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LA PRODUCCIÓN MONETARIA
PERE P. RIPOLLÈS
Departament de Prehistòria i Arqueologia. Universitat de València
La moneda fue un objeto conocido en nuestras tierras con anterioridad a la llegada de los romanos y en determinadas zonas costeras existió una incipiente economía monetaria. Arse fue la primera
ciudad ibérica valenciana que acuñó moneda, a partir de la segunda mitad del siglo IV a.C.; a lo
largo del III a.C. emitió una variada serie de denominaciones, entre las que destacan los hemióbolos
de plata que atestiguan que una parte de los servicios estaban monetizados y que con ellas se podían hacer pagos de reducida cuantía. La sociedad ibérica de Arse había llegado a esta situación
como consecuencia de los contactos con navegantes y comerciantes griegos y feno-púnicos del Mediterráneo occidental, de quienes aprendieron el uso de la moneda. En estas emisiones, los diseños y
el concepto mismo de moneda proceden del ámbito cultural greco-helenístico; la propia moneda y
su calidad muestran el elevado grado de organización social, política y económica que había alcanzado esta ciudad en una época temprana.
Durante los últimos años de la Segunda Guerra Púnica se fechan unas nuevas emisiones de dracmas de plata y de divisores de bronce de Arse y las primeras acuñaciones de plata de la ciudad ibérica de Saitabi. Unas y otras han sido puestas en relación con la financiación de los esfuerzos de guerra romanos, aunque ambas fueron cuantitativamente modestas, por lo que tuvieron escasa
incidencia en la masa monetaria que circulaba en la época, dominada esencialmente por la moneda
emporitana, cartaginesa y, en menor medida, por la romana. A pesar del corto período de tiempo
que hacía que los romanos estaban en la península Ibérica, en las acuñaciones de Arse y de Saitabi, se
observan, no obstante, algunos préstamos iconográficos romanos que revelan la rápida penetración
de su influencia.
En el caso de Arse, con una producción monetaria ya enraizada en la sociedad, pocos elementos
iconográficos se pueden relacionar con la influencia romana, de ellos la proa de nave elegida para
los divisores de bronce resulta ser el más notorio. Por lo que respecta a Saitabi la influencia romana
parece más sobresaliente, debido a que en su emisión de monedas de plata (didracmas, dracmas y
hemidracmas) el tipo de reverso fue directamente tomado de las emisiones de oro romanas de los
años 211-208 a.C. Quizás también podríamos proponer como influencia romana la metrología de las
monedas de plata en ambas ciudades, pues el peso medio de sus dracmas es de ca. 3,32 g, resultando
ser tres cuartos del peso de un denario.
La presencia de los romanos en Hispania tuvo unas consecuencias importantes para el desarrollo
de las culturas nativas y coloniales, tanto griegas como fenicio-púnicas, en tanto que mediatizó su
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
Dracma pesada de Arse (Sagunto, Valencia). Fines del
siglo III a.C.
Después de haber sido liberada la ciudad por los romanos, Arse acuñó dracmas de plata con un peso más elevado que las anteriores, probablemente para adecuarlas al
denario romano, del que resultan ser tres cuartas partes.
posterior desarrollo y provocó en la población cambios forzosos de orden jurídico. Si bien en los dos
primeros tercios del siglo II a.C. la influencia romana sobre la producción monetaria de las ciudades
ibéricas valencianas fue poco apreciable, posteriormente se producirá una tendencia hacia la incorporación de modelos iconográficos, conceptos ideológicos y escritura latina.
La mayor parte de la producción monetaria de las ciudades ibéricas valencianas se produjo, pues,
durante el dominio romano de las provincias Hispanas, lo cual supone algún grado de intervención
romana en la puesta en marcha y desarrollo de estas emisiones, en cuestiones relacionadas con la autorización de las mismas y quizás en una posible orientación a la hora de la elección de los diseños
en algunas ciudades. Conviene señalar que de las cinco ciudades de nuestro territorio que acuñaron
moneda en esta época (cuatro ibéricas y una romana) sólo dos (Arse-Saguntum y Saitabi) tuvieron una
producción destacable y prolongada, ya que el resto (Kili, Kelin y Valentia) se caracterizó por su menor volumen de emisión y por su intermitencia.
La única ciudad que acuñó durante los primeros años del siglo II a.C. fue Arse y en sus monedas no
refleja ninguna influencia iconográfica romana, ya que mantuvo los diseños anteriores, como el retrato
de Heracles, el toro con rostro humano o sin él, el pecten y el delfín. No obstante, es probable que la
ciudad adaptara el peso de sus monedas de plata al peso del denario romano, pues con un peso medio
de unos 2,60 g, las dracmas seguían siendo de nuevo tres cuartos de aquél. No debe extrañar este proceder, pues es lógico que se busque una homologación y fácil conversión de ambos tipos de monedas.
La economía de las ciudades ibéricas valencianas comenzó a monetizarse con una mayor intensidad a partir del siglo II a.C., entendemos que como una lógica evolución del contexto mediterráneo
en el que se encontraban inmersas, aunque es evidente que el dominio romano contribuyó a potenciar este desarrollo, pues fue una sociedad con un creciente e importante nivel de monetización, favorecido por la necesidad de financiación de su aparato militar y estatal. Como consecuencia de la
Didracma de Saitabi (Xàtiva, Valencia). Fines del siglo III a.C.
Saitabi fue la segunda ciudad ibérica valenciana que se incorporó a
la acuñación de moneda; en el diseño del reverso muestra una clara
influencia romana al copiar el
águila de las monedas de oro romanas de los años ca. 211-208 a.C.
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LA PRODUCCIÓN MONETARIA • PERE P. RIPOLLÈS
Unidad de bronce de Kelin (Los Villares, Caudete de las
Fuentes, Valencia).
Hacia mediados del siglo II a.C., la estratégica posición de la
ciudad en la vía de penetración hacia el interior desde la
costa hizo que desde una fecha temprana conociera y utilizara la moneda. Sólo acuñó una emisión que se difundió en
un ámbito muy local.
progresiva ampliación de los intercambios en el seno de la sociedad ibérica valenciana, además de
las emisiones de plata y de bronce de Arse, hacia mediados de siglo se produjo la reanudación de las
acuñaciones de la ciudad de Saitabi, esta vez sólo en bronce, y la incorporación de Kelin y Kili, ambas
también en bronce. Posteriormente, poco tiempo después de la fundación de la ciudad de Valentia,
ésta también acuñó sus emisiones, facilitando a sus ciudadanos los pequeños intercambios y contribuyendo a la difusión del hábito monetario.
