente a la Regió de Girona, según la división politica del Principat de Catalunya del afio l936~ o Regió 11 según el actual proyecto de división territorial de la Generalitat de Catalunya, formada por las comarcas del Girones, Alt y Baix
Emparda, Pla de l'Estany, La Garrotxa y La Selva. Es una zona de unos 4.000 kilómetros cuadrados, comprendidos entre los 42° 27' 30" de latitud norte; y 2° 45' y 3° 05' 40" de longitud este.
Todo el territorio se estructura en torno al llano tectónico del 'Emparda, en el que afloran mat~
riales de época Mesozoica, pero que mayoritariamente está cubierto por materiales neógenos y cuaternarios aportados por los cursos fluviales de La Muga, Fluvia, Ter y Daró.
Al norte, el Uano está limitado por el extremo más oriental de los Pit"ineos, que corresponde
a una serie de alineamientos formados por esquistos y macizos gneísticos que derivan de rocas plutónicas de composición general!:nente granodiorítica.
Por el oeste, el territorio está cerrado de norte a sur poJ el Pre-pirineo oriental y el Sistema Transversal. El primero está constituido por el macizo de la Alta Garrotxa, formación alpina de natura1ez,a
calcárea, muy afectada por procesos de j{arstificación. El Sistema 'fransversaJ es una serie de alineamientos orográficos tabulares, que configuran UAa serie de horsts y fosas tectónicas, con materiales
litológicos de· naturaleza calcárea. La zona norte ha estado afectada por vulcanismo durante el cuaternario, que modifica el relieve y aporta materiales no carbonatados en un área calcinaJ.
En el sur, nos encontramos con los macizos de Les Gavarres (Sierra Litoral) y les Guilleries
(Sierra Pre-litoral), con una depresión tectónica que los une, y que sirve de eje de comunicaciones
(depresión Pre-litoral). Están formados por materiales paleozoicos, predominando los granitos, dioritas y esquistos.
Se trata de un territorio que conoce una considerable actividad arqueológica desde finales del
siglo pasado, sin que se hubieran conseguido importantes aportacione!l al conocimiento de las primeras sociedades neolíticas, a diferencia de lo que sucede con otras zonas del Mediterráneo occidentaL Este vacio en el registro, gue eJ) algunas ocasiones ha sido interpretado como una neolitización
• Cl. Santa Eugenia, 27, 4°, 2•. Girona 17()()-5.
•• Articulo realizado como sintesi$ parcial-de la tesis doctoral «Neolllic antic al N.E. de Catalunya». Universidad
Autónoma de Barcelona, l992.
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A. 'BOSCH LLORET
.•
Fig. J•• Situación de 1011 yacimientos del Neolitk:o antiguo del extrem011 nordeste de la Península Ibérica: 1:
1'ur6 de les Corta (L'Escala, Alt Emporda); 2: La Bassa (,Fonteta, Babt Emponü); 3: Cova de la
Sardineta (Calonge, Babt Emponü); 4: Cova de Ja Barraca de N'Oner (Calonge. Babt Emponta); 5:
Cova de I'Avdlana (Calonge, Baix Emponll); 6: Coves de Can Roca de Malvet (Sta. Cristina d'Aro,
Balx Empord~); 7: La Draga (Banyoles, Pla de I'Estany); 8: Cova de l'Arbreda (Serinyl, Pla de
I'Estany); 9: Cova de Mollet ID (Serinyl, Pla de I'Estany); 10: Cova d'En Pau (Seriny~, Pla de
l'Estany); 11: Cova del Redau-Viver (Seriuyl, Pla de I'Estany); 12: Cova deis Encaotats (SeriQyl, Pta
de I'Estany); 13: Cova de Mariver (&pooeDi, Pla de I'Estany); 14: Cova de les Encaotades (SeriQyl,
Pla de I'Estany); 15: Balma del Serrat del Pont (Tortelll, La Garrotxa); 16: Plansallosa (Tortd.ll, La
Garrotu); 17: Cova 120 (Sales de LUetta, La Garrotxa); lO: Cova deis Ermltons (Sales de Uierca, La
Garrotxa); 21: Cova del Sengla.r (Aibauyl, Alt Emporcü); 22: La Codella (La Pinya, La Garrotxa);
23: Cova de I'Avdlaner (Les Planes d'Hostoles, La Garrotxa); 24: Bora Tuna (St. MarU de Uémana,
Glronu); 25: Cova del Pasteral (La Cellera de Ter, La Seln); 26: Puig Mascar6 (Torroella de
Montgri, Baix Emporda); 27: La Fonollera (Torroella de Montgri, Balx Emporda); 28: Mas Pinell
(Torroella de Mont¡rf, 8a.l.x Empord&).
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PRIMERAS SOClEDADES NEOLÍTICAS DEL NORDESTE PENINSULAR
3
más tardía, puede estar condicionado pO,r la falta de grandes cavidades naturales, sobre las que
se han centrado las investigaciones prehistóricas.
En las primeras excavaciones prehistóricas realizadas sobre cuevas, generalmente de pequeñas proporciones, se obtuvieron abundantes restos cerámicos, raramente decorados con cardium,
que se clasificaron en fases cronológicas amplias, tales como el Eneolitico o la Edad del Bronce.
A partir de la excavación de la Baume de Montboló (1), se inició un proceso de revisión de
las cerámicas de los yacimientos catalanes para so clasificación según el modelo cronológico utilizado en el sur de Francia. Siguiendo esta iniciativa, la primera sistematización de la zona analizada
fue obra de J. 'Thrrús (2), que reconocería restos del Neolitico antiguo sobre un total de 14 yacimientos: Puig Mascaró (Thrroella de Montgri), Thró de .les Corts (L'EsC41a), las cuevas de Els Imcantats,
L'Arbreda, Mollet III, En Pau U y El Reclau-Viver (Serinya), Mariver y Les Encantades de Martís
(Esponella), Bora 'lUna (Llora), El Pasteral (la Cellera de Ter) (2bis), S'Espasa (Oix), El Bísbe y
Els Ermitons (Sales de Llierca).
A partir de este momento se inicló una intynsa actividad arqueológica en estaciones neollticas,
con Jas excavaciones de Puig Mascaró (3), Cova d'En Pau (4), La Bassa de Fonteta (5), Cova de
l'Avellaner (les Planes d'Hostoles) (6) y Cova 120 (Sales de Llierca) (7).
'Thmbién han sido reconocidas ocupaciones del Neolítico antiguo en los abrigos graníticos de
L'Avellana, La Sardineta, La "Barraca de N'Oller (Calooge) (8) y Can Roca de Malvet (Sta. Cristina
d'Aro) (9), asf como en una estación al aire libre en La CodeHa (La Pínya) (10), y un sepulcro en
la Cova del Senglar (Albanya) (11).
{1) J. GUlLAINE et aL: La balma de Montboló et le N/ollthique de I"Occldent mhliterranéen. l.P.E.A., TóuJouse, 1974.
(2) J. TARR"ús: La cova de Mariver. Estudi tipQ/Ogic deis seus materials: Epicardlal. Montboló 1 Bronze. Mono~es
del C.E.C., núm. 2, Banyolcs, 1979. l o.: El Neolitic antic a les comarques gironincs. El Neqlftlc a Catalunya, Monlscrrat,
1980, pp. 33·57. lo.: El neolltico antiguo en eJ Nordeste de Catalunya. Colloque In~rnatlonal de Préh/stolte, Montpellier,
1981, .PP· 143·156.
(2bis) A. BoscH: La cova del Pasternl. Un jaciment neolític ·a la val! mitjana del Ter. ()uaderns del Centre d'Estudis
Comarca/s de Banyoles. Homenatge al Dr. J. M.; Curominas, vol. TI, llanyoles, 1985, pp. 29·56.
(3) B. POI'IS y J. TARRús: Prospeccions arqueologiques al jaciment del Puig Mascaró: un nou habitat del Ncolitic Antic. i del Bronze FinaJ aJ baix Emporda. Cynsela, flf, Gi{ona, 1980.
(4) J. TARROS }1 A. Bosc:H: Els nivells"postglacials qe la cova (l'en Pa1.1 (Serinya, Pla dé I'Estan,y). Cypsela, VIII, Giro·
na, 1991 , J?P· 21-47.
(5) J. TARRús, B. PoNs y J. CliiNCHILLA: La tomba neolitica de la Bassa (Fonteta, La Bisbal). Una nova evid~ncia
d'elemenl, Chassey a Catalunya. lnformació Arqueoldcica, núm. 34, Barcelona, 1982, pp. 39-66.
(6) A. "Boscll y J. TARROs: La cova sepulcral del Neolftic antic de I"Avel/aner. Cogol/s-Les Planes d'Hostóles (La GarrotXJJ). Monografics del Centre d'lnvestigacions ,Arq~eologiques de Girona, núm. 11, 1
99J.
(7) B. AGUST1, G. Al..cALDe, F. BuRJACHS et al.: .Dinamica de la utilltl.QCió de la cova 120 per l'home en els dorters
6.000 anys. ~ríe Monogrifica del C.J.A., n(Jm. 7,, Girona, 1987.
(8) A. TOLEDO y B. AGusTI: Les co'YCS de Calonge. Estudls sobre el Baix Empordd, núm. 6, St. Feliu de Guixols, 1987,
pp. 11-41.
(9) A. TOLEDO, B. AousTI y U. EstEvA; les coves de Can .Roca de Malvet (Sta. Cristina d'Aro). Estudis' sobre el Ba:ix
EmpordJl, núm. 10, Sant Feliu de Guixols, 1991, pp. 53·75.
(lO) M. Bucu, J. MATI!U, A. P ALOMO y M. S~A.: L'babitat neolitic a I'Alt.a Conca del FluviA. Vitrina, núm. 5, Olot.
1990, pp. 60-65.
(U) A. Boscll y J. TARkúS: Les cenimiques d'estil Montobol6 dios l'evoluci6 del neolitic a Catalunya. Estar de la ínvestlgació sobre el neolltic a Catalunya, Puigcerda-Andorra (1991), 1992, pp. 139·143.