Todas las ciudades ibéricas valencianas, hacia mediados del siglo II a.C., utilizaron en sus unidades
mayores de bronce unos diseños similares, en el anverso una cabeza masculina, desnuda o diademada,
y en el reverso un jinete con lanza o palma, los cuales con el tiempo se convertirán por su enorme difusión en los diseños característicos del mundo ibérico y celtibérico. La uniformidad de diseños se ha intentado explicar de diversas formas, como una imposición o una sugerencia de las autoridades romanas o como una influencia libremente asumida de los tipos adoptados por las ciudades más
importantes sobre los centros emisores de menor rango. Los divisores también utilizaron en la mayor
parte de los casos tipos que no se pueden poner en relación directa con el mundo iconográfico romano
Otra característica común de las emisiones ibéricas valencianas de mediados del siglo II a.C., compartida con muchas otras cecas de la Citerior, fue el sistema de peso que siguieron. El patrón de peso
de las unidades de bronce oscila entre los 13,23 g de Arse y los 9,40 g de Kelin. Las ligeras variaciones
de peso tienen una importancia relativa teniendo en cuenta que las emisiones de bronce estaban destinadas a circular en el ámbito local de la ciudad, por lo que lo único importante era la coherencia interna del sistema monetario. Sin embargo, a pesar de que la moneda de bronce tuvo un propósito y
una circulación local parece que existió una tendencia, libre o inducida por las autoridades romanas, a
uniformizar la producción monetaria de las diversas ciudades, con el propósito de hacerla compatible
entre sí, lo cual explicaría no sólo el uso de diseños similares sino también de los pesos.
Unidad de bronce de Kili. Hacia mediados
del siglo II a.C.
Sus acuñaciones siguen el modelo de las monedas de Saitabi y de Arse; esta circunstancia y la dispersión de sus hallazgos permiten
situarla en la zona de la Hoya de Buñol.
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
A partir del último tercio del siglo II a.C., coincidiendo con la reciente fundación de la ciudad romana de Valentia, comenzó a hacerse más visible la
influencia cultural romana sobre la producción de
las ciudades ibéricas valencianas. Esto se aprecia en
la producción monetaria de Arse en la adopción de
los diseños más habituales del repertorio iconográfico monetal romano para sus unidades mayores de
bronce, ya que para el anverso se eligió el retrato de
Roma de los denarios y para el reverso la proa de
nave que fue el reverso característico del bronce romano. Estas piezas se acuñaron con un peso medio
superior, unos 20-21 g, lo cual las hizo prácticamente canjeables con una paridad presumiblemente
similar a la moneda de bronce romana.
Unidad y media/as de bronce de Arse-Saguntum (Sagunto, VaLa fundación de la ciudad romana de Valentia,
lencia), acuñado en ca. 130-72 a.C. [Numag-CN 2/3/2001, 296].
en el año 138 a.C., debió tener una incidencia sobre
La elección de diseños netamente romanos y el uso del lalas ciudades y asentamientos indígenas del entín en la leyenda del anverso reflejan los cambios sociales
torno que es difícil de valorar, porque si bien es
y culturales que ya se habían producido en estos años en
la ciudad.
verdad que sus primeros pobladores fueron veteranos del ejército romano, de origen itálico, según
sugieren los nomina que conocemos a partir de las
leyendas monetales, no es menos cierto que Arse
era ya en esos momentos una ciudad muy desarrollada y con un denso bagaje cultural y económico.
La producción monetaria de Valentia fue la única
que puede conceptuarse como romana de entre la
que se realizó en nuestro territorio durante los siglos II - I a.C.; tomó sus diseños de la moneda romana de plata, la cabeza de Roma para el anverso
y un caduceo sobre un haz de rayos en el reverso.
Se trataba de diseños que formaban parte de su
acerbo cultural itálico, mediante los cuales pudieron manifestar su vinculación con diversos miembros la gens Fabia, bajo cuyas órdenes habían estado luchando en las guerras lusitanas antes de ser
desmovilizados y asentados en Valentia. La producción monetaria de Valentia no fue especialmente voluminosa, pues se sitúa por detrás de la
que efectuó Arse y de Saitabi, pero a buen seguro contribuyó de forma sustancial a la fluidez de los
intercambios cotidianos. Tres son las emisiones que se conocen, emitidas cada una de ellas por un
par distinto de magistrados, identificados como cuestores.
En Arse, a la influencia romana que se manifiesta en los diseños, pronto se sumó la aparición de
leyendas latinas en las que se mencionan a presuntos magistrados con onomástica romana. También
de capital importancia fue la indicación del nombre latino de la ciudad, Saguntum, porque ello atestigua un progreso en las instituciones por parte de la sociedad italo-romana que habitaba en el territorio de Arse. Con toda probabilidad, la población italo-romana allí asentada y los contactos con Italia propiciaron estos cambios.
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LA PRODUCCIÓN MONETARIA • PERE P. RIPOLLÈS
Cuarto de bronce de Arse-Saguntum (Sagunto,
Valencia), acuñado por MA y MB, en ca. 7240/30 a.C. [Museo de Prehistoria de Valencia].
Divisores como éste, con valor de un cuarto
y con los mismos diseños en anverso y reverso, fueron muy acuñados a lo largo de los
siglos II y I a.C. y significaron la popularización del uso de la moneda. Su romanización
se manifiesta en la aparición de magistrados
con onomástica romana.
Unidad de bronce bilingüe de SAETABI-saiti (Xàtiva, Valencia). Mediados del siglo I a.C.
Las emisiones bilingües suponen un claro testimonio del
progreso de la latinización de la sociedad ibérica, aunque el
mantenimiento de los diseños habituales muestra todavía
el importante peso de sus tradiciones culturales.
As de Valentia (Valencia). Fines del siglo II o inicios del I a.C. [Estocolmo, Royal Coin Cabinet].
La producción monetaria de Valentia fue la
única del territorio valenciano que puede
conceptuarse como romana durante los siglos II-I a.C.; tomó sus diseños de los denarios
romanos acuñados por Q. Fabius Maximus.
A mediados del siglo I a.C. la producción monetaria de las ciudades valencianas se romanizó todavía más, dentro de una lenta pero imparable evolución hacia la adopción de modos de vida romano. Arse-Saguntum continuó siendo la ciudad indígena valenciana que más estaba asimilando los
usos y costumbres romanos, pues fueron precisamente las monedas las que, a mediados del siglo I a.C.,
publicitaron la obtención del estatuto jurídico de colonia latina y documentan la edilidad como una
magistratura de gobierno de la ciudad; se cerró con ello más de siglo y medio en el que Arse-Saguntum ostentó el estatuto jurídico de ciudad federada.
La romanización progresó de forma más lenta en el resto de ciudades ibéricas. En las dos que todavía acuñaban moneda, Saitabi y Kili, la influencia romana en sus emisiones se manifestó hacia mediados del siglo I a.C., pero sólo en la latinización de sus topónimos, pues los diseños de anverso y
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
Unidad de bronce bilingüe de GILI-kili. Mediados del siglo I a.C. [Museo de Prehistoria
de Valencia]
Esta emisión comparte muchas características con las monedas bilingües de Saetabi,
lo cual denota una proximidad geográfica
y un similar progreso de la latinización.
reverso se mantuvieron inmutables. Fue entonces cuando en Saitabi se acuñó una emisión con la leyenda latina SAETABI en anverso y la ibérica saiti en reverso; la misma estructura de acuñación presenta Kili, con la leyenda latina GILI en anverso y la ibérica kili en reverso.
Durante los últimos años del período republicano, la desaparición de los rasgos de identidad de
las ciudades indígenas y el cese de la emisión de Saitabi y de Kili coincidió con importantes transformaciones en el estatuto jurídico de algunas ciudades. De todas ellas, sólo dos acuñaron durante la
época imperial, Saguntum e Ilici. Las diferencias entre ambas fueron importantes, por lo menos al
principio, ya que mientras Saguntum tardó en adaptarse al modelo iconográfico de la moneda provincial (hasta el reinado de Tiberio no utilizó el retrato del emperador), en Ilici las acuñaciones se
ajustaron desde el inicio al modelo de acuñación romano.
La sociedad de Saguntum, después de un corto período en el que ostentó el estatuto de colonia,
durante el reinado de Augusto obtuvo el de municipio que mantendrá a lo largo de toda la época
imperial. Durante el reinado de este emperador emitió unas pocas emisiones que no habían sido
atribuidas a esta época debido a la ausencia del retrato imperial. Con toda seguridad pertenecen al
reinado de este emperador las acuñaciones a nombre de los magistrados L. Sempronius Vetto y
L. Fabius Post. en las que se menciona explícitamente la condición de municipio. Las características
políticas y sociales de la ciudad en ningún momento alentaron la posibilidad de realizar cambios en
los tradicionales diseños de sus monedas, por lo que no se adoptó el modelo de acuñación provincial, consistente en el uso del retrato del emperador en el anverso, rodeado con una leyenda que lo
identifica, y en el reverso una figura con un significado local, acompañada del nombre de la ciudad
emisora y, en muchas ocasiones, del tipo de estatuto jurídico que tenía.
Durante la época de Augusto se acuñó en Saguntum una rara emisión en la que en anverso se
muestra a Neptuno y en reverso a una Victoria sobre una proa de nave, acompañada de la leyenda
Π ΠΟΛ, para la que nosotros proponemos su desarrollo como ΣΑΓ[ΟΥΝΤΟΝ] ΠΟΛ[IC]. La mayor parte de los
hallazgos esporádicos conocidos de estas monedas se localizan en el territorio de Saguntum, lo cual,
unido a que los diseños del reverso son una variación de los que se habían estado utilizando hasta
ahora y a la verosimilitud del desarrollo de la leyenda, nos ha llevado a proponer su origen saguntino
a pesar de que la leyenda sea griega, pues una de las características de la población de Arse-Saguntum
fue su diversidad y heterogeneidad, propias de una ciudad comercial y abierta al Mediterráneo.
Las emisiones de Saguntum del reinado de Augusto no mencionaron el tipo de magistratura que
desempeñaron las personas que figuran en ellas; sin embargo, las emisiones posteriores sí que lo hicieron y sugiere que con el cambio de estatuto jurídico de colonia a municipio también se modificaron las magistraturas de gobierno de la ciudad o por lo menos las que se ocuparon de la fabricación
de la moneda. Mientras Saguntum fue una colonia las emisiones monetarias fueron controladas por
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los ediles, sin embargo, en las emisiones realizadas durante el reinado del emperador Tiberio el control lo detentaron los duunviros y en una pequeña porción los ediles, dando la impresión que el
duunvirato fue una magistratura más importante que el edilato. En consecuencia, todo parece indicar que con el cambio de estatuto jurídico de la ciudad también se cambió el tipo de magistraturas
de gobierno, aun cuando las funciones pudieran ser sustancialmente las mismas.
Durante el reinado de Tiberio, Saguntum sólo acuñó una emisión de moneda, que fue controlada
esencialmente por los duunviros, a cuyo nombre se conocen dupondios (?), ases y semis. Fue una
emisión importante desde el punto de vista del volumen de monedas emitidas y se adaptó de forma
canónica al modelo de moneda de época imperial, ya que el anverso que había estado siempre ocupado por una divinidad protectora de la ciudad, normalmente una figura femenina galeada, ahora
muestra al emperador Tiberio, convertido en el nuevo protector. En el reverso mantuvo su atracción
por los diseños de carácter marino, pues para los dupondios (?) continuó representando una proa de
nave, pero en este caso más compacta para permitir la existencia de una leyenda circular, y para los
ases y semis se eligió una nave de guerra tomada del modelo que se utilizó en los denarios romanos
acuñados por M. Antonio en los años 32-31 a.C.
Una característica habitual de los ases de Tiberio es la elevada cantidad que se contramarcaron. Tres
son los punzones que más se atestiguan sobre estas piezas, MS, CR y DD; de ellos el que más destaca numéricamente es DD, ya que lo encontramos aplicado sobre un 83 % de las monedas que se han conservado. Estas contramarcas proporcionaban una información complementaria y, aunque de algunas podemos saber el desarrollo de las abreviaturas, se desconoce la razón y el propósito que tuvieron.
La segunda ciudad localizada en el territorio valenciano que acuñó moneda en los últimos decenios
del siglo I a.C. y en los inicios del período imperial fue Ilici. Con anterioridad a su transformación en una
colonia, Ilici fue una importante ciudad ibérica que curiosamente nunca dispuso de moneda propia,
aunque los hallazgos en la ciudad y en su territorio atestiguan que fue ampliamente utilizada.
A partir de la década de los años cuarenta, cuando Ilici ya había obtenido el rango de colonia, acuñó
una emisión de semis, a nombre de los duunviros C. Salvius y Q. Terentius Montanus, que muestra en el
anverso un simpulum y en el reverso unas manos apalmadas. Poco después puso en circulación otras dos
a nombre del emperador Augusto; con ellas Ilici siguió el modelo de acuñación provincial romana con el
retrato del emperador en el anverso, mientras que en el reverso mostró en una de ellas un águila y un vexillum entre dos insignias, en clara alusión al origen militar de los colonos allí asentados, y en la otra un
templo de estructura netamente romana. Las tres primeras emisiones se caracterizan por estar formadas
sólo por semis, lo cual denota la intención de cubrir sólo las necesidades de moneda fraccionaria para pagos de escaso nivel. Los duunviros fueron los magistrados encargados del control de su acuñación.
As del municipio Saguntum (Sagunto, Valencia). 14-37 d.C.
Después del reinado del emperador Tiberio
el municipio romano de Saguntum no volvió a emitir moneda; desde ese momento
toda la moneda nueva utilizada en la ciudad procedió de la producción que se llevó
a cabo en ciudades provinciales y talleres
imperiales.
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
▲
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As de bronce de la colonia Saguntum (Sagunto, Valencia). Hacia mediados del siglo I a.C.
La datación de ésta y de otras piezas que mencionan a los aed(iles)
col(oniae) en la leyenda del anverso
permiten conocer que Arse-Saguntum obtuvo el estatuto jurídico de
colonia latina hacia mediados del
siglo I a.C.
▲
Semis de la colonia Ilici (Elx, Alicante). Reinado del emperador Augusto (27 a.C.-14 d.C.). [SIAM].