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A. BOSCH LLORBT
4
trabajos sobre,el Neolltico antiguo contim.íao sobre tres interesantísimos yaoi·
como son La Dra$a (Bartyoles) (12), PlansaUosa (Ibrtella) (13) y Balma del Semn del Pont
A~rualme.fite,¡ los
mientas~
(TortellA) (14).
Los resUltadO& de la actividad arqueológica en el último decenio hªn. enriquecido de forma co.nsi·
derable un registro argueológico que, aún manteniendo .lagunas importantes, aporta valiosos docu·
mentas al conocimiento de las primeras sQC;i(
l. CRONOWGíA
La mayor parte de estudios sobre eJ Neolítico antiguo muestran una escasa variación temporal
en lá ocqpación del espacio, los hábitos alimentarios y la cultura materiaL El elemento que mejor
permite una determinación cronológica es la cerámica, que se encuentra en la \jase de todos los
estudios cronométricos.
Bo el estado actual de los conocimientos parece más apropiado considera.r una ~volqción unili·
neal, sin que ello signifique que necesariamente todas las zonas se aruurten a los ,nuevo-s estilos
simtiltáneamente.
De lós conjuntos cerámicos de la zona estudiada y de las principales series estratigráficas.de las
zon~-s contiguas (15), se puede deducir una evolución de los estilos cerámicos en los siguientes términos;
l) los nrveles cerá;IIlicos má~ antiguos s_ caracte.rizan par la decoración cardial (5000-4200
e
BC; 57.50-5200 dat. cal.} de bueha parte de sus vasjj4s. .Esta fase, que ea alguna zona ha podido
ser objeto de stibdívisione.s considerando el porcentaje o motivos de estas decoraciones, eñ el registro actual del extremo nordeste de la Peofusula solamente está representada en su fase. finaL
Las formas cerámicas predomin.ant~s son laS cilíndri~. hemiesféricas y las. subesféricas con
y sin 'Cuello. No se conocen los fondos planos.
Las asas suelen ser muy grüesas, en fo.rma de cinta o anular, frecuentemente horizontales.
Los yacimientos en los gue se representa este periodo son: la Draga; los ábrigos travertinicos
de 1~ zona del Reelau.Yiver (cuevas de En Pau, L"Arbreda, Mollet Ill y El Recla'u-ViveJ); y probablemente algunos yacimientQS de Ja Alta Garrotxa {Plansallosa, Balma del Serra:t del Pont, Cova del
SengJar). Exceptuando la Draga, son. cortjunt!;)S que a¡>Qrtan un ntÍPlero reducido de fragmentos
decoradO$ CQn car
2) La desaparición de las decoraciones cardiales deja paso a un predominio de diferentes motivos impresos (punzón, espátula,, uila...) e incisos. Estos motivos ya apa¡eceq en la fase anterior,
(12) J. TARROS et al: I.a D.raga (Banyol~). Un .Qa:t>itatJacu.stredel n(lO!I.tic antic. Estar dé la inveUig1Jció'sobre el néclí·
tic a CataJunya, Puigccrcta-Ando(ra (1991), 1992, P.P· S9-92.
'(!3) O. :.'\LCALD~, A. ~eH y ll.BuxO: L'asscnta:menf heolític a l'ai,re lliure de PJtv¡s,aUQ§a (La Ganv.t1CJ1), Cypsela.
IX, Girona,, 19.91, pp. 49-63.
·
'
·
{14) O. ALCAIJJE, M. MOLIST y A. TOLEDO: La Bauma deJ Serrat del Pont (1brtella, Gerona). .Revista deArqueologra,
'1\Úm. 1{)8, a,bril, !990, p. 51.
(15) J. GUJ}..(JNI!: l.e Néolithique Anclen c.n Languedoc et ~ ·Cátalogne: gléments et ~exions pour un essai de pério·
dlsation. 'En J . .P. DHMOULE y J. G11ILA!NB (eds'.): Le Neolirhit¡ue de la Rrance. pp, 71-82. Ed, Picard;, 19'86. J. 'B:e¡tNABEU:
La trodicíO'o cultural de las cerámicas impresas en la zona oriental de /p Pt!nft!Su4l /b'érlca·. Sexvi<áó d.e Invc:Stlgación PrehiStórica de lll Djputa!:i{m de Valencia, Ttabaj,os varios, n.• 86 1989, 158 p. A. MARtiN CóLUOA: Di.n~!)'lica del N'eqlítico
.,
Antiguo y Medio en Cataluila. Aro_gónlli{orol ,Meditendneo. Intercambios Culrur.ales duronte la Prehistoria, Záragoza,
1992, p_p. 619-333.
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P~AS sOciEDADPS NEOLtrJCAS DEL NORDESTE PENJNSULAR
.
.
S
pero es ahora cuando llegan a su ~áximo desauollo. Denominamos a ~te período como Eptcardial
(420()-3800 BC.; 5200-4600 dat. cal.}.
.
Las formas cerámicas son básicamente las mismas que en el periodo anterior. 1$ asas consiguen· un mayor desarrollo, siendo generalmente·de cinta. y frecuentemente con una depresión central, 'estando sus bordes decorados con ünpresiones de uña. En Bora Tuna aparece una primera
asa tubular, aún poco desarrollada.
·.
Mientras que en algunas zónas COmO el':País Val~nciano ó la Provenza, la decoraeión cardial
aún se mantjene,, en caq¡.lu~a 'y el ienguadot desaparece casi completamente.
los yac.imientOS ~pi~rdiales del extrei!lO nordéste de la Penlnsula se han localizado en el valle
del Llierca (Piansallosa, y:Jas cuevas S'Bspasa, Els ~rmitons y 120), La Draga, ab{jgos travertínicos
del Reclau-Viver (L'Arb~da, En Pau, El Reclau-Viver), Cava Mariver, Puig Ma8caró, Turó de les
Corts, ab.!igos granitícos' de les G~~arres (Ca-q.'Roca.de Ma!vet, La Sardineta, Li\.vellana y La Ba,uaca de N'Oller),. Cova del Pasteral, Bora ·T~_na y Cova de 1'Avellaner.
'
Se trata, sin lugar a dudas, del período mejor representado dentro de la zona analizada, y del
que podemos extraer la ~yor parte de conclusiones.
... .
.
.
3) La lenta desaparición de los motivos decorativos anteriores da lÚgar a ·yo conjunto de subgrup~ regiomiles, caracterlzados por un predominio de las cei'ámicas lisas. ' •
En el l.enguadoc este periodo aparece ocupado por facies como el Fagiense o el ProtoChaseerise. Más al sur, en el Pirineo orien'tal, tanto en la vertiente norte como la sur, ifa e8tado
identificado con el Montboló.·
En Cataluña se dan-dos fenómenos ,diferentes: al sur del rio Llobregat las cerámicas mantienen
una decoración a bast·de cordones lisos y un J)einado poco profundo de la superficie; mientras
que al norte, las ceráñlfcas son raramente peina~, y si bien mantienen algunos cordonés lisos,
se caracterizan por eJ predominio dé las -~rámicas li$as. En ambos casos, la decoración cerámica
más característica es un cordón aplicado en.Jorma de ,big: las asas. ·
··~
·
Estas facies no son equjparables al Epj~dial rr descrito por J. Guilaine en la Grot_te Gazel
(16), sino que resultan más evolucionadas. J. Mestres (17) ha utili~o la denominación de; Neolítico
.
antiguo evolucionado, o PQs~ardial• para esta fase en la zona del Penedés; deoo~n~i6n que aún
no siendo muy bien acepujda, ha sido utiliZada por A. Martln (18) ·}:!_ara eJ conjunto de Cataluña,
en la que subdi\lide los grupos regionales de~.Montboló, Molinot y·, Amposta.
.r
En el Pais Valenciano,da reciente periodización de J. Bernabeu. (l9) introduce los mismos co'noeptos que eJ Postcardial del suc de Cátaluña. en un Neolítico lC.
:~, ..
La pres~ncia de elementos de estilo Montboló en Catalufta ha sido interpretada de¡·d~ferentes
formas:
"
Como Montboló «strictu senso», J. Guilaine (20) describla un conjunto de cerámicas li~as o
muy poco decoradas, con superficies pulime~tildas1 que presentaban como elementos más destacables ~nas asas tubulares muy alargadas, y unás caiacterísticas barritas apliCádas horizontalmente,
de ~ción trapezoidal. •
!
06) Guu..AJ.NE: Op. ~fl.~nota 15.
(17) J. MEsrRl:S: Avan~ment a l'estudi del jaciment de les Gujxeres de Vilobl.
1981-82, pp. 35-54.
(18) MARI'tN COwo.o.: Op. cit. nota 15.
(19) BERNABBU: Op. cjt. nota 15.
(20) Guu.AINE: Op. cit. nota l.
-13-
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Pyrenae, n.• tN8, Barcélo.na,
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Flg. 2.- Evolud.6n de las formas cerámicas del Neolftico antiguo del estremo nordeste de la Pmí!ISilla Ibérica.
A: Cardlal; B: Epicardial; C: Epicardial final; D: Montbol6. 1 y 2: La Draga; 3: Plamallosa; 4!
S'Espasa; 5: LaBora Tuna; 6: El PuigMascar6; 7: El Pasteral; 8: EJ Redau-Vlver; 9, lO y 13:
L'Avellaner; Jl y ll: Mariver; 1.4 y 15: Les Encantades; 16: El Bisbe; 17: Ets Encantats; 18 y 19: La
Bassa.
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PRIMERAS SOCIEDADES NEOLÍTICAS DEL NORDFSTE PENINSULAR
7
las asas tubulares están presentes, en realidad, desde la fase Cardia1, si bien con un desarrQ.Uo
menos acusado. Durante la fase Epicardial, su representación es ya más importante, tal como aparece en Jas fases más recientes de Plansallosa; y durante la fase propiamente Montboló, es uno de
los elementos caracterlstjcos.
Al norte de Catalufta, las cerámicas propias del estilo de Montboló aparecen frecuentemente
asociadas con otros elementos decorativos, sobre todo los cordones lisos, lo que ha sido interpretado
como alteraciones de los niveles arqueológicos con otros epicardiales, como podria ser el caso de
Puig Mascaró. Pero no se podria eJplicar ~njuntos cerrados, cÓmo el sepulcro de la Cova de
l'Avellaner (21).