Ilici y Saguntum fueron las únicas
ciudades valencianas que acuñaron monedas en época imperial.
Las primeras emisiones de esta colonia se caracterizaron por estar
formadas sólo por semis, lo cual
denota la intención de utilizarlas
para cubrir las necesidades de moneda fraccionaria para pagos de
escasa cuantía.
A lo largo del reinado de Tiberio, Ilici realizó tres emisiones que pusieron en circulación un volumen de monedas netamente superior al que se había acuñado previamente. Ahora, además de semis
también se acuñaron ases de cobre, denotando la necesidad de moneda con un mayor poder adquisitivo, debido no sólo a la expansión de la economía monetizada, sino también a una presumible elevación de los precios. Los diseños continuaron remitiendo de forma directa al mundo cultural romano, al mostrar en los reversos enseñas militares, altares y dos personas togadas dándose la mano.
Después del reinado del emperador Tiberio ninguna ciudad romana localizada en el territorio valenciano emitió moneda, a pesar de que con Calígula ocho ciudades hispanas lo hicieron. De este
modo, después de ca. 37 y a lo largo de toda la época imperial la moneda nueva utilizada en el territorio valenciano procedió en su totalidad del exterior; en la época de los visigodos se volvieron a retomar las acuñaciones, pero sólo en dos ciudades, Valencia y Sagunto.
En los primeros tiempos del reinado de los visigodos el territorio valenciano estuvo dividido entre los visigodos y los bizantinos; los primeros dominaron la parte norte y los segundos la sur; la delimitación de ambas áreas es confusa, aunque la zona fronteriza debió estar por debajo de Valencia y
por encima de Cullera. Desde el año 624 Suintila anuló definitivamente el dominio bizantino en las
tierras valencianas, quedando a partir de entonces incorporado en su totalidad al reino visigodo.
Poco se puede decir sobre el dominio bizantino de las ciudades valencianas, salvo que parece que
fue superficial y efímero.
En el territorio valenciano sólo dos ciudades visigodas, Sagunto y Valentia, acuñaron moneda, a
pesar de que se tiene constancia de la existencia de obispados en Valencia, Xàtiva, Dénia, Elda y Elx.
Sus acuñaciones fueron poco importantes como se deduce de la rareza de las piezas conservadas y
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hasta hace muy poco tiempo se tenía la impresión de que la producción de ambas ciudades pudo ser
alternativa, ya que no se conocían emisiones de un mismo monarca en cada una de ellas; sin embargo, un triente inédito, acuñado por Égica y Witiza en Sagunto, dado a conocer recientemente, sugiere que se trata de ciudades que acuñaron de forma paralela y revela la importancia de Sagunto
como ciudad a pesar de no ser sede episcopal y de la escasez de datos sobre su historia en esos años.
La moneda que acuñaron estas ciudades fue el triente de oro, que correspondía a un 1/3 del solidus aureus acuñado por Constantino, con un peso teórico de 1/72 monedas por libra romana, unos
1,516 g, aunque los pesos reales están por debajo. Los trientes, por ser de oro y por el reducido volumen de acuñación, tuvieron un elevado valor como lo demuestra el que con tres piezas una persona
de nivel medio podía cubrir las necesidades alimenticias durante todo un año.
Las emisiones visigodas de la antigua ciudad de Sagunto se realizaron a nombre de tres monarcas: Gundemaro (609-612) (✠ GVNDEMARVS REX), Sisebuto (612-621) (✠ SISEBVTVS REX) y Égica y Witiza
(698-702) (✠ [I ]INM. N EGICA REX y ✠ VVITIZA REGES).
El diseño monetal es el mismo en las acuñaciones de los dos primeros y en ambas caras: el busto
del monarca de frente, con fíbula en el hombro izquierdo. El nombre de la ciudad aparece en el reverso de las acuñaciones de ambos monarcas con la forma SAC.VNTO IVSTV, que Miles consideraba
que ya sería la forma aceptada de su topónimo, aunque corresponda al ablativo de Saguntum.
Para las acuñaciones de Gundemaro y Sisebuto, y para las de Suintila de Valencia, se ha propuesto un origen militar, para financiar las tropas que se encontraban en esta zona defendiéndola de
los bizantinos, a los cuales Suintila consiguió expulsar definitivamente.
La última ocasión en la que Sagunto acuñó moneda fue durante el reinado conjunto de Égica y
Witiza. Los diseños varían sustancialmente y también la forma como se menciona a la ciudad. En el
anverso se muestran dos bustos enfrentados, con una cruz entre ellos, mientras que en el reverso se
representa un monograma cruciforme con las letras S-C-V-N-T-O, con la V intercalada.
El número de monedas que se conservan de la producción llevada a cabo por estos tres monarcas
es muy escaso, ya que del primero sólo se conoce una pieza, del segundo dos y del tercero una. De
momento es difícil valorar esta rareza por ser el oro un metal que ha sido muy reciclado a lo largo de
toda la historia, pero sugiere que el volumen de monedas que la ceca de Sagunto puso en circulación
fue escaso.
Por lo que se refiere a la ciudad de Valentia, ésta fue ocupada por los visigodos durante el reinado
de Eurico (466-484), ya que se sabe que en el año 506 había llegado a dominar Tortosa. En años pos-
Triente de Suintila (621-631), acuñado en Valentia (Valencia). [Universitat de València].
Las emisiones visigodas en las
ciudades valencianas, tanto las de
Valentia como las de Sagunto, fueron de escaso volumen según se
deduce de la rareza de los ejemplares conservados. La moneda
acuñada fue el triente de oro, que
correspondía a un 1/3 del solidus
aureus constantiniano, con un peso
teórico de 1/72 monedas por libra
romana, unos 1,516 g. aproximadamente.
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
teriores acuñó trientes de oro durante los reinados de Suintila (621-631), Chintila (636-639), Égica
687-702) y de Égica y Witiza (698-702). Los epítetos que se atribuyen a la ciudad son los de IVSTV en
las emisiones de Suintila y de P(I)VS en las de Chintila y Égica.
Los diseños fueron variados. Las acuñaciones de Suintila y de Khintila muestran un busto de
frente, con diferentes tipos de manto; las piezas de Égica utilizan en anverso un busto de perfil a derecha y en el reverso una cruz sobre tres peldaños; y, finalmente, las monedas de Égica y Witiza se
muestra en el anverso un cetro entre bustos enfrentatos y en el reverso un monograma cruciforme
con las letras V-N-T-A.
Las piezas acuñadas en Valencia por los cuatro monarcas mencionados fueron bastante escasas,
como en Sagunto, según se desprende de la reducida relación de monedas conocidas, una de Suintila, dos de Chintila y de Égica, y una del reinado conjunto de Égica y Witiza.
Las dos monedas que se conocen a nombre de Leovigildo, con leyenda VALENTA, se consideran
falsificaciones, una más antigua, del siglo XVII, y otra más reciente a partir del dibujo que de la primera publicó Heiss, en 1872.
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La moneda fue un objeto conocido en nuestras tierras con anterioridad a la llegada de los romanos y en determinadas zonas costeras existió una incipiente economía monetaria. Arse fue la primera
ciudad ibérica valenciana que acuñó moneda, a partir de la segunda mitad del siglo IV a.C.; a lo
largo del III a.C. emitió una variada serie de denominaciones, entre las que destacan los hemióbolos
de plata que atestiguan que una parte de los servicios estaban monetizados y que con ellas se podían hacer pagos de reducida cuantía. La sociedad ibérica de Arse había llegado a esta situación
como consecuencia de los contactos con navegantes y comerciantes griegos y feno-púnicos del Mediterráneo occidental, de quienes aprendieron el uso de la moneda. En estas emisiones, los diseños y
el concepto mismo de moneda proceden del ámbito cultural greco-helenístico; la propia moneda y
su calidad muestran el elevado grado de organización social, política y económica que había alcanzado esta ciudad en una época temprana.
Durante los últimos años de la Segunda Guerra Púnica se fechan unas nuevas emisiones de dracmas de plata y de divisores de bronce de Arse y las primeras acuñaciones de plata de la ciudad ibérica de Saitabi. Unas y otras han sido puestas en relación con la financiación de los esfuerzos de guerra romanos, aunque ambas fueron cuantitativamente modestas, por lo que tuvieron escasa
incidencia en la masa monetaria que circulaba en la época, dominada esencialmente por la moneda
emporitana, cartaginesa y, en menor medida, por la romana. A pesar del corto período de tiempo
que hacía que los romanos estaban en la península Ibérica, en las acuñaciones de Arse y de Saitabi, se
observan, no obstante, algunos préstamos iconográficos romanos que revelan la rápida penetración
de su influencia.
En el caso de Arse, con una producción monetaria ya enraizada en la sociedad, pocos elementos
iconográficos se pueden relacionar con la influencia romana, de ellos la proa de nave elegida para
los divisores de bronce resulta ser el más notorio. Por lo que respecta a Saitabi la influencia romana
parece más sobresaliente, debido a que en su emisión de monedas de plata (didracmas, dracmas y
hemidracmas) el tipo de reverso fue directamente tomado de las emisiones de oro romanas de los
años 211-208 a.C. Quizás también podríamos proponer como influencia romana la metrología de las
monedas de plata en ambas ciudades, pues el peso medio de sus dracmas es de ca. 3,32 g, resultando
ser tres cuartos del peso de un denario.
La presencia de los romanos en Hispania tuvo unas consecuencias importantes para el desarrollo
de las culturas nativas y coloniales, tanto griegas como fenicio-púnicas, en tanto que mediatizó su
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Dracma pesada de Arse (Sagunto, Valencia). Fines del
siglo III a.C.
Después de haber sido liberada la ciudad por los romanos, Arse acuñó dracmas de plata con un peso más elevado que las anteriores, probablemente para adecuarlas al
denario romano, del que resultan ser tres cuartas partes.
posterior desarrollo y provocó en la población cambios forzosos de orden jurídico. Si bien en los dos
primeros tercios del siglo II a.C. la influencia romana sobre la producción monetaria de las ciudades
ibéricas valencianas fue poco apreciable, posteriormente se producirá una tendencia hacia la incorporación de modelos iconográficos, conceptos ideológicos y escritura latina.
La mayor parte de la producción monetaria de las ciudades ibéricas valencianas se produjo, pues,
durante el dominio romano de las provincias Hispanas, lo cual supone algún grado de intervención
romana en la puesta en marcha y desarrollo de estas emisiones, en cuestiones relacionadas con la autorización de las mismas y quizás en una posible orientación a la hora de la elección de los diseños
en algunas ciudades. Conviene señalar que de las cinco ciudades de nuestro territorio que acuñaron
moneda en esta época (cuatro ibéricas y una romana) sólo dos (Arse-Saguntum y Saitabi) tuvieron una
producción destacable y prolongada, ya que el resto (Kili, Kelin y Valentia) se caracterizó por su menor volumen de emisión y por su intermitencia.
La única ciudad que acuñó durante los primeros años del siglo II a.C. fue Arse y en sus monedas no
refleja ninguna influencia iconográfica romana, ya que mantuvo los diseños anteriores, como el retrato
de Heracles, el toro con rostro humano o sin él, el pecten y el delfín. No obstante, es probable que la
ciudad adaptara el peso de sus monedas de plata al peso del denario romano, pues con un peso medio
de unos 2,60 g, las dracmas seguían siendo de nuevo tres cuartos de aquél. No debe extrañar este proceder, pues es lógico que se busque una homologación y fácil conversión de ambos tipos de monedas.
La economía de las ciudades ibéricas valencianas comenzó a monetizarse con una mayor intensidad a partir del siglo II a.C., entendemos que como una lógica evolución del contexto mediterráneo
en el que se encontraban inmersas, aunque es evidente que el dominio romano contribuyó a potenciar este desarrollo, pues fue una sociedad con un creciente e importante nivel de monetización, favorecido por la necesidad de financiación de su aparato militar y estatal. Como consecuencia de la
Didracma de Saitabi (Xàtiva, Valencia). Fines del siglo III a.C.
Saitabi fue la segunda ciudad ibérica valenciana que se incorporó a
la acuñación de moneda; en el diseño del reverso muestra una clara
influencia romana al copiar el
águila de las monedas de oro romanas de los años ca. 211-208 a.C.
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LA PRODUCCIÓN MONETARIA • PERE P. RIPOLLÈS
Unidad de bronce de Kelin (Los Villares, Caudete de las
Fuentes, Valencia).
Hacia mediados del siglo II a.C., la estratégica posición de la
ciudad en la vía de penetración hacia el interior desde la
costa hizo que desde una fecha temprana conociera y utilizara la moneda. Sólo acuñó una emisión que se difundió en
un ámbito muy local.
progresiva ampliación de los intercambios en el seno de la sociedad ibérica valenciana, además de
las emisiones de plata y de bronce de Arse, hacia mediados de siglo se produjo la reanudación de las
acuñaciones de la ciudad de Saitabi, esta vez sólo en bronce, y la incorporación de Kelin y Kili, ambas
también en bronce. Posteriormente, poco tiempo después de la fundación de la ciudad de Valentia,
ésta también acuñó sus emisiones, facilitando a sus ciudadanos los pequeños intercambios y contribuyendo a la difusión del hábito monetario.