Sigue habiendo, de todas formas, un conjunto importante de cuevas del norte de Cataluí\a
(El BJsbe, Les Encantades, El Senglar, Bél~ta. Montou...) que permiten aislar perfectamente esta
facies cerámica, que puede tomar significación, culturo.!, tal como propone F. Claustre (22).
A partir de los datos ofrecidos por lQS Y,acirnientos del extremo nordeste de la Penfnsul~. p.roponemos una evolución de las cerámicas de estilo Montboló en la siguiente secuencia cronológica:
a) Un Epicardiat final (4000-3800 BC; 4900-4600 dat. cal), o evolucionado, representado por
el nivel superior de Plansallosa (3920 BCJ, los niveles sepulcrales de las cuevas de L'Avellaner (3970
y 3880 BC), Mariver, y el nivel IU de la Cova 120. Se caracteriza por la perduración de las cerámicas
impresas, pero siendo los cordones lisos y, SQbre todo, las cerámicas no decoradas, las mejor repre~
sentadas. Estas últimas pueden tener la superficie pulimentada, pero sin llegar a la perfecéión del
período posterior.
Se mantienen las formas caracterlsticas de los periodos Cardial y Epicardial, como los grandes
vasos cilíndricos y los hemiesféricos, pero van haciéndose más frecuentes los vasos subesféricos
con cuello diferenciado, y aparecen las primeras formas carenadas.
Entre los elementos cerámicos característicos, son notorias las asas tubulares, aunque poco
desaroUadas, y se mantienen las asas de cinta, que frecuentemente son muy anchas, y con una
depresión cenlral.
b) Un per iodo Montboló (3800-3300 BC; 4600-4000 dat. cal.), o Postcardial de estilo Mo_n_tboló
para couelacionarlo con otros grupos regionales, que se caracteriza por la presencia de cerámicas
lisas o muy poco decoradas, con la superficie perfectamente pulimentada, tal como aparece en las
cuevas de En Pau (3670 BC), El Pasteral (3320 BC), El Bisbe, Les Encantades, Els Encantats o
El Senglar.
~s únicas deco~aciones que aparecen son algunos escasos cordones lisos y algunas incisiones,
que frecuentemente adoptan la forma de bigote ó CQtnarnente a partir de un asa. En contrap<>siojón
a esta falta de decoración, las cerámicas muestran ona superficie lustrosa, perfectamente pulimentada y una pasta muy compacta, con paredes de escaso grosor.
Las asas más caractedsticas son las tubulares, Q,ue llegan a su máximo desarrollo. Se mantienen
las asas de cinta, que pueden llegar a ser muy anchas, con o sio depresión central.
El final de este período está documentado en el registro por la aparición de cerámicas esgrafiadas, como en la Bassa de Fonteta. Fuera de la zona analizada, pero en el mismo valle del. Thr, también son conocidas en Ja Cova de les Griuteres, en Vilanova de San (3350 y 3330 BC) (23).
en
(21) BOSCH y TARROS: Op. c1t. nota 6.
(22) F. CLAúSTRE, J. ZAMMTI', Y. Bl.AIZB et al.: lA Caune de BéléstJJ. Une tombe collective ü y a 6000 ans. Centre
d'Anthropologie de.s Sociélés Rurales, Tolllo~ 1993, 286 p.
(23) l CASTANY: Montboló i Cbassey a Griuteres (Vilanova de Sau, Osona). Estratigraf¡a, palcoecologia, paleoeconomia i datació. &1111 de la investigació sobre el neolftic a CtitJJ/unya, Puigcerdi-Andorra (1991), 1992, pp. 150-152.
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. ' A. PQSCR LLORET
8
El período Montboló corresponde a p:na cultuf!l dinámica, en la· que se producen multitud
de.cambios socio-económicos, y que,en muchos aspectos puede considerarse.como;un primer N6olitico evolucionado. Aparecen las primeras manifestaciones megaUticas, como las .cistas de inhumación de Thvertet, con varias dataciones en la primer mitad del IV milenio (24) .
. e) .U~ Neolítico eYoJuclonado. propiamente dicho, con perduración de ceiámitas oordadas Y
pre9ominio de cerámicas li~. entre las que a_patecen aún a.sas tubulares poco des{lrroUad_as; Este
período estaría dócumentado por el asentamiento de Ca N'lsa~n. en Pall\u·saverde"' (3250.Bf! .3110
BP y 2710 BP) (25) y por los sepulcros megalíticos de·l.es.Alberes (26),
Podriamos, pues, resumir la linea evolutiva del Neolftico antiguo del extremo -nordeste deJa
Penlnsula en la sucesióo de lQs siguieJltes periodos cerámicos. .
l. Periodo caracterizado por las cerán:liea~ 1déeonidas con· cardiufij. (Cardi~). pr9bablemente
sólo representado en su última fase. Equiparable al Neolitico lA propue~to por J. Bernabetr (27)
para el País Valenciano.
.
. 2.. Periodo de las cerámicas imp~as 11.0 cardiales (J!piQardial). subdivisjble en un. Epicardial
clásico (1) y. un Epicardial final (ll), qu.e hace de transidón.a las fases con,cerámi~as li~. Equiparables a las mismas denominaciones para ell.enguadoc (28); o al Neolítico lB,. fases .1 y 2 del Pais
Val~~ciano.
3. Período con predominio
4. NeoUtico evolucionado {medio o
ple~¡o).
2. PATRONES DE ASENTAM.IJ:N10
Thdos los yacimientos arqueológicos so_n .el. fruto del desarrollo de· una o varias actividades
humanas. En realidad, cada yacimiento presenta una visión parcial y limitada del total de las a.ct1~
dades, ya que éstas se desarro~ dentro de un territorio que supera ampliamente su marco estricto,
y sus manifestaciones pueden reconocerse en ocupaciones. -complementarias de düerentes espacios
geográficos.
En el extremo nordeste de la Península Ibérica empie-za a configurarse un modelo de ocupación
del territorio basado en pequeños asentamientos al aire libre,,que se complementarían con la utilización, de forma .secundaria· de las éue~as para actividades eoncretas. ·
,
1) Los asentamrentos al aire libre;han .estado muy bien documentados en el .centro de Europa
para las primer.as comunidades. neoUticas-, sin embargo .e n ·el Mediterráneo occidental siempre h.ao
sido las grandes cuevas las que hao p.roporcionªdo las .mejo~;es. secuencias estratigráficas, así ·OOmo
lo~ mejores suelos de ocupación. No deja,.pol'.otra pa.rte; de ser contradjctorio con la denominación
.·
.. . ·...
. : ...
:··
..
~·
(24) W. CRm;u:s, J. CASTBW.S y ~ J.iOL!Sf: Una, necró¡tOlis .de <«?ambres amb t.úntul COIIJ{l1CX>~ ~1 JV griHe,Dili .a ;la
Catalunya Intedor. Estllt de 14 investígaclo sobre el neolltíc a Catlllunya, Pui¡cerdl-ADdona (1991), 1992~ pp.2..4.4-Z48.
(25) J. TARROs et al.: Un assent:ament a 1'aite lliure del neoUtic mitja: Ca N'I$B.ch (Palau-saverde.n.). Bstllt de la investí·
gació sobre el neolltic a Catalunya, Puigcetda·Aftdon:a (1991 L992, pp. 172·175.
),
:: ·
(26) J. TARRús: Les dolmens anciens d~ Ja Catalogne. En, J. GU\l..AINE y X. GIJTlJERZ (eds.): Premih'es Communautis
Puysannes, MontpeUier, 1990, pp. 271-290.
(27} }l.ERNABEU: Op. cit. nota LS.
(28) J. VAQUER: Le Néollthique en .Languedoc OccidenJal. Ed. C.N.R.S., Paris, 1
989, 398 p.
. , •
-16-
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PRIMERAS SOCIEDADES NEOLÍtiCAS DEL NORDESTE PENINSULAR
9
de «Cultura de las cúevas» con la que P. Bbsch i Gimpera definirla los primeros grupos neolíticos
de la Peninsula.
Los poblados al aire libre durante el Neolitico antiguo empiezan a estar bastante bien documentados en todo el Mediterráneo occidental, pudiéndose poner ejemplos como Los de Baratin
(Courthézon) (29), l.eucate-Correge (30), Les Guixeres de Vilobí (St. Martí Sarroca) (31), Barranc
d'En Fabra (Amposta) (32), Riols I (Mequinenza) (33), o la Casa de Lara (Villena) (34).
En el territorio analizado, el número de ejemplos no ha dejado de aumentar en los últimos
aftos (35), y actualmente disponemos de un yacimiento parcialmente excavado (Puig Mascaró), dos
en curso de excavación en extensión (Plansal1osa y la Draga) y de hallazgos ocasionales sobre El
Turó de les Corts, La CodeUa, La Foñollera y Mas PineU.
En estos asentamientos observamos la uoicación del poblamiento neolítico sobre tres tipos de
medioambientes:
~Puig Mascaró, El Thró de les Corts, La Fonollera y Mas Pinell se encuentran en la línea
costera, sobre ligeras elevaciones en zonás de costa baja. EStas elevaciones, sobre roca calcárea,
muestran un pequeño acantilado en su cara este, resultado de la antigua linea de costa, situándose
la población en la vertiente oeste, con una pendiente mucho más suave.
Estos promontorios se encuentran próximos a los cursos fluviales de agua dulce, en las inmediaciones de las desembocaduras de los dos ríos más caudalosos de la zona: el Ter y el Pluvia.
Este becho provocaba que el medio ambiente estuviese caracterizado por una amplia zona pantanosa, si bien no faltaban las tierras emergidas. En el caso del Puig Mascaró, en sus proximidades
se encontraban otras pequeñas elevaciones como la Fonollera y Mas PineU, sobre las que también
se han ballado cerámicas de este período. Mientras qoe en las proximidades de EJ Turó de les Corts
se encuentra la elevación calcárea sobre la que se ha construido el actual pueblo de L'Escala.
- la Draga y La Codella se encontraban en la orilla de un lago de agua dulce. En el caso
de La Codella se trataba de una laguna de origen -volcánico, actualmente desecada.
El caso mejor documentado es el de La Draga, situado en la misma orilla del lago de Banyoles,
en una zona con un gradiente de relieve muy escaso, lo que es causa de fre.cuentes inundaciones.
Actualmente el suelo del asentamiento se encuentra unos 40 cm por debajo del nivel de las aguas
del lago, pero ha de tenerse en consideración el di<.¡ue construido por 1a comunidad benedictina,
que elevó el nivel del agua en casi un metro, por lo que no parece probable que nos encontremos
con un ejemplo de palafito. En este yacimiento se conservan los troncos de los postes de las caba(29) 1. COuJmN: Les habitats de plein air du .Néolithique aocien cardial en Provence. Rivísta di Studl Llguri,
xxxvnr. 3-4, Bordighera, 1972-74, pp. 227·243.
(30) J. OulLAINE el al.: Leucate-Correge, habitat noy~ du Neolithique Cordial. Centre d'Anthropologie des Soci~tés
Rurales, Thulouse, 1984.
{3 1) MmR~:s: Op. cit. nota 17.
(32) J. Boscu, A. FoR
CADI!LL y M.• M. Yn.L.AOII: Les estructures d'hAbitat a l'assentament del Barraoc de Fabra
(Montsia). Estac de la investigaci6 sobre el nefJ/ftic a Catalunya, PaigcerdA·Andorra (1991), 1992, pp. 12J.122.
(33) J. l. ROYO OUJLJ.éN y F. OOMEZ Ll:."CUMBEJuu: Riols l: un asentamiento neolllico al aire libre en la confluencia
de los rlos Segre y Ebro. Arag6n/Litoral Mediterráneo. Inten:ambios culturales durante la Prehistoria, Zatagoza, 1992,
pp. 297·308.
(34) J. M. SOLER: La casa de Lara de Yillena (AiiCanté). Poblado de llanura con cerámica cardial. Soitabi, 11, Valencia,
1961, pp. 193 y SS.
(35) O. Al.CAI.OI!, S. AUAOA, A. Bosai, R BUXO, J. CHINCHILLA y 0. MERCADAL: Hibifats al aire libre en el Neolítico
antiguo y medio del N.E. de Catalui'!a. A.ragón/Litoral Mediterráneo. Intercambios culturales durame la Prehistoria, Zarago- ·
za, 1992, pp. 335·343.
-
17-
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1
0
A BOSCH LLORCT
alt .
450
400
350
300
250
200
1000 m.
alt.
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al t .
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1000 m.
Fig. 3.- Plansallosa (TorteUa). PerüJ topográfico OlE. Cova deis Ermitons (Sales de Llierca). Perfil topográfico
O.NO./E.SE. Cova S'Espasa (Oix). Perfil topográfico OlE.
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PRIMERAS SOCIEDADES NEOL!TICAS DEL NOROESTE PENINSULAR
11
flas, sólo a partir de 60 cm debajo del suelo de ocupación, el nivel más bajo a que llega la capa
freática en épocas de .sequia.
-Finalmente,,Plansallosa se encuentra sobre una pequefla terraza fluvial, unos 30 metros por
encima del actual curso del rlo. Su medioambiente está dominado por el contacto entre una zona
montaflosa y el vasto llano fluvial que se forma con la unión de los rios Llierca y Fluvia.
En conjunto, observamos en todos los yacimientos al aire libre una selección de lugares llanos
o ligeramente elevados en zonas pantanosas, situados en las proximidades de los cursos superficiales
de agua dúlce.
Si co_nsideramos las posibilidades económicas de las zonas escogidas, el hecho má.s relevante
es posible que sea el contacto entre zonas potencialmente agrJcolas con otras que posibilitan la
predación.
los suelos .mejor indicados para los cultivos de cereales son los de estructura flsica mediana,
e,specialmente los calcáreos, poco arcillosos, capaces de almacenar bien el agua y de mantener una
buena transpiración, y con un PH Úgeram._ente alcalioo. Suelos con estas características aparecen
en nuestro territorio (generalmente en forma de suelos oscuros calcáreos) en los relieves del Prepirineo y Sistema 1tansversal, mientras que en la costa sólo aparecen en las pequeiias elevaciones
terciarias del Emporda. Podemos observar como todos los asentamientos al aire libre del Neolítico
antiguo se encuentran sobre este tipo de suelo: Plansallosa, La Codella y La Draga en las extensas
áreas calcáreas del interior; y Puig Mascaró, Mas Pinel, La FonoUera y Turó de les Corts, en las
pequeiias elevaciones calcáreas de la costa. Por contra, no conocemos ni un solo hábitat en las
extensas zonas graníticas de Les Guilleries, Les Alberes o les Gavarres.
En cuanto a la ganaderia~ nos es dificil determinar el radio de acción de los rebaiios en relació.n
a los poblados. Sin embargo, las potencialidades de pastos naturales de las tierras próximas a los
poblados posibilitan la alime.ntación de estos rebai\os sin tener que recurrir a movimientos estacionales. En los asentamientos del interior, la proximidad de los pastos de montaña seria un buen
recurso para afrontar la sequia estival, mientras que en la costa, tas tierras emergentes entre las
lagunas, conocidas como «closes», se caracterizan por la aparición de un prado natural, muy utili·
zado aún actualmente para el pastoreo.
Por último! las potencialidades p.r:edadoras de Jos diferentes medios no son menos importantes:
proximidad de zonas fon)Stales y cursos de agua dulce en todos los asentamientos; lagos de agua
dulce, en La Draga y La CodeJJa; zonas pantanosas y el medio marino, en Puig Mascaró, Mas
Pinell, La Fonollera y lbró de les Corts.
2) La ocupaeión
eliminar la posibilidad de un hábitat en el Neolítico antiguo dentro de una cavidad natural, pero
en el territorio analizado las cuevas conocidas ofrecen muy pocas posibilidades de hábitat, como
puede deducirse si consideramos las siguientes características:
- Mochas de las cavidades presentan -una orientación de la obertura en dirección norte u oeste,
como es el caso de todas las cuevas del Paratge del Reclau·Viver (L~breda, Mollet Ill, En Pau,
El ReclauNiver), o del valle del Llierca (Els Etmitons, El msbe, Balma del Serrat del Pont). Esta
particularidad, probablemente no sea fruto de una elección, sino de que no habla otras cavidades
a elegir.
- La mayor parte de ellas presenta un elevado grado de humedad en su interior.
- las cuevas del Paratge de Reclau-Viver, en realidad abrigos travertinicos, durante el periodo
neolítico ya habian perdido la mayor parte de su cubierta, y el nivel de sedimentos era Jo suficiente·
mente elevado como para no dejar má.s que un pequefio espacio útil. Así, no es sorprendente que
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A. BOSCH LLORBT
L2
en la Cova d'E.n Pau, la ocupación del período Montboló tuviera que hacer un rebajado de sedimentos, barriendo niveles anteriores a la entrada de la cavidad, para instalarse directamente sobre el
nivel solutrense (36).
- Algunas cuevas se encuentran en zonas muy abruptas, alejadas de las posibles tierras de
cultivo. Este hecho es remarcable sobre todo en las cuevas de Bis Ermitons y El Bisbé, razón por
la cual consideramos más probable una fupción como de estabulación ganadera. Esta hipótesis se
podría confirmar en el nivel m de la Cova dels Ermitons por la presencia mayoritarja de restos
de ovicápridos, en especial de dentición (37).
- Las cuevas S'Espasa y 120 presentan algunas características que las hacen completamente
diferentes de las anteriores:
Se trata de cavidades de origen .ká.rstico, de proporciones medianas, con un nivel de humedad
interior muy bajo. La obertura presenta 'una orientación Este. Su acceso es muy difícil, ya que se
·abren directamente en medio de una cornisa calcárea.
Durante la excavación del nivel mde la Cova 120¡ el suelo estaba ocupado por un oonjunto
de 11 fosas, algunas de las cuales contenian grandes vasos de almacenaje (38). Entre los sedimentos
de las fosas se pudo comprobar la existencia de granos de cereales carbonizados, por lo que puede
deducirse una función destinada al almacenaje de estos alimentos. En e) caso de S'Espasa, una
excavación sin rigor científico no ha permitido el mismo grado de certitud, pero las mismas características de la cueva y de Jos restos cerámicos hacen previsible una misma función.
3. WS SEPULCROS
Ninguno de los enterramientos conocidos del Neolítico antiguo se encuentra en el suelo de
un nivel de hábitat de los asentamientos anteriormente citados, e incluso la distancia a estos últimos imposibilita la relación sepulcro-hábitat.
De todas formas, este es un hecho explicativo de por sí: las sociedades neoliticas utilizaban
un determ.inado lugar con una exclusiva finalidad sepulcral, a modo de una necrópolis o cementerio.
Desconocemos completamente la fórmula sepulcral del periodo Cardial, ya que los sepulcros
conocidos corresponden a los periodos Epicardial y Montboló. En éstos, el lugar elegido es una
cavidad rocosa, generalmente una cueva profunda, con una entrada angosta, como se da en los
casos de las cuevas de Mariver, El Pasteral, Bora Thna, Les En~ntades o Els Encantats. Son.cavidades que nunca han sido utilizadas como hábitat, a excepción de 'la Cova del Senglar, en 1~ gue
se superponen niveles de la Edad del Bronce. En algunos casos, como Mariver, Les Enca:ntades
y Els Encantats, fueron reutilizados como sepulcros durante el calcolltico y la Edad del Bronéé.
En el caso dé la Cova de 1Avellaner, se trata de una grieta abierta sobre una cornisa travertini'
ca, de modestas proporciones, en una zona carente de g¡andcs cavidades; y finalmente, La Bassa
de Fonteta, es un enterramiento en el interior de una pequeña grieta en Ja roca calcárea, recubierta
posteriormente con sedimentos.
'
(36)
TARROs y ~
(37) J.
Op. c:it. nota 4.
~lloro: LA cova deis Ermitons. Sales de Llierca (Girona). Estudl d'un hdbitat prehistórica /'interior del massis
de la Garrotxa. Thsina de Licenciatura, O.A.B., 1986.
(38) AOUSTI et al.: Op. cit. .nota 7.