Todas las ciudades ibéricas valencianas, hacia mediados del siglo II a.C., utilizaron en sus unidades
mayores de bronce unos diseños similares, en el anverso una cabeza masculina, desnuda o diademada,
y en el reverso un jinete con lanza o palma, los cuales con el tiempo se convertirán por su enorme difusión en los diseños característicos del mundo ibérico y celtibérico. La uniformidad de diseños se ha intentado explicar de diversas formas, como una imposición o una sugerencia de las autoridades romanas o como una influencia libremente asumida de los tipos adoptados por las ciudades más
importantes sobre los centros emisores de menor rango. Los divisores también utilizaron en la mayor
parte de los casos tipos que no se pueden poner en relación directa con el mundo iconográfico romano
Otra característica común de las emisiones ibéricas valencianas de mediados del siglo II a.C., compartida con muchas otras cecas de la Citerior, fue el sistema de peso que siguieron. El patrón de peso
de las unidades de bronce oscila entre los 13,23 g de Arse y los 9,40 g de Kelin. Las ligeras variaciones
de peso tienen una importancia relativa teniendo en cuenta que las emisiones de bronce estaban destinadas a circular en el ámbito local de la ciudad, por lo que lo único importante era la coherencia interna del sistema monetario. Sin embargo, a pesar de que la moneda de bronce tuvo un propósito y
una circulación local parece que existió una tendencia, libre o inducida por las autoridades romanas, a
uniformizar la producción monetaria de las diversas ciudades, con el propósito de hacerla compatible
entre sí, lo cual explicaría no sólo el uso de diseños similares sino también de los pesos.
Unidad de bronce de Kili. Hacia mediados
del siglo II a.C.
Sus acuñaciones siguen el modelo de las monedas de Saitabi y de Arse; esta circunstancia y la dispersión de sus hallazgos permiten
situarla en la zona de la Hoya de Buñol.
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
A partir del último tercio del siglo II a.C., coincidiendo con la reciente fundación de la ciudad romana de Valentia, comenzó a hacerse más visible la
influencia cultural romana sobre la producción de
las ciudades ibéricas valencianas. Esto se aprecia en
la producción monetaria de Arse en la adopción de
los diseños más habituales del repertorio iconográfico monetal romano para sus unidades mayores de
bronce, ya que para el anverso se eligió el retrato de
Roma de los denarios y para el reverso la proa de
nave que fue el reverso característico del bronce romano. Estas piezas se acuñaron con un peso medio
superior, unos 20-21 g, lo cual las hizo prácticamente canjeables con una paridad presumiblemente
similar a la moneda de bronce romana.
Unidad y media/as de bronce de Arse-Saguntum (Sagunto, VaLa fundación de la ciudad romana de Valentia,
lencia), acuñado en ca. 130-72 a.C. [Numag-CN 2/3/2001, 296].
en el año 138 a.C., debió tener una incidencia sobre
La elección de diseños netamente romanos y el uso del lalas ciudades y asentamientos indígenas del entín en la leyenda del anverso reflejan los cambios sociales
torno que es difícil de valorar, porque si bien es
y culturales que ya se habían producido en estos años en
la ciudad.
verdad que sus primeros pobladores fueron veteranos del ejército romano, de origen itálico, según
sugieren los nomina que conocemos a partir de las
leyendas monetales, no es menos cierto que Arse
era ya en esos momentos una ciudad muy desarrollada y con un denso bagaje cultural y económico.
La producción monetaria de Valentia fue la única
que puede conceptuarse como romana de entre la
que se realizó en nuestro territorio durante los siglos II - I a.C.; tomó sus diseños de la moneda romana de plata, la cabeza de Roma para el anverso
y un caduceo sobre un haz de rayos en el reverso.
Se trataba de diseños que formaban parte de su
acerbo cultural itálico, mediante los cuales pudieron manifestar su vinculación con diversos miembros la gens Fabia, bajo cuyas órdenes habían estado luchando en las guerras lusitanas antes de ser
desmovilizados y asentados en Valentia. La producción monetaria de Valentia no fue especialmente voluminosa, pues se sitúa por detrás de la
que efectuó Arse y de Saitabi, pero a buen seguro contribuyó de forma sustancial a la fluidez de los
intercambios cotidianos. Tres son las emisiones que se conocen, emitidas cada una de ellas por un
par distinto de magistrados, identificados como cuestores.
En Arse, a la influencia romana que se manifiesta en los diseños, pronto se sumó la aparición de
leyendas latinas en las que se mencionan a presuntos magistrados con onomástica romana. También
de capital importancia fue la indicación del nombre latino de la ciudad, Saguntum, porque ello atestigua un progreso en las instituciones por parte de la sociedad italo-romana que habitaba en el territorio de Arse. Con toda probabilidad, la población italo-romana allí asentada y los contactos con Italia propiciaron estos cambios.
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LA PRODUCCIÓN MONETARIA • PERE P. RIPOLLÈS
Cuarto de bronce de Arse-Saguntum (Sagunto,
Valencia), acuñado por MA y MB, en ca. 7240/30 a.C. [Museo de Prehistoria de Valencia].
Divisores como éste, con valor de un cuarto
y con los mismos diseños en anverso y reverso, fueron muy acuñados a lo largo de los
siglos II y I a.C. y significaron la popularización del uso de la moneda. Su romanización
se manifiesta en la aparición de magistrados
con onomástica romana.
Unidad de bronce bilingüe de SAETABI-saiti (Xàtiva, Valencia). Mediados del siglo I a.C.
Las emisiones bilingües suponen un claro testimonio del
progreso de la latinización de la sociedad ibérica, aunque el
mantenimiento de los diseños habituales muestra todavía
el importante peso de sus tradiciones culturales.
As de Valentia (Valencia). Fines del siglo II o inicios del I a.C. [Estocolmo, Royal Coin Cabinet].
La producción monetaria de Valentia fue la
única del territorio valenciano que puede
conceptuarse como romana durante los siglos II-I a.C.; tomó sus diseños de los denarios
romanos acuñados por Q. Fabius Maximus.
A mediados del siglo I a.C. la producción monetaria de las ciudades valencianas se romanizó todavía más, dentro de una lenta pero imparable evolución hacia la adopción de modos de vida romano. Arse-Saguntum continuó siendo la ciudad indígena valenciana que más estaba asimilando los
usos y costumbres romanos, pues fueron precisamente las monedas las que, a mediados del siglo I a.C.,
publicitaron la obtención del estatuto jurídico de colonia latina y documentan la edilidad como una
magistratura de gobierno de la ciudad; se cerró con ello más de siglo y medio en el que Arse-Saguntum ostentó el estatuto jurídico de ciudad federada.
La romanización progresó de forma más lenta en el resto de ciudades ibéricas. En las dos que todavía acuñaban moneda, Saitabi y Kili, la influencia romana en sus emisiones se manifestó hacia mediados del siglo I a.C., pero sólo en la latinización de sus topónimos, pues los diseños de anverso y
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
Unidad de bronce bilingüe de GILI-kili. Mediados del siglo I a.C. [Museo de Prehistoria
de Valencia]
Esta emisión comparte muchas características con las monedas bilingües de Saetabi,
lo cual denota una proximidad geográfica
y un similar progreso de la latinización.
reverso se mantuvieron inmutables. Fue entonces cuando en Saitabi se acuñó una emisión con la leyenda latina SAETABI en anverso y la ibérica saiti en reverso; la misma estructura de acuñación presenta Kili, con la leyenda latina GILI en anverso y la ibérica kili en reverso.