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P.PJMBRAS SOCIEDADES NEOLtrJCAS DEL NORDESTE PENINSULAR
13
El contexto paisajístico que rodea a estos sepulcros no difiere de los hábitats: presencia de
un territorio potencialmente agrlcola y proxil;nidad de cursos de agua dulce. La única excepción
a este modelo ·se da en Ja Oova del Sengiar, ya de periodo Montboló, situada en una zona muy
abrupta.
Probablemente, estos sepulcros se encuentren próximos a asen1amientos de hábitat, siendo utilizados por sus poblaciones de forma ininterrumpida durante períodos de tiempos más o menos
largos. El resultado Cfe este uso es la reutilización sucesiva de un mismo espacio sepulcral, lo que
le confie.re el carácter de colectivo.
Sobre el ritual de depósito del cuerpo, parece que pudo variar según las condiciones naturales
del sepulcro:
-En las cuevas profundas. a pesar de los movimientos naturales de Jos sedimentos y de las
alteraciones de I~JS nuevas reutilizaciones, los esqueletos pare<:en dispuestos directamente sobre el
suelo, sin que se hubiera excavado ninguna fo~, o se hubieran recubierto de tierras.
-En el caso de la .Bassa de Fo.nteta, el cuerpo depositado en una grieta sí seria cubierto de
sedimentos.
- Más compleja resulta la Cova de 1'Avellaner (39), ya que presenta una estructuración en
tres células sepulcrales, separadas entre si por un gran bloque rocoso, y por una pequefla pared
seca. En esta$ células, sólo era posible depositar un cuerpo en posición encogida, pero posteriormente serian reutilizadas., resguardando únicamente algunos huesos de la i:ghumación anterior. Resulta paradigmático, en este yacimiento, comprobar cómo algunos huesos han sido objeto de cremación, que en ningún caso puede compararse con las cremaciones o incinera~ciones de la Edad del
Bronce.
El número de inhumaciones por sepulcro sólo ha podido verificarse en aquellos' sepulcros que
no presentan reutilizaciones de perio
de diferentes incursiones de aficionados, y la excavación no ha sido completada.
-En la zona m de la Cova del Pasteral, de cronologia Epicardial, el número mínimo de individuos se eleva a 9, de los que 2 son infantiles y 7 adultos; determinándose 1femenino y 3 masculinos
(40).
-En la Cova de 1'Avellaner, de cronología Epicardial final, el número mínimo de inhumados
es de 20, con 6 infantiles y 14 adultos; pudiéndose determinar 2 femeninos y 5 masculinos (41).
-En la zon~J D de la Cova del Pasteral, de cronología Montbo16, el número minimo de individuos es de l4, de los que 1 es infantil y 13 adultos; y se han podido íletet:tninar 2 femeninos y
5 masculinos (42).
-En el sepulcro de La Bassa se conservaron solamente las extremidades inferiores de un único
individuo.
Aparte de 1os objetos que formaban parte de la vestimenta o adornos del difunto, que en el
territorio que analizamos nu.nca son muy importantes, como ofrendas funerarias se debieron depositar diferentes tipos de alimentos, de los que en muchos casos no nos queda más que los recipientes
(39) Bosoi y TARRús: Op. cit. nota 6.
(40) D. ~AMf>Jtto y B. Vrvi!S: E.~tudi de lés re$tés humanes de la cova d'«EI 'Pasteral» (Girona). Quaderns del Centre
d'Estudis UJmllfClils de Bonyoles, vol. U, 1985, pp. 57-69.
(41) O. MaCAJJAL, en BoscH y TA~tRús: Op, cit. nota 6.
(42) CAMJ>ru.o y VIVES: Op. cit. nota 40.
-21-
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14
Á.. BOSCH LLORET
que los contenian. En el caso de La Bassa, se ha podido constatar que uno de los vasos contenía
restos de higo (Ficus carica).
El número de estos recipientes pudo ser muy variable. Podemos obtener un promedio de poco
más de 2 vasos por individuo en la Cova de l'AveUaner; mientras que en La .Bassa eran 4 vasos
y un soporte para un solo inhumado. En otros sepUlcros el promedio era más bajo, como en la
zona n de la Cova del Pasteral, que no alcanza a un vaso por indi-viduo. Nos puede servir de comparación la sala sepulcral de la Cauna de Bélesta (43), donde se encontraron 28 vasos para un total
de 30 individuos.
·
Aparte deJ contenido de los vasos cerámicos, en algún caso se hicieron aportaciones de restos
de fauna , como ofrenda. En la zona m de Ia Cova del Pasteral, se trata únicamente de algunos
objetos probablemente simbólicos: una cqncha de tortuga, un cuerno de bóvido. Pero en la Co\'a
de l'Avellaner, el número ·ae restos de fauna supera claramente a los restos humanos. En ellos hemos
podido advertir tres tipos de depósito:
- La forma más utilizada sería la de las extremidades de ovicápridos y cerdos, es decir, las
partes del animal con mayor aportación de carne.
- En algunos casos se P,Uede tratar de un animal entero, como seda el caso de un ejemplar
joven de cordero en la cavidad la, o bien de un lechón de pocos dias en la cavidad 3a.
- Finalmente, también se puede encontrar una parte. simbólica del animal, como puede ser
un cráneo de cerdo en la cavidad 2a; o una mandíbula de lince, en la misma cavidadJ
En todos estos restos, no se h~ podido descubrir ninguna sef\al de descarnamiento, ni tamPQCO
de consumición por parte de algún carnívoro, por lo que puede deducirse que no fueron consumidas
antes de su sepultura.
4. BASES ECONÓMICAS
Observaremos brevemente aquellas actividades económicas que pueden ser analizadas directamente en el registro arqueológico.
1) La mayor parte de los restos de fauna corresponde a animales que han podido ser objeto
de domesticación. En este sentido, las &ficultades de d.iferenciación en algunas especies, de animaL domésticos o silvestres, resultan muy problemáticas.
es
En todos los yacimientos analizados, el conjunto mejor representado es el de los ovicápridos
(Ouis-Capra), sobre todo en ócUpaciones en cuevas como Els Ermitons (44). Cuando se ha p()dido
profundizar un poco sobre el registro, se comprueba que dentro de este grupo la especie más abundante es Ovis aries, seguida por Capra hircus, estando ·muy por debajo la Capra pyrenaica. En
La Draga (45), entre los restos detew:Un.ablcs, 122 corresponden a Ovis, 68 a cabra doméstica, y
solamente 5 a Capra pyrenaica. Resultados muy similares se obtienen entre la fauna de .la cueva
sepulcral de L'Avellaner (46), donde sólo se determina con seguridad el género Capra, en dos individuos de la cavidad sepulcral la, correspondiendo el resto mayoritariamente al género Ovis.
(43) CLAUSTRE et al.: Op. cit. nota 22.
(44) MARoro: Op. cit. nota 37.
(45) M. SARA: Relacions entre grups hu1111lns i animols o/ neolític antic: dlntlmlca del procés de domescicoció a Catalunyo. L 'exemp/e de LA Drago. Thsina de Licenciatura, U.A.B., 1993.
{46) MOUNA, en BoscH y TARROS: Op. cit. nota 6.
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PRIMERAS SOCIEDADES NEOLlTICAS DEL NORDESTE PENINSULAR
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La Draga P1aosa11osa Ermitons
N.R.
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N.R.
CJ;
N.R.
ovicapridos
1174 35,7 124
44,7140
Bos 3p.
1130 34,4 100
36,1
Sus sp_
913
27,8
33
Cervus el .
22
0,7
18
Capreolus c.
25
0 ,8
CJ;
Avellaner
N.R.
~
91,5 1529 92,8
S
3,2
S
3,2
51
3, 1
6,8
0,6
18
1' 1
0,4
0,6
15
0,6
Rupicapra r .
Canis sp.
5
O, t
Vulpes y_
19
0,6
33
2,0
Fig. 4.- Representación faunísti.ca de La Draga, Plansallosa, Cova deis Ermitons y Cova de
J'Avellaner.
los bóvidos presentan porcentajes muy elevados en los asentamientos al aire libre. En l.a Draga, yacimiento que aporta el registro más completo, y Plansallosa, llegan casi a igualarse en el
número de restos a los ovicápridos, siendo la aportación cárnica muy superior a éstos. Por contra,
resultan poco abundantes en una cueva como Els Ermitons, y completamente ausentes en el sepulcro de L~vellaner. Según el reciente análisis de M. Saña (47), la mayor parte de estos bóvidos serían
domésticos (Bos taurus), pero aparece también una especie silvestre de mayor tamafio (Bos primige·
nius), tanto en la Draga como en Plansallosa.
l.os súidos, la tercera especie en importancia del..registro, tienen también su mejor representación
en los asentamientos al aire Ubre de La Draga y Plansallosa. En el primero su representación es muy
alta, equiparándose a los dos grupos dominantes, siendo, por su talla, mayoritariamente doméstiCQs·
.
los cánidos aparecen en la mayor parte d.e yacimientos, casi siemp~ en porcentajes muy bajos.
En La Draga y L'Avellaner, muy probablemente sean domésticos. El lobo sólo aparece en Els Ermitons.
Los cérvidos (Cervus elaphus o Capreolus capreolus) constituyen la primera especie claramente
silvestre del registro, siendo posiblemente los animales predilectos de la actividad cazadora, quizás
junto a los jabaHes. Las variaciones de registro entre una u otra especie pueden deberse a diferencias
en el medio.
los restos de animales de talla menor, como Jagomorfos, a-ves, reptiles o batracios aparecen
generalmente en casi todos los yacimientos, pero en proporciones muy bajas, haciéndose diflcil pre·
cjsar su aportación humana o animaL
El aprovechamiento de .recursos acuáticos, por contra, no debió ser menospreciable. En Bis
Ermitons se documenta una vtrtebra dé l.euciscus-Ruti/us (rutilo); en Cova 1 de Sa/mo-trutta
20,
(trucha); en La Draga, son frecuentes los mejillones (y sorprendentemente, muchos de origen lnarino), los fragmentos de capazón de tortuga (Emys), y en cambio no ha podido determinarse nin(47) ~AiiiA:
Op. cit. nota 45.
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16
A. BOSCH LWRET
guna vértebra de pescado; y fmalmente, en Puig Mascaró son abundantes diferentes tipos de moluscos marinos.
2) En el registro paleocarpológico puede observarse también un neto predominio de las plantaS
cultivadas en relación a las silvestres. Si bien en este caso, la conservación de semillas y frutos
precisa de una cremación, que sólo se produce por un determinado trato de los productos vegetales.
Los yacimientos que han aportado se_
mill.as y frutos al registro son básicamente los asentamientos al aire libre de La Draga (análisis previo de R. Buxó, inédito), donde se pueden contabilizar
en varios miles, y Plansallosa (48); además de los silos de almacenamiento de la Cova 120 (4.9).
De forrna complementaria cabe citar los. cotiledones de Quercus sp. de la Cova d'En Pau, y los
granos de higo del sepulcro de ~ Bassa.
Entre los trigos, el más abundante es TNticum aestivumA:Iurum, nomenclatura propuesta por
Van ~ist (50) dada la imposibilidao de reconocer con cetteza las semillas carboruzadas de 'JI'iticum
durum de las que se recogian con el ~tmino 1Nticum aestivum-compactum. Desde una perspectiva
ecológica, el mismo autor propone el TriticJJm durom como el mejor candidato para la..s condiciones,
naturales de la zona meditetránea, mientras que Jos trigos tiernos (lriticum aestivum) lo serían
para las zonas templadas. El Triticum dicoccum aparece también en nuestro registro, pero ocupando una posición claramente secundaria. J>o.r contra, no se ha documentado ningún ejemp]Q de Triticum monococcum, que sí aparece en yacimientos contemporáneos del Pais Valenciano.
La cebada aparece indistintamente en sus dos variedades (Hordeum vulgare y Hordeum vulgare var. nudum). La primera es bien conocida en el Neolítico antiguo. En cuanto a la segunda, proba·
blemente sea el territorio analizado la zona más septentrional donde se cultivaba, ya que no aparece
en el sur de Francia y, en cambio> sí está bien documentada en la ~ninsula Ibérica.
Las leguminosas, parece que son las ú.nicas plantas alternativas al cultivo de cereales, representadas siempre en bajas proporciones, lo que puede ser debido a un diferente tratamiento de las semillas. Las especies registradas son Pisum sativum, Vicia faba minor; Vicia sp. y lAthyrus sp. La mayo..r
parte de ellas proceden de La Draga, donde se dan unas excelentes condiciones de conservación.
Entre los frutos procedentes de la recolección, cabe mencionar a las bellotas, los higos, y otros
no identificados de La Draga. En conjunto, su aportación es muy pobre en relación a las plan~
precedentes.
El registro actual establece que la aparición de vegetales cultivados sucede simultaneamente
a la cerámica, en el curso del sexto milenio B.C. (según dataciones calibradas). Las plantas mejor
representadas so,n los cereales, mientras que las legumillosas han sido consideradas como de aparición más tardia (Sl). Pero Jos hallazgos rooientes en La Draga; o en el PaJs Valenciano, Ja Cova
de Jes Cendres (52), permiten pensar en su cultivo' desde los primeros momentos.
Entre los cereales, en el sur de Francia 'se ha seftalado, en numerosos yacimientos, la
coexistencia de 1riticum aestivum-compactum y Hordeum vu/gare var. nudum. En la secuencia
(48) R. Buxo, en Al.CALDI!, Basca y Buxo: Op. dt. nota 13.
(49) R. Buxo, en Aousrr ct aL: Op. cit. nota 7.
(SO) R. Buxo: Nous e1ements de reflexió sobre l'adopció de l'agricultura a la Mediterr&nia occidental peninsular. En
Aqtcultura: Orfgens, Adopci6 1 Desen)lo/uptltnent1 Cota Zero, nóm. 7, Eumo Ed.. Vic, 1991, pp. 58-67.
(51) M. HOPP: Les débuts de l'agriculture et Ja diffusion de$ plantes culti~ daos la Póninsule ]~rique. Premieres
communautb ]JQ)I$Qnnes en Médltemmée Occidenta/e, MontpeUier, 1987, pp. 267·274.
(52) R. Bu)CO: Nuevos datos de investigación de ~os paleocarpol~: algunos aspectos sobre la presencia de leguminosas en el mediterráneo penimular. En A. Vll.A (cooJd.): Nuevas tendencias. Arqueologúl. Ed.. C.SJ .C., Madrid, 19.91,
pp. 101·115.
-24-
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PRIMERAS SOOliiDADES NEOLÍTICAS DEL NORDESTE PENINSULAR
17
estratigráfica de Font-aux-Pigeons (53} se documenta un dominio de Hordeum en los primeros niveles cardiales (70%) que evoluciona basta tU'l equilibrio con el trigo a finales del período Cardial.
Parece que la coexistencia de estas dos especies se puede hacer extensible a la Península !bética. En el Pa1s Valenciano ba sido interpretada (54) como la consecuencia de un sistema que combinaba el cultivo de los dos cereales sobre los mismos campos, como método para aumentar la seguridad contra el riesgo de malas cosecb;lS.
3) Aparte de las labores destinadas directamente a la obtención de alimentos (cultivo de la
tierra, ganadeda, caza y recolección), la confección del utillaje debió de ser otra actividad básica
en la economía neolitica.
-En los análisis de pastas cerámicas realizados sobre distintos -yacimientos del territorio analizado (55), se constata que en su comp<>$.ición aparecen los materiales que se encuentrai) en las
arenas fluviales cercanas a ~da asentamiento. Pero no necesariamente las que le> son más. De esta
forma, e. basalto de las cerámicas del valle dél LJjerca Obliga a un desplazamiento basta el limite
l
del área teórica de captación (5 kin), gúe.debe estar motivado por 'las cualidades intrínsecas de este
material.
En conjunto, parece que la mayor parte de vasijas cerámicas, si no todas, han sido elaboradas
dentro del área de actividad de cada grupo concreto. El intercambio de cerámicas, con un valor
superior aJ funcional, no puede verificarse en ninguno de los vasos analizados.
- La industria sobre piedra tallada debJa estar condicionada a la existencia de materias primas
adecuadas, y la obtención de sUex de buena calidad en algún caso debió de suponer un problema.
Un ejemplo didáctico lo proporciona el valle del Llien:a, zona en la que se puede encontrar
un silex de muy baja calidad, en forma de pequefios nódulos. En Plansallosa su uso es mayoritario,
lo que confirma el aprovechamiento de los recursos del área de captación. Sin embargo, para la
elaboración de útiles laminares se recurre a la utilización de otros silexs, de mucha mejor calidad,
gue pueden hallarse en algunos aflorámientos del Sistema Thlnsversal.
- En la elaboración de útiles sobre roca pulimentada, el caso más interesante proviene también
del valle del Llien:a. En el nivel .Epicardial final de Plansallosa ba aparecido un pequefio taller,
compuesto por cuatro esbozos y un percutOr-pulidor, depositados en torno a dos losas de arenisca
(56). Tanto los esbozos como eJ percutor están realizados en corneana, roca que representa aproximadamente la mitad de las manufacturas sobre roca pulimentada del norte de Catalufia {57), y
de la que se han documentado tallet:es de fabricación, probablemente de cronologia más tardía,
en les Guilleries, Ar~ de Segre o Pemmola.
Las otras rocas utilizadas presentan diferentes coloraciones; siendo frecuentemente translúcidas. Ninguna d.e ellas la conocemos en estado de esbozo, ni con otra manufactura. A falta de completar los análisis petrológicos, podemos pensar qu_e su aportación es debida al intercambio con
grupos vecinos, y que su valor intrínseco serta soperiot al funcional.
{53) J. CoumN, ). GUU.AINB y J. P. MoHEl'C Les débuJs de l'agriculture en France. J'ñh/stolre PranCQise, vol. 2, ParíS.
1976, pp. 172-179.
(54) HOPF: Op. cit. nota Sl.
(SS) S. AwaA, M. GARCIA·V Aui!s, "t PRADELL y M. VENDRELL·SAZ: AnAlisis mineralogigues de ceramiqpes del NeoUtic a.otíc del N.B. de Catalunya. Estat de {(J investigadó sobre el n~lltic a Oztalunya, PuigcerdA·Andorra (1991), 1992,
pp.144-l47.
(56) AL.cALDe, Boscn y Buxo: OJl cit. nota 13.
(57) A. Bosat: Les destrals poUdes del Non! de Catalunya: tipol91ia i petrologja. Fona~nJs, núm. 4, Barcelona.
1984, pp. 221-245.
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18
~ BOSCH tLORET
-En una cansideración similar a estas últimas ~e deben encontrar los objetos destinados al
adorno. .La mayor parte de las materias primas sun de procedenc-ia marina (Glycimeris, Cardium,
D~n.talium, Columbe/a, etc.). Su utilización no supone novedad en el Neolítico. ya que .muchas
de ellas venían utilizándose d~de el Paleolítico, por lQ que el intercambio de esros productos podria
mantener una constante que sobrepasaría el cambio en el sistema de producción alimentaria.
Otra materia que empezarla a difundirse en !_as últimas fases del Neolítico antiguo es la esteatita, con una coloración oscura (!natrón-negro). de la que no conocemos su lugar de origen, qúe
se aplicará en la confección de perlas discoidales, sustituyendo progresivamente a las realizadas
sobre concha de molusco.
Podemos concluir observando que en los cuatro elementos seleccionado& pretl9min,__an las manufacturas loe.ales. La mayor parte de los utensilios s~rían fabricados sobre materias primas recolectadas en el área de captación de cailll asentamiento. Esta constante no excluye que algunos objetos
pudiesen traspasar este área. &tos pueden ser objetos ine~istentes en el entorno (sílex. conchas
marinas) o que posean un valor superior al funcional (hachas pulimentadas, adornos).
Todos los objetos qu(} han sido aportados desd~ el exterim: tienen una marcada funcionaJ.i.dad,
ya sea en la: ·producción. de alimentos o en el sistema ideológico, peto no eran propiamente objetos
con Un valor de u.tgencia en la subsistencia grupal. Su aprivisionamiento puede marcar la salud
del sistema socio-económico, que produéiría e~edentes aptos para. el intercambio, manteniendo
las relaciones inter-grupales de épocas pre(éritas.