Durante los últimos años del período republicano, la desaparición de los rasgos de identidad de
las ciudades indígenas y el cese de la emisión de Saitabi y de Kili coincidió con importantes transformaciones en el estatuto jurídico de algunas ciudades. De todas ellas, sólo dos acuñaron durante la
época imperial, Saguntum e Ilici. Las diferencias entre ambas fueron importantes, por lo menos al
principio, ya que mientras Saguntum tardó en adaptarse al modelo iconográfico de la moneda provincial (hasta el reinado de Tiberio no utilizó el retrato del emperador), en Ilici las acuñaciones se
ajustaron desde el inicio al modelo de acuñación romano.
La sociedad de Saguntum, después de un corto período en el que ostentó el estatuto de colonia,
durante el reinado de Augusto obtuvo el de municipio que mantendrá a lo largo de toda la época
imperial. Durante el reinado de este emperador emitió unas pocas emisiones que no habían sido
atribuidas a esta época debido a la ausencia del retrato imperial. Con toda seguridad pertenecen al
reinado de este emperador las acuñaciones a nombre de los magistrados L. Sempronius Vetto y
L. Fabius Post. en las que se menciona explícitamente la condición de municipio. Las características
políticas y sociales de la ciudad en ningún momento alentaron la posibilidad de realizar cambios en
los tradicionales diseños de sus monedas, por lo que no se adoptó el modelo de acuñación provincial, consistente en el uso del retrato del emperador en el anverso, rodeado con una leyenda que lo
identifica, y en el reverso una figura con un significado local, acompañada del nombre de la ciudad
emisora y, en muchas ocasiones, del tipo de estatuto jurídico que tenía.
Durante la época de Augusto se acuñó en Saguntum una rara emisión en la que en anverso se
muestra a Neptuno y en reverso a una Victoria sobre una proa de nave, acompañada de la leyenda
Π ΠΟΛ, para la que nosotros proponemos su desarrollo como ΣΑΓ[ΟΥΝΤΟΝ] ΠΟΛ[IC]. La mayor parte de los
hallazgos esporádicos conocidos de estas monedas se localizan en el territorio de Saguntum, lo cual,
unido a que los diseños del reverso son una variación de los que se habían estado utilizando hasta
ahora y a la verosimilitud del desarrollo de la leyenda, nos ha llevado a proponer su origen saguntino
a pesar de que la leyenda sea griega, pues una de las características de la población de Arse-Saguntum
fue su diversidad y heterogeneidad, propias de una ciudad comercial y abierta al Mediterráneo.
Las emisiones de Saguntum del reinado de Augusto no mencionaron el tipo de magistratura que
desempeñaron las personas que figuran en ellas; sin embargo, las emisiones posteriores sí que lo hicieron y sugiere que con el cambio de estatuto jurídico de colonia a municipio también se modificaron las magistraturas de gobierno de la ciudad o por lo menos las que se ocuparon de la fabricación
de la moneda. Mientras Saguntum fue una colonia las emisiones monetarias fueron controladas por
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LA PRODUCCIÓN MONETARIA • PERE P. RIPOLLÈS
los ediles, sin embargo, en las emisiones realizadas durante el reinado del emperador Tiberio el control lo detentaron los duunviros y en una pequeña porción los ediles, dando la impresión que el
duunvirato fue una magistratura más importante que el edilato. En consecuencia, todo parece indicar que con el cambio de estatuto jurídico de la ciudad también se cambió el tipo de magistraturas
de gobierno, aun cuando las funciones pudieran ser sustancialmente las mismas.
Durante el reinado de Tiberio, Saguntum sólo acuñó una emisión de moneda, que fue controlada
esencialmente por los duunviros, a cuyo nombre se conocen dupondios (?), ases y semis. Fue una
emisión importante desde el punto de vista del volumen de monedas emitidas y se adaptó de forma
canónica al modelo de moneda de época imperial, ya que el anverso que había estado siempre ocupado por una divinidad protectora de la ciudad, normalmente una figura femenina galeada, ahora
muestra al emperador Tiberio, convertido en el nuevo protector. En el reverso mantuvo su atracción
por los diseños de carácter marino, pues para los dupondios (?) continuó representando una proa de
nave, pero en este caso más compacta para permitir la existencia de una leyenda circular, y para los
ases y semis se eligió una nave de guerra tomada del modelo que se utilizó en los denarios romanos
acuñados por M. Antonio en los años 32-31 a.C.
Una característica habitual de los ases de Tiberio es la elevada cantidad que se contramarcaron. Tres
son los punzones que más se atestiguan sobre estas piezas, MS, CR y DD; de ellos el que más destaca numéricamente es DD, ya que lo encontramos aplicado sobre un 83 % de las monedas que se han conservado. Estas contramarcas proporcionaban una información complementaria y, aunque de algunas podemos saber el desarrollo de las abreviaturas, se desconoce la razón y el propósito que tuvieron.
La segunda ciudad localizada en el territorio valenciano que acuñó moneda en los últimos decenios
del siglo I a.C. y en los inicios del período imperial fue Ilici. Con anterioridad a su transformación en una
colonia, Ilici fue una importante ciudad ibérica que curiosamente nunca dispuso de moneda propia,
aunque los hallazgos en la ciudad y en su territorio atestiguan que fue ampliamente utilizada.
A partir de la década de los años cuarenta, cuando Ilici ya había obtenido el rango de colonia, acuñó
una emisión de semis, a nombre de los duunviros C. Salvius y Q. Terentius Montanus, que muestra en el
anverso un simpulum y en el reverso unas manos apalmadas. Poco después puso en circulación otras dos
a nombre del emperador Augusto; con ellas Ilici siguió el modelo de acuñación provincial romana con el
retrato del emperador en el anverso, mientras que en el reverso mostró en una de ellas un águila y un vexillum entre dos insignias, en clara alusión al origen militar de los colonos allí asentados, y en la otra un
templo de estructura netamente romana. Las tres primeras emisiones se caracterizan por estar formadas
sólo por semis, lo cual denota la intención de cubrir sólo las necesidades de moneda fraccionaria para pagos de escaso nivel. Los duunviros fueron los magistrados encargados del control de su acuñación.
As del municipio Saguntum (Sagunto, Valencia). 14-37 d.C.
Después del reinado del emperador Tiberio
el municipio romano de Saguntum no volvió a emitir moneda; desde ese momento
toda la moneda nueva utilizada en la ciudad procedió de la producción que se llevó
a cabo en ciudades provinciales y talleres
imperiales.
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ROMANOS Y VISIGODOS EN TIERRAS VALENCIANAS
▲
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As de bronce de la colonia Saguntum (Sagunto, Valencia). Hacia mediados del siglo I a.C.
La datación de ésta y de otras piezas que mencionan a los aed(iles)
col(oniae) en la leyenda del anverso
permiten conocer que Arse-Saguntum obtuvo el estatuto jurídico de
colonia latina hacia mediados del
siglo I a.C.
▲
Semis de la colonia Ilici (Elx, Alicante). Reinado del emperador Augusto (27 a.C.-14 d.C.). [SIAM].