5. CAMBIO CULTURAL Y EVOWCIÓN
1) Difusión y acultnradóit: las primeras sQ<:iedades neolfticas
La difusión del Neolitico por el Mediterráneo parece obedecer a diferentes impulsos que alean·
zarian en cada uno de ellos nuevos territorios en dirección este-oeste (58). El primer neolítico del
Mediterráneo occidental presenta una gran uniformidad en utillaje, ·especies dQmésticas, y, en formas de asentamiento sobre el. terrítorio. Resulta,, por tanto, posible que fuese un mismo impulso
difusor el qúe daria lugar a Ja neo.litización desde la Prove.nz-a al Htotal de la PenínSUla Ibérica.
El modelo del filtro de J. Lewthwaite ($9) propone 'las islas de Cetdefia y Córcega, neofitizadas
desde el sur de.Italia, como procesadoras del modelo que se. difundiría ,por todo el litoral occidental.
'Este modelo también explicaría la unidad en cuanto a plantas cultivadas en todo este territorio,
y que diferiría de las del sur (le Italia y costas de Dalmacia (60).
(58) .BERNAB!ltl: óp. cit. nótll15. J. Bt!RNABI!U y B. MAKit: El Pa~ Vale.nciano de la ap_rici6l1 del l'(eo_
a
líti,co al hOJjzon"
te Campanifoune. Aragón/Litorr¡l Meditérráneo. Intércambio.s culturales durante la Prehistoria,. Zaragoza, 1992,
pp. 201·2.30.
(59) J. LEWIHWAiTE: From Menton to ~0.g(leg9 in UJ~e stepS: Appijcatjon of ihe A'Vailability .model tQ the transition
to f9ol1 productio:n. in Oecitanlá, Médlteuane.án Spain and Só.ñthern Por~ugal. Arqueologia, n.• 13. Oporto, 1-986,
pp. 95·119.
(60) Ph.. MARINV6J.,: Cuei/lette, Agriculty_re et alimentlltion végetllle de l'épi¡HJ!éo/ithiqu.e jusqu'au 2eme Age du Fer
en Fftlnce mérldiona/e: Apports palethhographigues de la carpologie. Tesis Doctol}ll, Parí$, 1988.
(61) J. M.• MrRO y J. BQSCH: El p~
pp. 295-330.
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PRIMERAS SOCIEDADES NEOLÍTICAS DEL NORDESTE PENINSULAR
J9
El problema no es tan sólo el origen de la difusión, sino considerar la forma en que fue adoptada por las sociedades mesoUticas (61). las perspectivas sociales hacen pensar en la adopción de
ideas y bienes alóctonos, como perpetuado_ras de un sistema dinámico que ya conocía las diferencias
sociales y en el que la competencia intra-grupal y el almacenaje de alimentos (62) eran jalopes
ya superados. En este sentido, según J. M. Vicent (63), la neolitización supondría un reforzamiento
de estas tendencias, y más que un proceso revolucionario, podia ser socialmente conservador. los
domésticos contribuirían a evitar los riesgos propios de la predación, y la cerámica a mejorar las
técnicas de almacenaje, en las que los cereales se convertirian en las plantas idóneas.
El registro fósil muestra en la actualidad muy pocas referencias a las poblaciones que habita·
ban el territorio que analizamos anteriormente a la introducción de las prácticas agrlcolas, y ninguno de los yacimientos conocidos en el conjunto de Catalufia (64) se encuentra en esta zona. Resulta
paradójico por ser ésta una zona donde son bien conocidos yacimientos con amplias secuencias
estratigráficas deJ .Paleolítico superior.
La población pudo ser escasa, pero seguramente .hay un problema de defecto de muestra, que
puede apreciarse al observar cómo los pocos yacimientos conocidos, en todo el norte de Catalúña,
aparecen en forma de ocupación al aire libre, o en pequelios abrigos rocosos, pero nunca en él
interior de profundas cavidades naturales. Esta podría ser la causa de haber pasado desapercibidos
al registro, cuando la mayor parte de yacimienws excavados se encuentran en el interior de cuevas.
Este vacio de información puede mantenerse en la primera fase del período Cardial, ya que
los asentamientos conocidos parece que hacen referencia a una fase avanzada del mismo. Sin embargo, en ellos podemos observar algunas características que los relacionan con épocas pretéritas
(65).
Desde un primer momento, los asentamientos se realizan al aire libre, en la orilla de un curso
fluvial (Plansallosa) o de un lago interio-r (la Draga). Las cavidades naturales también son utilizadas
(cuevas de Pau, Mollet m, L'Arbreda, Reclau-Viver, Balma .del Serrat del Pont), pero en ningún
caso se trata de cuevas profundas, sino más bien de abrigos rocosos. Ninguna de estas ocupaciones
muestra una continuidad con niveles de otra anterior, pero son los mismos tipos de asentamientos
documentados en el mesolitico del norte de Catalufia, hábitats al aire libre en la orilla de un curso
fluvial, como Sota Palou (66) o Font del Ros (67); y pequeños abrigos rocosos, como Roe del Migdia
(68).
La movilidad estacional de los grupos mesoliticos podía permitir escoger, dentro de sus áreas
de actividad, aquel territorio más adecuado p~ desatro1Jar una economia sobre domésticos: tierras
A. TESl~Rl": les ChasseUI'$·Cuel/leurs ou /'origine des inéga/iJés. Socitt6 d'Ethnoaraphie, Parts, 1981.
(63) J. M. VLCJ.!NT: El Ncolític~ transfoonaoions soeials i ~nomiques. En J. ANPRUNS y B. LtoBET (eds.): El e4nvi
cultural a la Prehistoria. Ed. Columna, BarcelOna, J9j(), pp. 241·295.
(64) P. GARCIA·AROú&.LES et al.: Sintesis de los primeros resultados del programa sobre epipaleolítico en la Cataluña
Central y Meridional. .Arag6n/Litora/ Mediterráneo. lntercambios.cultura/es durante la p~historla, Zaragoza, 1992,
pp. 269·284.
(65) A. Boscu y J. TARROS: Canvi cultural i blibitat en el p~ de neolititzaci6 de Catalunya. 'Iravaux de Préhistoire
CalllÚllle, vol. 7, Perpignan, 1991, pp. 61-70.
(66) B. CARBON"El.l. et al.: SotJZ Pa/ou (Campdewlnol). Un anrre d'intervenci6 prehiswrfca postglaciiJr a /'al~ 1/iure.
Monografies del C.I.A. de Girona, 1985.
(67) R. MoRA et al.: Les ocupacions mesolíti~ i neolítica de la Font del Ros (Berga, Bergadi). 1Hbuna d'Arqueo/Qgia,
1989-90, ,Barcelona, pp. 19·29.
(68) M. A. PAZ. J. WATSON, A, RODRIOUEZ y E. Yu.: La dinimica esttatigrifica del Roe del Migdia: Funcionament
i cronología. Estot de la investigac/Q sobre el noofftic a Caralunya, Puigcerdi·Andorra (1991), 1992, pp. 4042.
(62)
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A. BOSCH LLORET
con suelos calcáreos~ poro profundos, situados en zonas que. permitiesen una complementariedad
de recursos.
Otro signo de éQntinuidad es el de la autosuficiencia que muestran 1~ primeras CQmqnidades
neoliticas. que se abastecen ma)'Qritariam~Ate de produetos de.ntro de su área teórica de captación.
Laa materias primas sobre las que han sido manJ.ltactllt~dO$lós utillªjes UtiCQS y éel'álilicos ~parecen
prirnotdialrn~nte dentro (le este área, y s_olamenie algunas rocas pulimentadas y objetos - adorno
de
pueden proceder de -intercambios intergrupales.
Por cont~, ~lta sorprendente para la comprens~ón global dél Qañlb\o cultural, observar que
en los asentamientos citados, la agricultura .y 1a ganadería se~ encuentran plenamente implantadas,
mientras que los recursos propios QC' la. pttdaci6n son bastante escasos.
Entré el eonjunto del utillaje, difícilmente podemos encontrar elementos gué resulten de una
continuidad de perio
Es evideqte, en todo oa_s.o, que eJ pxoceso de neolitización del territorio analizado no puede
ser resuelto con el registro actual. En camb~o, sí que pQS®mQS ihforma.ción sobre la evoíución de
estas primeras sociedades.
2)
ContinJJidad y evolución: el periodo Epicardial
En realidad, el propio te-rmino Epicardial deja entréver una con.tinuación de las primeras comunidad.es oardiales. Esencialmente, las innovaciones no suporten una iñt]~xión_ en la tendencia apunta-4 des.de el .inicio, wro aportan algunos elementos nuevos que indican la dirección de 'la dinámica
del cambio.
En primer lugar, el número de.asentaro'ientos es Gada vez triás ifnportan~ siguiendo 1~ Iilistnas
caractectstícas de ubicación del periodo anterior. Algunos asentamientos mantendrán una continuidad de hábitat, comQ son los del valle del LlieJca, los del Piri'atge del Reclau.:Yiver,, y La Draga.
Otros serán ocupaciones nuevas: Puig Mascaró, Turó de les Cbrts.,, cuevas.de El Pasteral, L'AwUaner, BoJa Thn_ 'Bl Senglár, y los abrígos graniticos de .I.es Gavarres.
a,
La multiplicación del número dé asentamientos podtia ser un indicio de crecimiento demográfico. Pero las dimensiones de éstos no ·~uperañ las de períodos an'teriores, lo que Jlódria indicar el
mantenimiento de formas sociales y la colonización de nuevos territorios como forma de dar salida
a la crecien1e. p~ión dem_pgtá.fica. La disponibilidad de ·nuevas tienas parece sugerir el hecho de
que todos los asentamientos continúan r:tutQt~nién,d~e dentro de las á.t:eas cal~ sin que parezca a(m precisa la colo11ización de suelos ácidos.
Las áreas de abastecimiento. de las poblaéiones se mantienen dentro de radios reducidos, .impo·
niéndose un auto-abastecimiento de productos. Mª11.ufacturas cet:ámieá$.Yllticas se realiZan predomin;:Jntemente dentm de la comunidad, incluyendo algunos produ<;tos sobte roca pulimenta®,
como demostrarí~ el pequel'lo taller domés~ico de Plansallosa.
H~y algunos elementos. no obstante. que indican que la estratificación social pOdía empe.za.r
a set más importante.
En el valle del Llierc~. ~n las pro..ximidades d~1 asentamiento de Plansallosa, aparecen dos cavidades destinadas exclusivamente a a)mac-enar alimentos: Cova s·Espasa y Cova 120. El almacenaje
se ~atizaba dentro de sjlos, alguoos de Jos c.uale.s contenían vasos de grandes dimensiQnes. En Plansallosa también aparecen estos Díisifids vasos. Podemos interpretar un almacenaje familiar. al lado
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PRIMERAS SOCIEDADES NEOLlTICAS DEL NORDESTE PENINSULAR
21
de las estructuras del hábitat; y un Jetinto resguatd;1do, probablemente comunitario, que e_staria
destinado a Ja conservación de excedentes y/o salvar una parte de la cosecha ante la previsión de
catástrofes.
Pero Ja novedad más importante que nos aporta el período Epicardial es la tendencia a realizar
las sepult1Jra~ de fo~a colectiva, dentro de cavidades naturales, algunas bastante profundas. Un
nuevo patrón sepulcral, que no ha podido ser documentado en periodos inmediatamente anteriores.
las cuevas de E1 Pastenu (zona 111), L~vellaner y Mariver nos muestran una verdadera instiw~io
nalización del hecho sepulcral, que responde a sociedades que permanecen largo tiempo en un mismo territorio, y que disponen de un sistema de parentesco bien establecido (69.).
3) Evolnció.n e inOexion: el pedod.o M()Jitb()Jó
Las cerámicas·lisas del estilo Montboló evoluciona_ a pa:rtir del Epicardial, haciendo de puente.
n
entre éste y las facies clásic tión que se ban glaqteadQ muchos investigadores es la de si nos enconti:amos ya en up primer Neoiitico evolucionado, caracterizado _ or cerámicas lisas; o bien en una últiwa evolución de las cerámip
cas globulares propias del Noolítico aptiguo. El problema es bastante más complejo y no _Quede
limitarse a una simple continuidad del elemento cerámico.
Actualmente se está poniendo en entredicho la clásica división tripartita del Neolitico, y está
tomando más consist~ncia una peri~ación en dos grandes fases culturales_, tanto desde una pe;:spe:ctiv~ ~óri~ (70), com() desde la observación del registro (71).
Para· J. M. Vicent (72) el punto de .inflexión se encontraría en e1 V milenio (en dataciones cali~
bradas), momento en él que se p_roduce la formación de tradiciones funerarias, cambios importantes
en las formas de asentamiento, una presencia de intercambios a larga dista..ncia cada vez más notable, etc. .. dando lugar finalmente a una au~ntica <
Sobre la ubicación del período- Montboló en relación al cambio cultural~ pOdemos observar
en el registro todos aquellos aspectos susceptibles de estar sometidos a transformaciones:
Uno de ellos es probabl!;:Iilente él patrón de asentamiento. 'Y decimos «probablemente» porque
no conocemos ni un solo asentamiento de este períod~ al aire libre, y las cavidades ocupadas lo
son para una finalidad sepulcral y raramente CQOl,o hábitats ocasionares. Pero esta ausencia de ,registro {>Odrla ser por si misma indicativa de cambio. De esta iorma, el poblamiento en Mbitats al
aire Jibre que perduran hasta el I;picardial final, como Plansallosa, no tienen continuidad en el
Montbo16. Sólo en cavidad.es naturales como la Cova d'En Pause puede observar una continuació.l)
del lugar de ltábitat perp .no deja de existir un vacío de representación de vari~ ceQtenares de
año~ entre un Epicardial, probablemente antiguo, y· un Montboló de mediados del V milenio.
Es muy posible que las tierras que erah utilizadas para de-sarrollar una economla-del Ne<>litiCQ
antiguo ya n,o fuesen suficientes para este período; y que .la economia forestal., gue servía como
complemento en la obtención de recurso.s, pudo haber quedado relegada a un papel cada vez más
(69) c. MEU.l.~OQX: MuJe.res. grafliero~ y copita/e;;. Ed. Siglo xxr, Méjicó, 1987.
(70) VrcENT: Op. el¡. nQ.ta 63.
(71) BE.RNABEU: .Op. cit. D9tll 1S.
(72) VrcEtrr: Op: t.it. nota 63.
- '29.-
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Á. BOSC.H LLORE'I
secundario. Como consecuencia, se: buscarían tierras más profundas, en los anchos valles fluvJales,
o en las grandes llanuras, como el EmpordA. En estos c~s. se explicaría la no loGal.izacióo. de
nuevos asentamientos, ya: que la sedimentación en estos lugares es muy importante.
Otro aspecto que se prrede considerar clave es el de las prácticas fúnérarias.louepulcras colectivos en cueva que aparecen durante el periodo Epícardial conocen sus últimas manifestaciones
durante el Montboló (les Encantades~ Els Encantats, El Pastera1, El Senglar). Entre ellas, sorprende
la localización de la Cova del Senglar en una zona JDUY abrupta y alejada de las posibles tierras
de Cultivo. Con la misma cronología, aparecen otras tradiciones funerarias, CO'J.1lo lo demuestra el
sepulcro individual del Fonteta Y, sobre todo, .la necrópolis eon cistas megallticas cubiertas con túmillo de Thvertet (73), situada en los confines del territorio analizado, sobre una plataforma tabular
del Si$tema 'UallSversal.
La construcción de mega1ito$ implica cuantiQsas inversiones de trabajo colectivo, que se ha
relacionado con un cierto grado de competencia por el ac·ceso a la tierra, definiendo, según F. Criado (74), un p,aisaje agrariQ estable.
Los sepulcros de Tavertet no~ pueden mostrar una preocupación creciente por delimitar el territorio. En este casoJ la idea de colectividad no la significa el S"epukro -pües son iJldividuaJessil'l,o el conjl,lUto.
La complejidad del fenómeno sepulcral se puede constatar también en otras zonas de Catalufia,
tomo en eJ Penedés, con la introducción de sepulctos en fos.a, como en l'Hort d'En Grilila1J.·(75);
en las proximidades de la desembocadura del Ebro., con la 1\parición de auténticas ne.cróp<)lis con
tipologías sepulcrales variadas: fo:;as cabierta& con piedras, cistas parciales y completas, a veces
con túmUlo, y fosas hipog,eos (76); o en Andorra, las ·crsta> de enterraJilien.to de La Feua deJ .Moro
s
(77).
I.a cultura material nos a_porta algunos datos indicativos de este ·cambio. En la industria lítica,
la utilización de materias primas generalmente locales, propia del Noolitico antiguo, deja paso lentamente a la predilee«ión por una variedad de color «melad(»>, que algunos autores han identificado
como procedente de La Vaucluse, e~remo que puede ponerse en duda en .la Península ibérica. En
el Languedoc se o.bserva que esta v~iedad aparece durante el Epicardial, l>ará convertirse en casi
exclusiva dllrante el Cbaseense (18). En nuestro registro, esta variedad es rara durante el Epicardial,
pero si aparece en los ~epulcros Montbo.ló de la Cova del Pasteral y las cistas de Tavertet, y sólo
parcialmente en la Cova d'En Pau. 'El utillaje Iitico del pe__odo Montboló es poeo conóéido, pero
d
las larga$ láminas de boz de la Cova deL Pasteral. o las puntas de flecha con p~dJ,ín(!ulo de Tavertet,
re$ulta,.ban :comgletamente désconocidas en periodos anteriores.
Es posible que el crecitniento de Ja población no pueda ser compensada por 1a colonización
de nuevas tierrás, y empezará a producirse una competencia inter-grupal para su dominio. En esta
situación~ el aQmento de· la producción: se hace inevitable, buscándose tierras más productivas para
, 73) CRunus, CASTELLS y MousT: Op. eit. not,a 24.
(
(74) F. CR.IAÍlO: Megalitos, Espaeio, Pe~mi~nto. Tfabqjo~ tle ~historia, n.• 46~ Madrid, 1
989, }:lp. 75-98.
(?S) J . .Mt:.sraEs: les SC.Pultures neo.lítiqucs de I'Hort d'En Grirnll~ (Cas~llvi de .la MatJ:a., Alt Fenedes). Olerdulae,
ll,\Í.lll§.l-2-H. 1988-8.9, pp, 97·129.
(76) J. MAUJQU.ER D'E Mo:n.s: Breus notes sobre els sepulcres neolítics del :Saix Eb.re. Boletin Arqf!eOIQgico di! 11lrmgona, fase. 113-12(}, 'Thrljlgon_a, l 97l-72, pp. 31·3.9.
(77) ,X. LW\I.l}RA: [.a F.e'ixa. 4e1 Moro (Juberri) j t:l.Neolític Mig·Recent a: Andorra. 'Iribuna d'Arqueokigia, 1985·86,
'Barcelona, Pí1· 15·24.
{78) 'V AQOER: 0(1. cit. nota 28.
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23
ba~r frente a ello; posiblemente se darían los primeros casos de especialización ganadera, como
demostrarían los sepulcros en zonas montafiosas, y fmalmente se podia pasar a una mayor jerarquización, como elemento centralizador de las relaciones ínter-grupales, que en nuestro registro se
puede ver reflejada por cambios en las costumbres funerarias, y por la mayor aportación de productos lejanos.
A pesar de la parquedad del registro, el período Montboló nos muestra por una parte una
continuidad de las tradiciones del Neolítico antiguo (formas cerámicas, sepulcros colectivos en cue·
va), y por otra, la aparición de innovaciones que nos relacionan directamente con el Neoütico evolucionado (cerámicas lisas, cambios en el patrón de asentamiento, cistas megalfticas). En este sentido,
lo podríamos considerar como nn periodo bisagra entre las dos grandes fases neoliticas. Pero esta
situación no deja de ser un poro artificio, ya que desde las primeras comunidades con cerámica
cardial, se produce una evolución hacia sociedades ca.da vez .más complejas.
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