Ilici y Saguntum fueron las únicas
ciudades valencianas que acuñaron monedas en época imperial.
Las primeras emisiones de esta colonia se caracterizaron por estar
formadas sólo por semis, lo cual
denota la intención de utilizarlas
para cubrir las necesidades de moneda fraccionaria para pagos de
escasa cuantía.
A lo largo del reinado de Tiberio, Ilici realizó tres emisiones que pusieron en circulación un volumen de monedas netamente superior al que se había acuñado previamente. Ahora, además de semis
también se acuñaron ases de cobre, denotando la necesidad de moneda con un mayor poder adquisitivo, debido no sólo a la expansión de la economía monetizada, sino también a una presumible elevación de los precios. Los diseños continuaron remitiendo de forma directa al mundo cultural romano, al mostrar en los reversos enseñas militares, altares y dos personas togadas dándose la mano.
Después del reinado del emperador Tiberio ninguna ciudad romana localizada en el territorio valenciano emitió moneda, a pesar de que con Calígula ocho ciudades hispanas lo hicieron. De este
modo, después de ca. 37 y a lo largo de toda la época imperial la moneda nueva utilizada en el territorio valenciano procedió en su totalidad del exterior; en la época de los visigodos se volvieron a retomar las acuñaciones, pero sólo en dos ciudades, Valencia y Sagunto.
En los primeros tiempos del reinado de los visigodos el territorio valenciano estuvo dividido entre los visigodos y los bizantinos; los primeros dominaron la parte norte y los segundos la sur; la delimitación de ambas áreas es confusa, aunque la zona fronteriza debió estar por debajo de Valencia y
por encima de Cullera. Desde el año 624 Suintila anuló definitivamente el dominio bizantino en las
tierras valencianas, quedando a partir de entonces incorporado en su totalidad al reino visigodo.
Poco se puede decir sobre el dominio bizantino de las ciudades valencianas, salvo que parece que
fue superficial y efímero.
En el territorio valenciano sólo dos ciudades visigodas, Sagunto y Valentia, acuñaron moneda, a
pesar de que se tiene constancia de la existencia de obispados en Valencia, Xàtiva, Dénia, Elda y Elx.
Sus acuñaciones fueron poco importantes como se deduce de la rareza de las piezas conservadas y
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hasta hace muy poco tiempo se tenía la impresión de que la producción de ambas ciudades pudo ser
alternativa, ya que no se conocían emisiones de un mismo monarca en cada una de ellas; sin embargo, un triente inédito, acuñado por Égica y Witiza en Sagunto, dado a conocer recientemente, sugiere que se trata de ciudades que acuñaron de forma paralela y revela la importancia de Sagunto
como ciudad a pesar de no ser sede episcopal y de la escasez de datos sobre su historia en esos años.
La moneda que acuñaron estas ciudades fue el triente de oro, que correspondía a un 1/3 del solidus aureus acuñado por Constantino, con un peso teórico de 1/72 monedas por libra romana, unos
1,516 g, aunque los pesos reales están por debajo. Los trientes, por ser de oro y por el reducido volumen de acuñación, tuvieron un elevado valor como lo demuestra el que con tres piezas una persona
de nivel medio podía cubrir las necesidades alimenticias durante todo un año.
Las emisiones visigodas de la antigua ciudad de Sagunto se realizaron a nombre de tres monarcas: Gundemaro (609-612) (✠ GVNDEMARVS REX), Sisebuto (612-621) (✠ SISEBVTVS REX) y Égica y Witiza
(698-702) (✠ [I ]INM. N EGICA REX y ✠ VVITIZA REGES).
El diseño monetal es el mismo en las acuñaciones de los dos primeros y en ambas caras: el busto
del monarca de frente, con fíbula en el hombro izquierdo. El nombre de la ciudad aparece en el reverso de las acuñaciones de ambos monarcas con la forma SAC.VNTO IVSTV, que Miles consideraba
que ya sería la forma aceptada de su topónimo, aunque corresponda al ablativo de Saguntum.
Para las acuñaciones de Gundemaro y Sisebuto, y para las de Suintila de Valencia, se ha propuesto un origen militar, para financiar las tropas que se encontraban en esta zona defendiéndola de
los bizantinos, a los cuales Suintila consiguió expulsar definitivamente.
La última ocasión en la que Sagunto acuñó moneda fue durante el reinado conjunto de Égica y
Witiza. Los diseños varían sustancialmente y también la forma como se menciona a la ciudad. En el
anverso se muestran dos bustos enfrentados, con una cruz entre ellos, mientras que en el reverso se
representa un monograma cruciforme con las letras S-C-V-N-T-O, con la V intercalada.
El número de monedas que se conservan de la producción llevada a cabo por estos tres monarcas
es muy escaso, ya que del primero sólo se conoce una pieza, del segundo dos y del tercero una. De
momento es difícil valorar esta rareza por ser el oro un metal que ha sido muy reciclado a lo largo de
toda la historia, pero sugiere que el volumen de monedas que la ceca de Sagunto puso en circulación
fue escaso.
Por lo que se refiere a la ciudad de Valentia, ésta fue ocupada por los visigodos durante el reinado
de Eurico (466-484), ya que se sabe que en el año 506 había llegado a dominar Tortosa. En años pos-
Triente de Suintila (621-631), acuñado en Valentia (Valencia). [Universitat de València].
Las emisiones visigodas en las
ciudades valencianas, tanto las de
Valentia como las de Sagunto, fueron de escaso volumen según se
deduce de la rareza de los ejemplares conservados. La moneda
acuñada fue el triente de oro, que
correspondía a un 1/3 del solidus
aureus constantiniano, con un peso
teórico de 1/72 monedas por libra
romana, unos 1,516 g. aproximadamente.
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teriores acuñó trientes de oro durante los reinados de Suintila (621-631), Chintila (636-639), Égica
687-702) y de Égica y Witiza (698-702). Los epítetos que se atribuyen a la ciudad son los de IVSTV en
las emisiones de Suintila y de P(I)VS en las de Chintila y Égica.
Los diseños fueron variados. Las acuñaciones de Suintila y de Khintila muestran un busto de
frente, con diferentes tipos de manto; las piezas de Égica utilizan en anverso un busto de perfil a derecha y en el reverso una cruz sobre tres peldaños; y, finalmente, las monedas de Égica y Witiza se
muestra en el anverso un cetro entre bustos enfrentatos y en el reverso un monograma cruciforme
con las letras V-N-T-A.
Las piezas acuñadas en Valencia por los cuatro monarcas mencionados fueron bastante escasas,
como en Sagunto, según se desprende de la reducida relación de monedas conocidas, una de Suintila, dos de Chintila y de Égica, y una del reinado conjunto de Égica y Witiza.
Las dos monedas que se conocen a nombre de Leovigildo, con leyenda VALENTA, se consideran
falsificaciones, una más antigua, del siglo XVII, y otra más reciente a partir del dibujo que de la primera publicó Heiss, en 1872.
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